EL PAíS › DIPUTADOS DEBATíA ANOCHE TRES DICTáMENES SOBRE EL PRESUPUESTO 2011
El oficialismo y sus aliados intentaban atar los votos para aprobar la previsión de recursos elaborada por Economía. El núcleo duro del Grupo A defendía su propio dictamen, mientras Proyecto Sur seguía con el suyo.
› Por Miguel Jorquera
El futuro del Presupuesto estimado por el Gobierno para 2011 era incierto al cierre de esta edición. Diez horas de debate en la Cámara de Diputados y más de setenta oradores no alcanzaron para modificar posturas. Ninguno de los tres proyectos en discusión –el del Ejecutivo, del Grupo A y el de Proyecto Sur– parecía conseguir más votos a favor que los que cosecharía en contra. El bloque de centroizquierda propuso un cuarto intermedio de una semana en busca de un acuerdo, pero el oficialismo lo rechazó para jugarse a suerte y verdad. De no prosperar un acuerdo, el Gobierno se quedaría sin Presupuesto propio en el último año del mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Pasada la medianoche nadie podía aventurar un resultado.
El presidente de la Comisión de Presupuesto, Gustavo Marconato, fue el encargado de abrir el debate y de respaldar la propuesta del Ejecutivo. “Argentina se prepara para su noveno año de crecimiento consecutivo, una situación que no se daba desde la década 19641974”, arrancó Marconato antes de poner en cifras el crecimiento, comparándolas con las que dejó la crisis de diciembre de 2001.
El Ejecutivo estima un crecimiento del PBI del 4,3 por ciento, una inflación del 8,9 y un dólar a 4,10 pesos para 2011. “También 37 mil millones de pesos destinados a 7400 obras, entre las cuales hay 1200 kilómetros de autovías, autopistas y mejoramientos de rutas, 230 planes de vivienda y el 61 por ciento destinado al gasto social. Además de 7509 millones de dólares, desendeudamiento externo con utilización de reservas”, insistió Marconato. Luego apeló “a la responsabilidad de la oposición” y a “sostener la política sobre la economía”.
El diputado de la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay defendió el dictamen de minoría que aglutinó a casi todo el Grupo A. Al mismo tiempo que el lilito destacaba en el recinto el “diálogo y el consenso, inédito desde el retorno de la democracia”, que habían logrado 23 diputados de ocho bloques parlamentarios opositores, su jefa política, Elisa Carrió, acusaba en el Salón de los Pasos Perdidos a toda la oposición de “pactar con el oficialismo” (ver aparte). La acusación de Lilita recibió réplicas de sus ex socios políticos y legislativos pero puso en guardia a todos los opositores.
La elaboración del programa de Gobierno “es una responsabilidad que no le corresponde a la oposición. El Ejecutivo gobierna, la oposición controla”, sostuvo Prat Gay. Pero a renglón seguido planteó que el proyecto opositor es un cálculo de ingresos y egresos para el año próximo “sin mentiras, sin financiamiento inflacionario, ni la mentira del Indec, los superpoderes y la postergación de los jubilados”, que a su juicio contiene el proyecto oficial.
El dictamen que rubricaron la UCR, PJ disidente, CC, PRO, GEN y el Frente Cívico de Córdoba afirma que el Gobierno hace una “subestimación de recursos que calculamos en 412 mil millones de pesos”. En cambio estiman un crecimiento del PBI para 2011 de un 6 por ciento y una inflación que trepa al 25, por encima de los pronósticos del Ejecutivo. Además de bloquear el uso de reservas para pagar deuda externa.
El hasta ayer jefe del bloque radical, Oscar Aguad, elogió la “solvencia” de Prat Gay para explicar la propuesta opositora, cargar contra el oficialismo y responderle a Carrió que puso bajo sospecha a los diputados de la UCR; que en medio del debate por el presupuesto disputaban su propia interna por las nuevas autoridades del bloque (ver aparte).
