Con sólo dos horas de sueño encima, Ricardo Alfonsín hizo ayer un pequeño alto en sus actividades para tomar un último impulso antes de arrancar la recta final de la campaña. Desde sus oficinas del microcentro porteño, Alfonsín aseguró que está separándose “del pelotón de los terceros” aunque reveló que es “muy difícil” ingresar a un ballottage. En verdad, el líder radical reconoció implícitamente que no será el 2011 el turno de la UCR al sentenciar que “en 2015 va a haber un gobierno radical”. Además, aprovechó para criticar indirectamente a otras fuerzas “que no tienen viabilidad en el tiempo”, en relación con el Frente Amplio Progresista que lidera Hermes Binner.

Apurado porque debía viajar a La Matanza para arrancar la primera de sus caravanas electorales, Alfonsín brindó una conferencia de prensa en sus oficinas del centro porteño. Estaba acompañado por su vice Javier González Fraga, los candidatos a diputados Manuel Garrido, Miguel Bazze, Hernán Rossi y Fabiana Campos, además del titular del Comité Capital, Carlos Más Vélez, y el jefe de los equipos técnicos, Agustín Campero.

“Eso es una obviedad”, respondió Alfonsín entre risas y fastidio cuando Página/12 lo consultó por los dichos del jefe de la UCR, Ernesto Sanz. El senador mendocino había dicho el martes que “Alfonsín no es todo el radicalismo” y que había que votar a los radicales para lograr “equilibrio” en el Parlamento y así frenar los “excesos” del kirchnerismo.

“El partido de gobierno tiene una tendencia a abusar del número”, coincidió Alfonsín ayer, en referencia a una eventual mayoría parlamentaria del Frente para la Victoria. En un sinceramiento de sus aspiraciones, Alfonsín señaló que la UCR tiene que ser “la primera fuerza de la oposición, para consolidar la recuperación del partido” y lograr que llegue a la Casa Rosada en 2015.

En una apelación directa a Cristina Fernández, la misma que utilizó en sus spots televisivos, el hijo del ex presidente le advirtió que “incluso aquellos que la votaron no le dieron un cheque en blanco”.

El diputado radical relató que en una de sus actividades de campaña rompió dos ruedas del auto producto del mal estado de las rutas argentinas. En ese mismo pueblo del interior bonaerense vio un avión, con el que supuestamente se movía el ministro de Economía, Amado Boudou. “Debería darles vergüenza este ejercicio abusivo del poder”, remató Alfonsín, tras afirmar que esa plata de los fondos públicos debería ser utilizada para darles el 82 por ciento móvil a los jubilados. No fue sólo Boudou el blanco de las críticas radicales. El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, fue acusado de implementar “actitudes fascistas”.

Después del 23, “voy a seguir trabajando por la unidad de las fuerzas que piensan parecido”, anticipó Alfonsín y culpó al socialismo por la ruptura con la UCR. Para el hijo del ex presidente, la responsabilidad no fue de su alianza Francisco de Narváez sino del PS, que priorizó un acuerdo con Fernando “Pino” Solanas y Luis Juez como sus aliados.

Alfonsín sostuvo que prefirió no mostrarse con De Narváez en la provincia de Buenos Aires para “repartirse” las actividades de campaña y no porque estuviera desgastado el vínculo político. El candidato radical se quejó del poco tiempo para hacer campaña luego de las primarias del 14 de agosto y pidió “repensar la reforma política” para separarlas de las generales.

Lejos de los actos tradicionales que protagonizó antes del 14 de agosto, Alfonsín prepara para hoy un cierre “original”. Se tratará de una caravana en la que se presentarán los distintos planes de gobierno y que partirá de una escuela en la localidad de San Fernando, pasando por San Isidro, los barrios porteños de Caballito y Barrio Norte, el partido bonaerense de Avellaneda y por último Barrancas de Belgrano. Allí se realizará una actividad con la juventud radical, cerca de las 19.