Vie 28.03.2003

EL PAíS  › VEINTISIETE VOTOS DEL PJ Y UNO FREPASISTA SALVARON A BARRIONUEVO

Ahora hay un nuevo Día de la Lealtad

Contrariando el dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales que disponía su expulsión por “inhabilidad moral”, la mayoría peronista permitió que Luis Barrionuevo siga siendo senador por Catamarca. El gastronómico festejó y anunció su apoyo a Menem.

Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur

“Ahora se va a tratar el proyecto del senador (Rodolfo) Terragno, y otros, condenando el concepto de ‘guerra preventiva’”, dijo el titular del Senado, el sanjuanino José Luis Gioja. Ya se habían comenzado a brindar unas y otras opiniones sobre la condena al ataque anglonorteamericano contra Irak cuando el misionero Mario Losada quiso sacarse una duda y le preguntó a la presidencia del cuerpo cuál había sido el resultado de la votación sobre el tema Luis Barrionuevo. “Treinta y siete votos por la exclusión y veintiocho en contra. El pedido de exclusión está rechazado”, respondió Gioja y entonces las barras que apoyaban al gastronómico explotaron e inundaron de papelitos el recinto. Dejaron a un lado las estampitas de la Virgen del Valle que habían blandido durante el desenlace de la votación y arrancaron con el tradicional “todos unidos triunfaremos”. Los senadores peronistas miraban con cara de yo no fui. Gol en contra de Losada, Barrionuevo salvado.
Los seguidores del gastronómico bajaron festejando las escaleras mientras algunos saludaban con ironía y a los gritos a Cristina Kirchner. Habían pasado doce horas de discusión. La sesión comenzó a las cuatro de la tarde y ya estaba cerca el amanecer. Aunque desde un primer momento se preveía cuál sería el resultado de la votación, los últimos oradores aportaron lo suyo. Hubo de todo, desde vehemencia, duros y razonados argumentos, hasta el tradicional chiquitaje político típico de los tiempos electorales estuvieron en las piezas oratorias del propio Barrionuevo, Antonio Cafiero, Miguel Angel Pichetto, Jorge Yoma, Eduardo Menem, Vilma Ibarra, Kirchner y Carlos Maestro.
El gastronómico comenzó a leer su esperado discurso a la una y media de la madrugada bajo el manto protector de sus seguidores que blandían desde los palcos estampitas religiosas y una enorme foto de Eva Perón. Con cierta dificultad y con la vista fija en las hojas que tenía delante, Barrionuevo se dirigió a los miembros que firmaron el dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales que recomienda su expulsión como “el grupo acusador” o “el comité disciplinador”. Aprovechó para cargar contra los medios de prensa, a los que no dudó en definir como “los progres de la prensa amarilla”. Insinuó una especie de autocrítica al calificar de “desafortunadas” sus arengas previas a los violentos comicios provinciales. Amparándose en el perfil histórico del peronismo condenó a quienes pedían su exclusión por tener “conductas racistas” y recomendó “una higiene de prejuicios”. Incluso comparó los hechos de Catamarca con la resistencia peronista en los años en los que Juan Domingo Perón y el peronismo estaban proscriptos.
Fue Kirchner primero y el radical Carlos Maestro después quienes repararon en el tema. “No es cierto que éste sea el modelo de sindicalista que haya protagonizado la resistencia peronista”, dijo la santacruceña. El jefe de la bancada radical señaló que “Barrionuevo equivocadamente se convierte en intérprete de la historia de la resistencia”, dijo para luego recordar la lista de sindicalistas enrolados en el “participacionismo” con las dictaduras militares. Así recordó entre otros a “Gerónimo Izeta, maestro del actual jefe de gabinete Alfredo Atanasof”. Cafiero gritó algo incomprensible y Barrionuevo les enrostró a los radicales “ustedes estaban en los cuarteles”.
El encargado de repartir las culpas de lo sucedido en Catamarca fue Eduardo Menem, quien ya había hecho las veces de abogado defensor del gastronómico durante las reuniones de la comisión que preside Kirchner. En primer lugar minimizó los flamígeros discursos de campaña de Barrionuevo: “¿Cuántas veces en las tribunas electorales se dicen cosas con tono elevado? ¿Cuántas veces se cometen excesos?”, se preguntó el defensor riojano antes de emprenderla contra el gobierno provincial. “Fueron 50 o 60 las personas que participaron de las manifestaciones. ¿No podíacontrolarlos el gobierno de (Oscar) Castillo? ¿Por qué no pidió auxilio al gobierno nacional?” Esta última pregunta fue el pie ideal para que Menem introdujera la interna peronista en el recinto. “También tuvo responsabilidad el gobierno central que, dicho sea de paso, proscribió al PJ cuando impidió las elecciones internas. Es decir, hay responsabilidades compartidas”, finalizó con una sonrisa.
La votación fue nominal. Antes de que se pasara lista, Barrionuevo pidió permiso para abstenerse y se retiró al Salón Rosado, desde donde siguió las alternativas y hacía señas a las barras para que no aplaudieran. Uno a uno los senadores dieron su voto. El final estaba cantado. Quedó repicando en el recinto la arenga de Pichetto contra “el establishment porteño de los medios” y contra la “condena fácil de la opinión pública”, según lo definió. La historiografía peronista incorporó ayer un nuevo Día de la Lealtad.

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