“El presupuesto del Gobierno es una falacia. El ‘experto’ en economía, el ministro (Amado) Boudou firmó el año pasado un presupuesto donde calculó un 8 por ciento la inflación. La inflación está llegando al 30 por ciento ese año. O Boudou es un inexperto para ser ministro o falaz las cosas que firma porque no quiero utilizar otro calificativo o nos está tomando el pelo a todos”, atacó Aguad.
“Si el presupuesto tiene superpoderes, gastos discrecionales, si además hay posibilidad de futuros vetos y DNU, el que no quiere presupuesto es el Gobierno. El Gobierno quiere gastar los recursos como quiera. Eso forma parte del modelo entre comillas que se quiere profundizar en el país”, agregó Aguad antes de contestarle a Carrió: “Hablo en nombre del radicalismo que seguirá siendo oposición, que no claudica y que representa a los millones de argentinos que nos han puesto en estas bancas”.
El PJ disidente se alineó con sus aliados del Grupo A.
Aunque el Bloque Peronista que conduce Graciela Camaño, planteó a través del salteño Marcelo López Arias la única disidencia parcial con el dictamen opositor: están a favor del uso de reserva para pagar deuda “si se autorizada por ley y tiene efecto monetario neutro”.
Desde el GEN también le respondieron a Carrió: “Estamos acá para defender el dictamen de la minoría, con el que tenemos disidencias parciales y vamos a estar sentados acá a la hora de votar porque el proyecto oficialista nos da miedo. Las mismas que decían que hay que sacarle la dieta a los legisladores que no dieran quórum, después de un silencio decidido, dice ahora que la oposición juega con el oficialismo porque dio quórum para sesionar”, marcó Horacio Alcuaz, sin nombrar a Lilita.
La sesión empezó 25 minutos después de lo pactado con 140 legisladores presentes. Se sentaron en sus bancas los diputados del Frente para la Victoria y sus aliados más cercanos, los radicales, el GEN, el socialismo y el bloque peronista. Solo retacearon su presencia la CC, Proyecto Sur y el Peronismo Federal, que esperaban detrás de los cortinados para bajar al recinto.
“En el proyecto oficial tampoco se prioriza saldar la profunda deuda social que tenemos con los sectores más vulnerables, disponiéndose en mayor proporción partidas para el pago de deuda con los acreedores externos que con los sectores mas relegados de nuestro país”, marcó la socialista Mónica Fein. El PS anunció que votaría en contra del cálculo del Ejecutivo pero especulaba con sumarse a la propuesta opositora, que no avaló, si le concedían algunas de sus propuestas.
El tercer dictamen en discordia fue el que rubricaron los once diputados del interbloque que conduce Fernando “Pino” Solanas. “Sostuvimos que lo más conveniente era convocar a una mesa de trabajo consensuado, porque puede ocurrir que no haya número para aprobar ninguno de los dictámenes. Si no hay acuerdo, no hay ningún presupuesto, una macana. Un presupuesto aprobado en general y modificado en particular termina siendo un aquelarre irresponsable”, dijo Claudio Lozano antes de defender su propuesta.
Lozano afirmó que el proyecto oficial es una “verdadera tomadura de pelo” y que “tiene 35.400 millones de pesos de subestimación de recursos y 43.000 de subestimación de gastos. No contempla aumentos salariales para la administración pública ni pauta de movilidad jubilatoria ni para la Asignación Universal por Hijo”.
Los diputados de Solanas les propusieron a oficialistas y opositores un cuarto intermedio de una semana “en busca de un proyecto consensuado”. El Grupo A aceptó el convite pero antes se proponía derrotar al oficialismo en el recinto. El bloque K rechazó la alternativa e insistió en jugarse a suerte o verdad, aun sabiendo que no le alcanzaría con el apoyo de Nuevo Encuentro –que pidió acotar la reasignación de partidas a solo el 5 por ciento del presupuesto– el Frente Cívico santiagueño, el MPN, y los díscolos peronistas pampeanos y cordobeses. El final era incierto y hasta avanzada la noche la sensación generalizada era que el Gobierno se quedaría sin Presupuesto propio ni modificado. Un escenario donde nadie podría exhibir un triunfo.
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