Lun 27.12.2010

EL PAíS  › DECLARACIóN DE FIN DE AñO DE LOS CURAS EN LA OPCIóN POR LOS POBRES

“El verdugo es el lucro infinito”

Los sacerdotes plantearon la necesidad de “construir un proyecto de nación libre de toda opresión oculta o manifiesta, ya sea de imperios, países desarrollados o grupos concentrados”. También se pronunció el Equipo de Pastoral Aborigen.

› Por Washington Uranga

Junto a los mensajes tradicionales de la jerarquía de la Iglesia Católica con contenidos similares cada año en estas mismas fechas, aparecen también otras salutaciones que, a los buenos deseos suman también reclamos, alertas y pedidos de justicia. Los “curas de la opción por los pobres” recordaron, con motivo de la Navidad y los festejos del Bicentenario, que “es necesario construir un proyecto de nación libre de toda opresión oculta o manifiesta, ya sea de imperios, países desarrollados o grupos concentrados, ya sea de argentinos que militan contra el país para hacer sus negocios con los poderosos” y por eso señalaron que “quizá debamos aprender a no pretender reflejarnos en el llamado ‘primer mundo’, que excluye y mata, sino en atrevernos a vivir esperanzados en una ‘civilización de la pobreza’, que hermana e integra”.

Por su parte, el Equipo de Pastoral Aborigen (Endepa) de la Iglesia Católica aprovechó la festividad para, bajo el lema “13.000 a. C.-2010 un bicentenario con muchos siglos de historia”, compartir con los pueblos originarios “su dolor en el atropello y despojo de sus propias tierras, donde son considerados intrusos, como sucedió en Pampa del Indio (Chaco), en Neuquén, Tucumán, y últimamente los sucesos en La Primavera (Formosa), que en el reclamo de su tierra ancestral, ante la amenaza de desalojo y sin diálogo, fueron reprimidos violentamente, quemando sus casas, causando heridos y muertes innecesariamente”. Y advirtió que “todo esto (ocurrió) seguido de un llamativo e incomprensible silencio del gobierno provincial y nacional”. Endepa agregó también que constituye una “agresión a los territorios” la explotación de la “megaminería y el saqueo del agua en toda la extensión de la cordillera, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego”.

El mismo organismo católico señaló que “la continua devastación de los montes nativos, hogar de los pueblos originarios, en pos de la rentabilidad de empresas agroforestales y turísticas, dejan sin el monte a la comunidades”, lo que equivale a “quitarle la posibilidad de la sobrevivencia, sin el espacio para desarrollar su identidad cultural”.

Los “curas de la opción por los pobres”, por su parte, denunciaron la “tendencia frecuente a culpabilizar a las víctimas en los conflictos donde el verdadero verdugo es el lucro infinito y las políticas que favorecen a los explotadores o las élites”, refiriéndose tanto a los recientes episodios de ocupación de tierras en Buenos Aires, como a lo sucedido con los pueblos originarios. “Los terratenientes que no respetan a los verdaderos dueños de la tierra, las empresas que se enriquecen a costa del trabajo precarizado o de la sobreexplotación de recursos y el olvido de los pobres sin techo y sin trabajo como si ellos no existieran, son –en estos casos– raíces de desigualdad y violencia”, aseguraron. Y agregaron que el hecho de que “se haga aparecer a las víctimas como responsables de su desgracia es un viejo mecanismo de dominación”, mediante el cual “se intenta legitimar el poder del más fuerte con el argumento de que la violencia, la represión o la injusticia son inevitables porque la víctima se lo buscó o que a veces el ‘orden’ es más valioso que la vida”.

Recogiendo las presuntas explicaciones que se usan, los curas recuerdan que “el que es pobre es porque no trabaja, se dice. El que no tiene vivienda es porque no se preocupó de tenerla. El que ocupa una tierra es un delincuente. El inmigrante es un narcotraficante y les quita el pan a los argentinos. Al que no le alcanza el dinero es porque tuvo muchos hijos”. Estos son los argumentos, señalan, con los que quieren convencer a la sociedad de que “todos ellos son culpables por haber nacido y deben ser reprimidos o borrados del mapa”.

El deseo navideño de los curas recuerda que “otro mundo es posible”, mientras que Endepa denuncia “el incumplimiento de los deberes estatales” con los pueblos originarios y reclama, en este fin de año, “que los derechos humanos y la democracia, tan preciada y defendida, sea para todos, es decir, para los pobres, para los pueblos originarios, para los empresarios, para los funcionarios... para todos”.

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