EL PAíS › OPINIóN
› Por Gabriel Fuks *
A lo largo de todo este año, la ONU ha desarrollado una intensa actividad en el contexto del cumplimiento del décimo aniversario del Año Internacional de los Voluntarios (AIV + 10). Diez años de aquel 2001, que aún permanece indeleble en la memoria de los argentinos como paradigma de la ruptura de la cohesión social, la igualdad y la solidaridad.
Este 5 de diciembre, Día Internacional del Voluntario, en una sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas, se condensarán una cantidad de recomendaciones, ideas y reflexiones en una resolución que coronará debates profundos y apasionantes sobre los voluntarios, la paz, los derechos humanos, su impacto para el desarrollo sostenible y el bienestar humano, entre otras aristas importantes.
En el momento en que los centros del capitalismo mundial atraviesan una dura crisis, tras años de burbujas especulativas y transferencia a los países de la arcaicamente llamada periferia, de recetas neoliberales que terminaron en rotundo fracaso, aparece también en la discusión de los valores del voluntariado social: qué es mercantilizable y qué no lo es, y la revalorización de relaciones entre los individuos que puedan exceder también las categorías tradicionales del mercado.
En representación de nuestro país, he participado a lo largo del año en distintos foros y reuniones, incluyendo un seminario latinoamericano en Buenos Aires coorganizado por los Cascos Blancos junto a Voluntarios de Naciones Unidas (UNV); y más recientemente –en el mes de septiembre–, asistí a la Conferencia Global sobre Voluntariado organizada también por UNV junto a la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, en la ciudad de Budapest. Este foro debatió ejes temáticos en los cuales Cascos Blancos de Argentina ha desarrollado particular experiencia y reputación, como “voluntariado durante crisis y situaciones de emergencia”.
Entre las conclusiones de este encuentro podemos destacar la que nos convoca a “...adoptar un enfoque integral para el Desarrollo Sostenible y los Derechos Humanos a través de iniciativas que sean sensibles a las cuestiones de género y que estén centradas en la comunidad, que construyan sobre los valores que el voluntariado contribuye a promover: crecimiento económico y cambio social” y, en lo más específico, “incorporar al voluntariado y a las redes intersectoriales de voluntarios en la planificación y el manejo de la crisis y, a la vez, como factor preponderante en la reducción de riesgos y la gestión de desastres y en la programación general del desarrollo”.
La Argentina ha reglamentado durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la Ley Nº 25.855 de Voluntariado Social (decreto 750 de 2010), en la que se reconoce y legitima la profunda interacción que, en el marco de la diversidad de experiencias, el voluntariado realiza con el soporte del Estado potenciando su acción. El impulso de Naciones Unidas del presente año encuentra en la República Argentina un gobierno nacional y una sociedad civil dinámica y despierta, para profundizar los procesos de construcción de cohesión social, igualdad y solidaridad.
* Presidente de la Comisión Cascos Blancos.
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