El candidato a presidente por la UCR, Ricardo Alfonsín, está repensando seriamente su estrategia electoral. En los últimos días recibió los resultados de una encuesta que mandó a hacer para analizar el inminente acuerdo con el peronista disidente Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires. El resultado, revelan fuentes radicales, dejó descolocados a los cerebros alfonsinistas. Según su propio sondeo, Alfonsín tiene un 12 por ciento de intención de voto a nivel nacional, mientras que en terreno bonaerense sólo un 3 por ciento del 18 que votaría por De Narváez gobernador acompañaría la candidatura presidencial de Alfonsín. Con los números en la mano, el alfonsinismo entró en estado deliberativo: tendrá que resolver si vuelve sobre sus pasos y retoma el camino de un acuerdo con el gobernador socialista Hermes Binner y la líder del GEN, Margarita Stolbizer, o si avanza con sectores del peronismo disidente.

“Los negocios electorales no son un delito. Pero primero tenemos que saber si es un buen negocio”, advertía uno de los operadores más cercanos a Alfonsín cuando recién comenzaba a rodar la idea de una lista de adhesión del diputado del PJ disidente De Narváez. Las conversaciones avanzaron, se empezaron a negociar municipios y lugares en las listas. En paralelo, la líder del GEN, Margarita Stolbizer, avisó que no había chance de que su partido compartiera un acuerdo con De Narváez y puso en el freezer su relación con Alfonsín antes de dar el portazo definitivo.

Los socialistas, con Hermes Binner a la cabeza, también hicieron público su rechazo a esa idea. Además del gobernador, el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, el secretario general del PS, Carlos Roberto, y el diputado bonaerense Ricardo Cuccovillo, entre otros, fueron contundentes respecto del rechazo al Colorado: “No hay chances de ir juntos en las presidenciales. El socialismo es un partido de centroizquierda y nuestro esquema de construcción política está vinculado con las fuerzas progresistas. Ni el PRO ni el Peronismo Federal encajan en ese esquema”, sentenció Lifschitz a este diario.

El punto máximo de la crisis con los socialistas se produjo esta semana, cuando en una reunión con emisarios de Binner, el presidente de la UCR, Angel Rozas, y el senador Gerardo Morales fracasaron en su intento por apurar la concreción de un acuerdo nacional. Ante los rumores de una ruptura, incentivados por el acuerdo del PS con Proyecto Sur en la Capital, el gobernador salió ayer a poner paños fríos (ver aparte). Sin embargo, fue inflexible en los plazos: antes de las primarias provinciales del 22 de mayo no dará ninguna definición respecto de su futuro político.

En este punto, el alfonsinismo se internó a analizar cómo seguir luego del sondeo que le encargó a la consultora MBC Mori. Esta encuestadora fue utilizada por el vicepresidente Julio Cobos en su momento y, desde hace varios meses, trabaja para Alfonsín. Sus sondeos ubican a la Presidenta con un 53 por ciento de intención de voto –sumando los votos de todas las colectoras del Frente para la Victoria–, seguida por Alfonsín, con un 12 por ciento. La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, ronda el 5 por ciento, acompañada muy de cerca por Eduardo Duhalde. Ante la deserción de Mauricio Macri y Fernando “Pino” Solanas, una porción importante del electorado no manifiesta aún preferencias por los que quedaron en la cancha.

Pero la preocupación más grande surge del escenario bonaerense. Según la encuestadora, el gobernador Daniel Scioli acumula un 33 por ciento de los votos, el intendente Sergio Massa, un 23 y De Narváez, un 18. Los alfonsinistas transpiran cuando constatan que sólo el 3 por ciento de los votantes del Colorado estarían dispuestos a votar a Alfonsín como candidato a presidente. Stolbizer, en cambio, alcanza un 8 por ciento de los votos, pero todos sus votantes acompañarían la candidatura de Alfonsín. La foto que le aportó esta encuesta al alfonsinismo despertó preocupación. La película electoral durará hasta octubre. Desde que empezó a rodar, para la UCR este es el momento más dramático.