EL PAíS
› EL FISCAL PIDIO LA DETENCION DE CHRISTIAN VON WERNICH
El cura que trabajaba como represor
El sacerdote cooperaba con el terrorismo de Estado en las cárceles clandestinas de la Bonaerense. El fiscal lo considera cómplice de torturas, asesinatos y privación ilegítima de la libertad.
› Por Victoria Ginzberg
”El sacerdote Christian Von Wernich nos visitó y nos dijo que no debíamos odiar. A pesar del miedo que teníamos, no pude aguantar y le dije que difícilmente se podía sentir amor si había cinco personas torturándolo a uno. Contestó que nosotros debíamos pagar por lo que habíamos hecho, que debíamos pagar con torturas, con muertes o con lo que fuera necesario porque éramos culpables. Héctor Baratti le preguntó qué tenía que pagar su hija, que tenía días. El sacerdote le respondió que su hija pagaba por lo que habían hecho sus padres.” Luis Velazco, que estuvo secuestrado en la Comisaría quinta de La Plata, relató ante la Cámara Federal de esa ciudad su encuentro con el sacerdote Christian Von Wernich en el centro de detención donde estaba cautivo. Al igual que él, otros testigos describieron, en el Juicio por la Verdad, cómo el cura era un represor más en los sótanos y cárceles clandestinas de la Policía Bonaerense durante la última dictadura. El fiscal Félix Crous reclamó ayer el arresto del cura, a quien consideró cómplice de torturas, privaciones ilegales de la libertad, homicidio calificado y sustracción de un menor. También pidió, como lo hizo en otras denuncias, la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
“No es difícil imaginar cuál habrá sido el desasosiego, la sensación de absoluta vulnerabilidad y desesperanza, la certeza de imposibilidad de ayuda que habrá embargado a los secuestrados, amén de la indignación, cuando se les presentó un sacerdote en los infernales campos de reclusión y tortura donde yacían, no para traer auxilio y recuperación de la dignidad humana, sino actuando como un verdugo más, bajo la cínica y apenas mal simulada apariencia del auxilio espiritual. A las condiciones de aislamiento y degradación que estaban sometidos los cautivos, debe sumarse este aspecto sustancial del martirio, ejecutado por Von Wernich”,
aseguró Crous. El fiscal recopiló 22 testimonios del juicio por la Verdad y los antecedentes del cura represor e hizo una denuncia que recayó en el juzgado de Arnaldo Corazza. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Plata había pedido en marzo del año pasado la citación de Von Wernich.
En el libro Iglesia y dictadura, Emilio Mignone señaló que fue la personalidad del sacerdote lo que lo hizo conocido y lo transformó en una “suerte de paradigma clérigo fascista identificado con las Fuerzas Armadas y colaborador de la represión ilegal”. Miembro de una acaudalada familia de Concordia, nació en San Isidro en 1938. Al parecer, su ordenación sacerdotal fue una sorpresa. Había transitado por varios seminarios y más de un obispo se había negado a ordenarlo. El hombre decía a sus amigos que había optado por ser cura porque es una profesión en la cual se trabaja los domingos y se descansa el resto de la semana.
Von Wernich fue designado en 1976, por el general Ramón Camps, oficial subinspector de la Policía Bonaerense, para desempeñarse como capellán. “Como soy de Concordia el general Camps me conocía de chico, ya que él es de Paraná. Por eso y de acuerdo con monseñor (Antonio) Plaza, llegué a ser cura de confianza para muchas cosas en la lucha contra la subversión”, afirmó en un reportaje. Otra declaración célebre del cura se refiere al periodista Jacobo Timerman: “Que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce vaya y pase, ¡pero cómo se le iba a ocurrir torturar a un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial! En 1988 su designación como cura párroco de Bragado fue repudiada por el pueblo, que lo nombró persona no grata.
Crous destacó en su escrito que los hechos que le imputa al sacerdote deben considerarse crímenes contra la humanidad. Señaló también, que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final se oponen a “principios jurídicos reconocidos universalmente desde hace siglos” y que su contenido “trastoca gravemente el sistema de valores en los que se apoya nuestro sistema jurídico”. Por eso, reclamó la invalidez de las normas que “agravian laRepública y ofenden el sentimiento de justicia de la comunidad internacional”.
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