EL PAíS › EN NOVIEMBRE HAY ELECCIONES EN LA CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
El arzobispo porteño no puede reelegirse y la preocupación es quién lo sucederá en un momento político que exhibe las divisiones internas en la Iglesia Católica. Los candidatos y sus perfiles.
› Por Washington Uranga
Una veintena de obispos católicos, los que constituyen la Comisión Permanente del Episcopado, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Jorge Mario Bergoglio, se reunieron en Buenos Aires la semana que culminó. No hubo esta vez declaraciones ni pronunciamientos. Casi nada trascendió del encuentro. Pero no faltaron allí los análisis electorales: por las elecciones primarias del domingo anterior y las proyecciones hacia el 23 de octubre, pero también por el acto eleccionario que habrá de renovar las autoridades en la propia Conferencia Episcopal durante la asamblea plenaria que se celebrará en Pilar en noviembre, después de los comicios nacionales.
Sobre las elecciones primarias se escucharon opiniones diferentes. No hay unanimidad en el Episcopado respecto del escenario político nacional. Sin embargo, la gran mayoría de los miembros de la jerarquía católica deja traslucir su “preocupación” por un resultado que concentre el poder “en una sola fuerza política”. Traducción: no les gustaría un triunfo aplastante de Cristina Fernández de Kirchner el 23 de octubre. Creen los obispos que esta situación reduce el poder de negociación de la estructura eclesiástica, muchos de cuyos miembros estuvieron, aunque discretamente, cercanos a los candidatos de la oposición en los últimos tiempos.
Pero tampoco existe en el seno de la jerarquía una oposición abierta al Gobierno. Por el contrario, en buena parte del Episcopado hay reconocimiento por los avances logrados por la actual gestión en materia social.
¿Qué se critica? Varios denuncian actos de corrupción, otros señalan la “baja calidad institucional” y algunos, como Héctor Aguer, el arzobispo de La Plata, recitan claramente un discurso que bien podría escucharse en cualquier acto de las fuerzas políticas que desde la derecha intentan oponerse al Gobierno. Para muestra un botón. Aguer publicó el 4 de agosto pasado un artículo en el diario El Día, de La Plata, aportando “orientaciones” que ayuden a “discernir a los católicos su voto en este año electoral” y que podrían ser útiles “no sólo a los católicos sino también a los demás ciudadanos”. Vale precisar que el deseo frustrado de Aguer fue que la Conferencia Episcopal en pleno ofreciera estas “orientaciones”.
¿Cómo orienta Aguer? Entre los temas que “pueden ser decisivos” el arzobispo platense incluye: “la insoportable proliferación del delito” a partir de que “el Estado –el Gobierno– no es capaz de custodiar vida y bienes de la población”; “el descalabro educativo nacional y el fracaso de las sucesivas reformas del sistema”; la “ruina” de la educación y el “ideologismo que ha imperado en el área”. En su particular diagnóstico a modo de orientaciones electorales, Aguer sostuvo que “no se puede afirmar que el estado de derecho tenga plena vigencia” y recordó los “valores no negociables” de la Iglesia: “el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia basada en el matrimonio de un varón y una mujer, la libertad de los padres en la educación de sus hijos y la promoción del bien común en todas sus formas”.
Oficialmente se informó que los obispos reunidos en la sede capitalina de la calle Suipacha se dedicaron a preparar la asamblea electiva de noviembre. En esa ocasión un centenar de obispos, por sufragio directo, votará a las nuevas autoridades del Episcopado. No hay formalmente candidaturas. Pero las conversaciones, los diálogos y las negociaciones circulan en los corrillos y en los pasillos.
Bergoglio no puede ser reelecto. Culmina su segundo período al frente de la Conferencia Episcopal y el estatuto no lo habilita para continuar en ese cargo. ¿Quién será su sucesor? Lo concreto es que no existe ningún obispo a quien se le reconozca un claro liderazgo. A Bergoglio se le agradece –más allá de las críticas políticas por derecha y por izquierda y por su estilo personalista– que pudo mantener la cohesión en medio de las diferencias. Pero el cardenal de Buenos Aires no está en condiciones de señalar a quien pueda sucederlo en el cargo. A lo anterior hay que sumar que Bergoglio cumple 75 años el 17 de diciembre y debe presentar su renuncia al Arzobispado de Buenos Aires, aunque todo hace suponer que Benedicto XVI prolongará por un tiempo su mandato en la capital.
José María Arancedo, el arzobispo de Santa Fe, un hombre de trato afable y cordial y al mismo tiempo poco afecto a tomar definiciones que le generen conflictos dentro y fuera de la Iglesia, surge como uno de los candidatos. Su mayor “virtud”, dicen algunos, es “hacer la plancha”. Los distintos grupos, desde los más moderados hasta los conservadores, pueden coincidir en el nombre de Arancedo si, como es posible, no logran votos suficientes para imponer un candidato propio. Arancedo puede ser “influenciable”.
Agustín Radrizzani, el arzobispo de Mercedes-Luján, podría ser un candidato muy bien aceptado por el sector más moderado de los obispos. Pero quizá la mayor resistencia a su nombre pueda venir de los obispos más conservadores, que lo consideran un hombre de “diálogo fluido” con algunas figuras importantes del actual gobierno. A Radrizzani, que sucedió a Jaime de Nevares en Neuquén, se lo considera un hombre abierto y dialogal y un buen “piloto de tormentas”.
Pero dentro de los posibles “presidenciables” tampoco se descarta al propio Héctor Aguer y al arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, de importante trayectoria a nivel latinoamericano. Parece difícil que Aguer obtenga los votos necesarios para la presidencia, pero podría ubicarse dentro de la Comisión Ejecutiva, como uno de los vicepresidentes. Lo mismo podría ocurrir con Stanovnik, un hombre de posiciones moderadas a quien sus pares le reconocen además capacidad de gestión.
Sin embargo, todas las fuentes consultadas insisten en que hay que aguardar a la asamblea plenaria de noviembre y que de poco sirven las especulaciones, porque en el encuentro de Pilar pueden surgir nuevos nombres y alianzas hasta hoy no consideradas. También teniendo en cuenta que los cargos a renovar son muchos, incluyendo los puestos estratégicos de Cáritas, donde ya no seguirá el obispo Fernando Bargalló, y la presidencia de Pastoral Social, donde terminará su mandato Jorge Casaretto, el titular de San Isidro.
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