EL PAíS › EL DEPARTAMENTO DE ESTADO CONSULTó A LA EMBAJADA POR LA POSIBILIDAD DE ACCIONES MILITARES
Varios cables revelados ayer mostraron los temores norteamericanos de que pudiera escalar el conflicto con el Reino Unido, a partir de la exploración petrolífera. Argumentos de Lorenzino y de Taiana.
Estados Unidos se preocupó a principios de año por la posibilidad de que empresas norteamericanas sufran sanciones por el endurecimiento de la política argentina respecto de las firmas que exploren o colaboren en la exploración de hidrocarburos en la cuenca de las islas Malvinas autorizada en forma unilateral por el Reino Unido. El Departamento de Estado llegó a requerir opinión a sus funcionarios aquí sobre las chances de que el gobierno argentino u oficiales militares planeen acciones “solos o en acuerdo con aliados regionales como Venezuela”. Desde la embajada, le respondieron que la estrategia del Gobierno por Malvinas pasaba por endurecer el lenguaje, reclamar en los foros internacionales y escribir cartas de protesta, eventualmente aplicando sanciones económicas. Agregaba que los militares argentinos estaban “mal preparados” para iniciar una acción de ese tipo.
La información apareció ayer en el diario español El País, junto con los cables obtenidos por Wikileaks. El 29 de enero pasado, Elissa Pitterle, la directora de INR/OPS –la oficina de Inteligencia del Departamento de Estado que encabeza Hillary Clinton–, emitió un cable clasificado como “secreto” en el que solicitaba información a propósito de las nuevas prospecciones en el archipiélago. Recordaba que la firma británica Desire Petroleum había anunciado que contrataría a una empresa norteamericana para que le provea de la perforadora con la que pensaba buscar petróleo en la cuenca de Malvinas.
En el cable, sostienen que “los analistas” están interesados en medir la potencial respuesta argentina. Hasta llega a interrogar si es posible que el Gobierno lo vea como una oportunidad de afirmar sus reclamos sobre las islas y “use una posición belicosa como una forma de distraer al populacho argentino de los problemas económicos”. El resto del cable interroga sobre la posibilidad de una escalada que derive en un nuevo enfrentamiento bélico con el Reino Unido.
El País recuerda que los analistas de la Secretaría de Estado a los que hace referencia el cable monitorean desde hace años los trabajos de exploración petrolífera en la zona de las Malvinas. Eso, pese a que según otro cable de la embajada norteamericana en Londres de febrero pasado, en opinión del presidente de Exxon Mobil Internacional, Brad Corson, en la plataforma continental del archipiélago no hay suficiente cantidad de petróleo como para hacer rentable su extracción.
Desde Buenos Aires le respondieron con un cable “confidencial” que lleva la firma de la embajadora Vilma Martínez, también en febrero de 2010, avisando que el 247279 sería el primero de una serie de documentos que se emitirían con el objetivo de analizar la reacción argentina a la exploración de hidrocarburos. El mensaje se envía con copia a la embajada en Londres. Una curiosidad: los cables de Wa-shington hablan de las “Falkland islands” mientras que la representación en Buenos Aires utiliza la más política doble denominación “Falkland/Malvinas islands”.
Martínez recuerda que por una resolución de 2007 Argentina advirtió que le quitará permiso para trabajar en su territorio a cualquier firma que opere sin su autorización en las Malvinas. Aunque dice que los diplomáticos británicos no descartan una respuesta “irracional” del gobierno argentino, aclara que no hay empresas norteamericanas que parezcan estar considerando instalarse en las Malvinas.
Por otro lado, aclara que a través de la prensa el gobierno argentino informó de tres cursos de acción para las empresas que operen en las islas. Que en el caso que no sean británicas lo que se haría sería enviar una nota de protesta al gobierno correspondiente consignando las actividades ilegales y la posbilidad de sanciones. Por lo tanto, explica, el Departamento de Estado podría recibir una nota de esta tercera categoría debido a que la firma norteamericana Diamond Drilling tiene una perforadora en camino a las islas, alquilada por petroleras británicas.
Otro cable confidencial del 17 de febrero da cuenta del decreto de la presidenta Cristina Kirchner disponiendo que los barcos que atraviesen aguas argentinas hacia las islas deben obtener permiso del gobierno. Sostiene que no está claro qué puede suceder con compañías americanas como los cruceros Southern Cone y Antartica, que incluyen una parada en las islas en sus tours turísticos.
El cable, que también firma Vilma Martínez, da cuenta de un diálogo con la embajadora británica Shan Morgan, que le explica que su estrategia es “guardar silencio y ser paciente” con la esperanza de que la situación se calme. Morgan también sostiene su convicción de la legalidad de la exploración petrolífera y señala su creencia de que “los Kirchner avivan las llamas en un esfuerzo de sumar puntos en la política doméstica”.
Otro funcionario de la representación británica, Simon Thomas, se muestra sorprendido de que el gobierno de Estados Unidos no hubiera recibido una protesta como la que le enviaron al Foreign Office, debido al trabajo de la plataforma off shore de Diamond Drilling.
Allí aparece una preocupación por la situación del Barclays Bank, debido a un artículo de la prensa argentina que daba cuenta de su participación en la sociedad dueña de Desire Petroleum.
La respuesta llegó en otro cable confidencial fechado el 2 de febrero, en el que relata un encuentro con el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino. En verdad, la reunión era para que brindara detalles sobre la propuesta argentina para el canje de deuda. En el encuentro, consultan a Lorenzino sobre la posición de Barclays, que formaría parte de la operatoria del canje pero que supuestamente está en peligro por su participación en Desire Petroleum. “Lorenzino respondió que la posición de Barclays era segura”, sostiene el cable. El funcionario argentino explicó que en verdad el banco sólo era el dueño de un fondo que maneja fondos de un tercero que a su vez es accionista de la compañía”.
El primer cable de la Secretaría de Estado en el que pide informes arranca con un racconto de las novedades de meses anteriores en Malvinas, que inicia en abril de 2009 con el reclamo que Argentina presenta en la comisión de límites de plataforma continental en las Naciones Unidas, en el que incluye la zona de las islas Malvinas.
A propósito de esa novedad, hay un cable, también revelado ayer, que da cuenta del diálogo mantenido por el embajador norteamericano Earl Anthony Wayne cuando dejó el cargo y se reunió para despedirse del canciller Jorge Taiana. Ese 28 de mayo, Taiana habría aceptado ante Wayne que Argentina había cambiado el lenguaje acordado con Estados Unidos y otros gobiernos clave en 2004, pero que el “clima electoral” en la Argentina le hizo imposible sostener ese lenguaje debido a que el asunto de las Malvinas tenía importancia aquí. Pero que, aun así, “si ustedes leen nuestro reclamo cuidadosamente, verán que respeta todas las provisiones del Tratado Antártico”. Según Wayne, el ministro aclaró que el tema principal para Argentina no era la Antártida, “por supuesto”, sino proteger los derechos por Malvinas.
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