[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Como en el “Gran Hermano”, será la gente quien decida cuál de los cuatro finalistas se convertirá en el acompañante de Felipe Solá en la fórmula para la gobernación. La diferencia es que, en vez de votar a un 0-800, les dirán sus preferencias a equipos de encuestadores. La solución, extraña, habría sido acordada en un encuentro entre Solá y el presidente Eduardo Duhalde en Olivos, según contó uno de los intendentes que ayer visitó al gobernador. Hasta que lleguen los datos de los sondeos, en la gobernación calculaban unos diez o doce días, la pulseada quedará congelada y los esfuerzos se centrarán en armar el resto de la sábana que competirá en la interna del 30 de marzo. Sus voceros decían que Solá estaba de buen humor: el Presidente le confirmó el apoyo y, se supone, enterró la posibilidad de que su esposa, Chiche, se transformara en candidata.
En el “Gran Hermano” de Felipe, los finalistas son el intendente de La Plata, Julio Alak; el de La Matanza, Alberto Balestrini; el ministro de la Producción, Aníbal Fernández; y el diputado ultraduhaldista José María Díaz Bancalari. Entre ellos cuatro la gente decidirá el nombre del ganador de acuerdo con los datos que surjan del trabajo que le encargarán a dos encuestadores. Con los fríos números transcriptos en planilla, a los vencidos no les quedará otra que resignarse y apoyar a quien resulte electo. “Es la forma de resolverlo con consenso y sin hostilidad”, explicaba anoche un vocero.
Pese a que puede resultar atractiva por lo salomónica, la solución no será sencilla: los encuestadores que ya trabajan en la provincia aseguran que el dato más nítido que surge de los sondeos es que ninguno de los cuatro tiene un alto nivel de conocimiento. Debido a la cantidad de habitantes de su distrito, el más conocido es Balestrini pero, de acuerdo con lo informado ayer por uno de los especialistas que ya lo midió, el dato no lo beneficia mucho porque su imagen es mayormente “regular”. El mismo especialista aseguraba que una encuesta de ese tipo aportaría números tan poco representativos que la elección del nombre terminará en una decisión política, la misma que hoy se busca evitar.
La preocupación de Solá es que su compañero combine cierta popularidad con un amplio consenso dentro de la estructura del PJ bonaerense, cuestión de no irritar más a los dirigentes que hoy aceptan su liderazgo sólo porque no les queda otra. Ninguno de los cuatro postulantes podría reunir el apoyo de todos los sectores pero, si el nombre surge de una encuesta, al resto no le quedaría más remedio que aceptarlo.
Solá se reunió con Duhalde a solas en Olivos. Fue el primer encuentro luego del plantón de Chiche, que al negarse a ser vicegobernadora dejó a Solá pedaleando en el aire. El gobernador necesitaba que Duhalde le ratificara su apoyo y que, además, disipara el fantasma del retorno de Chiche: ya sea para aceptar la candidatura a vice que rechazó la semana pasada o bien para lanzarse ella a la gobernación, una amenaza que fogoneaban algunos dirigentes de la provincia. De acuerdo con lo que comentaban cerca de Solá, la reunión resultó muy buena, pero no quisieron agregar precisiones.
Tampoco aportaban muchos datos en el entorno de Chiche, lo que alargaba un poco el misterio. Versiones que circulaban anoche sostenían que tal vez hoy la primera dama confirmara públicamente que no será candidata a nada, cuestión de terminar con las operaciones. Se supone que durante el fin de semana en familia que pasaron en Chapadmalal, Chiche le reiteró a su esposo que no quiere ser la segunda de Felipe.
Delegado en los sociólogos la elección del vice, Duhalde y Solá se pusieron de acuerdo en que lo mejor es cerrar cuanto antes el armado de las listas. No resultará tarea fácil porque son muchos los cargos a elegir –legisladores nacionales, provinciales, intendentes y concejales– y la confección de las boletas suele dejar un tendal de heridos. “Lo importante es terminar con las preocupaciones cuanto antes y ponernos a trabajar paraganar la elección”, resumía un vocero. En La Plata, la obsesión es superar el mal trago del no de Chiche y confirmar el liderazgo de Solá.