EL PAíS › UN DESFILE MILITAR Y OTRO FEDERAL EN EL SEGUNDO DIA
Participaron representantes de países latinoamericanos. Fueron aplaudidos los ex combatientes de Malvinas. El acto de las provincias incluyó coloridas comparsas, murgas y un celebrado desfile de carrozas.
Una multitud se concentró ayer en la avenida 9 de Julio para el segundo día de festejos del Paseo del Bicentenario, en una colorida jornada en la que se destacaron un desfile militar que conmemoró los doscientos años de la Revolución de Mayo y una exhibición federal con comparsas y murgas provinciales. Con banderas, escarapelas y toneladas de merchandising celeste y blanco, los asistentes se apretaron contra las vallas esperando el inicio del evento. “Es un día gris, como hace doscientos años, pero con el mismo fervor patriótico”, destacó el locutor. El cielo plomizo prometía un inminente chaparrón, lo que obligó a suspender la exhibición de aviones de combate de la Fuerza Aérea.
“No es un acto del Gobierno, sino que nos compromete y nos comprende a todos. Es un acto de todos los argentinos”, destacó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, antes de subir al palco oficial desde donde encabezó la conmemoración militar como máxima autoridad oficial.
Pasadas las doce del mediodía, las bandas militares comenzaron a tocar la “Marcha de San Lorenzo”, convocando a miles de personas –principalmente familias–, que disfrutaban del Paseo en torno a la avenida.
El comandante operacional de las Fuerzas Armadas, el general de división Daniel Camponovo, recibió a las 13.15 la orden de inicio de boca de Aníbal Fernández. Hubo algunos silbidos, pero cesaron pronto por pedido de los mismos asistentes. “Hoy no, che, hoy no”, pidió un hombre del público. Sonó el Himno Nacional y la novísima marcha “Bicentenario” –presentada hace algunas semanas en San Miguel– dio comienzo al desfile, que abrió con el avance de cinco vehículos “gaucho” con los comandantes castrenses desde la avenida Belgrano hasta Diagonal Norte.
Detrás de él aparecieron los representantes de los “países amigos”, encabezadas por la variopinta delegación brasileña. Las unidades latinoamericanas siguieron con los representantes de Uruguay, Bolivia, Ecuador y Venezuela. El anuncio de esta última agrupación por su nombre oficial –República Bolivariana de Venezuela– fue celebrada con júbilo por uno de los asistentes, que gritó a viva voz: “¡Aguante! ¡Abajo los yanquis, carajo!”. Las personas que lo rodeaban lo miraron de reojo, algunas señoras lo chistaron. La anécdota fue un anticipo de las batallas ideológicas que se darían entre los presentes por inclinar hacia uno u otro lado el sentido del festejo.
Los aplausos fueron en ascenso con la aparición de las unidades argentinas. Primero fue el turno de la Fuerza Aérea, que puso a quinientos integrantes sobre la avenida. Entre ellos se encontraba la delegación de Casos Azules, que lideró las misiones de paz que el país envío a Haití y que el público se esforzó por fotografiar con cámaras y celulares. También fue recibida con entusiasmo y curiosidad la División de Asuntos Antárticos, cuyos miembros portaban esquíes y enormes mochilas rojas.
Los ochocientos representantes de la Armada comenzaron su recorrido justo cuando comenzaban a caer algunas gotas sobre el centro porteño. Algunos de los organizadores cruzaron miradas, temiendo una tormenta que finalmente no ocurrió, mientras el aplausómetro picaba en punta con la mención de Alvaro Manuel Gonzalez Lonzieme, tripulante del crucero General Belgrano hundido en 1982. En la misma sintonía, un grupo de veteranos de guerra protagonizó el momento más destacado del pasaje, cuando surgieron entre los regimientos y desplegaron frente al palco una gran bandera argentina que leía: “Gloria a los 649 héroes de Malvinas”. Uno de ellos tenía el puño en alto. Otro alzó su mano para hacer la V de la victoria.
El Ejército fue la última de las tres fuerzas en pasar. Buena parte de sus 3500 representantes –incluyendo los batallones de Granaderos y miembros del legendario Regimiento de Patricios– avanzaron sobre la ruta del desfile portando uniformes históricos. El mayor colorido lo aportó la Fanfarria Alto Perú, la banda musical de los Granaderos a Caballo, que provocó sonrisas y comentarios entre los más pequeños.
Luego fue el turno de los efectivos de Gendarmería y de la Policía Federal, cuya presencia harto conocida no cargaba con el mismo espíritu de novedad para los presentes. Varias personas se despegaron de la multitud y fueron a chusmear algunos de los productos regionales que se ofrecían en los locales de gastronomía emplazados sobre la 9 de Julio. La atención del público volvió al recorrido cuando apareció allí otro grupo de veteranos de Malvinas –algunos de uniforme, otros de civil, acompañados por sus familias– portando una bandera de la Mesa Federal. El grupo de ex combatientes fue despedido con un aplauso cerrado.
En los últimos días circularon versiones que daban por sentada la presencia de la presidenta Cristina Kirchner, pero desde la Casa Rosada aseguraron que su participación nunca estuvo prevista. De acuerdo con fuentes de la Presidencia, las únicas apariciones oficiales de la jefa de Estado eran la inauguración del Paseo y el cierre de los festejos el próximo martes.
El final del desfile castrense marcó la desconcentración de público y de funcionarios, que había incluido a buena parte del gabinete. Además de la ministra de Defensa, Nilda Garré, acompañaron a Fernández los ministros del Interior, Florencio Randazzo; de Trabajo, Carlos Tomada; de Salud, Juan Manzur; de Industria, Débora Giorgi y de Justicia, Julio Alak. En la platea de honor también estaban la directora del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Por fuera del círculo oficial estuvieron el gobernador de Mendoza, Celso Jaque, y la diputada de la Coalición Cívica Patricia Bullrich.
El cielo seguía nublado cuando las distintas delegaciones provinciales comenzaron una exhibición federal que repetía el recorrido del evento anterior. El acto incluyó coloridas comparsas, murgas y un celebrado desfile de carrozas de todas las provincias, que culminó cerca de las seis de la tarde con el despliegue una bandera gigante a lo largo de la 9 de Julio. “¡Parece carnaval!”, exclamó una mujer de unos cuarenta años, que se pasó un buen rato intentando fotografiar a su hijo junto a un granadero. La fiesta continuará hoy a las 14 con el Desfile de la Integración, presidido por el canciller Jorge Taiana, que contará con 4000 integrantes de ochenta colectividades de todo el país.
Informe: Federico Poore
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