Empezó a militar en 1973 en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), lo hizo en la clandestinidad mientras trabajaba en una empresa metalúrgica y tras la caída de la dictadura fue parte de la fundación del Movimiento al Socialismo (MAS), hasta 1988, cuando nació el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). José Montes –61 años, casado dos veces, cinco hijos, tres nietos– es obrero naval, como delegado en Astilleros Río Santiago protagonizó la lucha que impidió su privatización en los ’90, y se postula a gobernador bonaerense por el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT). “La clave de aquella lucha fue la unidad, peronistas, distintas corrientes de izquierda e incluso la Azul y Blanca, que había apoyado a la dictadura, hoy kirchneristas; y se logró con el principio democrático y asambleario para elegir delegados y tomar decisiones, lo que hoy se llama sindicalismo de base”, dice a Página/12.

“Durante la dictadura armamos la comisión interna en una fábrica que no tenía actividad gremial, hasta 1979, que nos echaron. Casi cien compañeros del PST están desaparecidos, también 50 del Astillero. Estuve tres meses guardado, veía a mi hija de dos años un ratito los domingos”, recuerda.

–¿Esa experiencia no lo acerca a la actual política de derechos humanos?

–Son miles los genocidas y hay apenas 200 enjuiciados. Si abrieran los archivos conoceríamos a todos. No alcanza con bajar el cuadro de Videla.

–Para mucha gente sí.

–Es un símbolo, pero el Gobierno no está dispuesto a abrir esa caja de Pandora porque se demostraría que los grupos económicos y los burócratas sindicales fueron colaboracionistas y entregaron listas de compañeros.

–La mayoría parece pensar que esto es lo posible.

–Me pregunto si es utópico terminar con las jornadas de 14 horas que producen cinco mil muertos en accidentes laborales y pedir un salario igual a la canasta familiar, con ocho horas para que todos podamos trabajar; o que la plata de la Anses garantice el 82 por ciento móvil para los jubilados; o que los terratenientes provinciales que pagan dos pesos por hectárea paguen un impuesto progresivo que financie viviendas. En cambio, hay represión como vimos en el Indoamericano, en Formosa y en Jujuy.

–Entonces, ¿por qué tiene tantos votos la Presidenta?

–Algunos creen el discurso de que estamos bien, y entonces votándola vamos a conseguir lo que falta. Y eso no va a ocurrir. Acindar ya tiene en carpeta los despidos, y la UOM ya acordó una reducción salarial del 25 por ciento. Cristina se burló de la tendinitis de los trabajadores del subte, pero no habla de la que tienen los empresarios de tanto contar los millones que embolsaron en estos años.