EL PAíS
› SECUESTRAN A FLORENCIA, UNA HIJA DE FRANCO Y PIDEN 1,5 MILLON DE DOLARES
Macri, la historia que vuelve a empezar
La familia del empresario fue blanco de un nuevo secuestro: esta vez la víctima fue Florencia, de 19 años, hija menor de Franco y media hermana de Mauricio. El ahora candidato a jefe de Gobierno porteño estuvo cautivo doce días en 1991. La chica venía cultivando el bajo perfil, pero hace dos semanas salió en una revista para presentar a su novio. El secuestro se produjo el martes. Al parecer, fue levantada en San Telmo, cerca del lugar donde estudia.
› Por Horacio Cecchi
Otra vez, como en agosto del ‘91, cuando fue secuestrado Mauricio, la familia Macri en bloque se llamó a silencio. Ahora, le tocó el turno a Florencia, de 19 años, la hija menor del empresario. Nadie sabe en concreto dónde ocurrió ni cuándo. Aunque a falta de información sobreabundan las versiones. La más sólida indica que la chica fue secuestrada el martes por la tarde, después de asistir a su carrera de cine, en San Telmo. A partir de allí, se perdió su rastro. Papá Franco conduce personalmente la negociación con los secuestradores que, también según versiones, reclaman un rescate de un millón y medio de dólares. La intervención de la jueza federal porteña María Servini de Cubría y de la Policía Federal se realiza de oficio porque la familia no presentó denuncia. Anoche, su Peugeot 205 gris apareció en Hurlingham. Florencia cultivaba el bajo perfil, hasta que hace pocos meses comenzó a aparecer en revistas. El martes, la paradoja de la fama y el poder cobró su precio.
El secuestro de Florencia no trascendió hasta ayer, aunque ya llevaba alrededor de 48 horas. El hermetismo de la familia Macri postergó el trascendido. Justificación para encerrarse en el mutismo sobra. El 25 de agosto del ‘91, Mauricio Macri fue secuestrado por la después conocida como “banda de los comisarios”. Durante 12 días no se supo nada de él más que las comunicaciones de los secuestradores con la familia. Hasta que se pagó el rescate de seis millones de dólares. Poco después de ser liberado, el propio Mauricio relató que les dijo a sus captores: “No me maten, soy el próximo presidente de Boca”. Es evidente que sus secuestradores tenían en mente que la chica, de 19 años, está en condiciones de decirles “déjenme ir, soy la próxima presidenta de Socma”.
Nadie oficialmente confirmó ni desmintió nada. Pero la versión se impuso, nadie sabe cómo ni lanzada por quién, y desató una nutrida guardia de movileros en Barrio Parque, sede natural de los Macri. Fue en esa guardia que Mauricio, preguntado por los periodistas, confirmó sin decirlo aquello que estaba en boca de todos: “Sólo les digo que está en juego la vida de mi hermana. No dieron ninguna prueba de vida”, dijo a los medios y volvió al silencio.
Al parecer, el propio Franco, a la cabeza del clan, se hizo cargo personalmente de las negociaciones con los secuestradores. Oficialmente, la familia no hizo la denuncia para evitar la intervención de los federales, una de las primeras exigencias que establecen las bandas que se precian de experimentadas. La nebulosa en que cayó el hecho en su costado público impidió tener idea cierta de cómo ocurrió. En principio, una versión sostuvo que Florencia fue secuestrada en la puerta de un campo bonaerense, para más precisión en el Gran Buenos Aires, y para dar más fiabilidad al dato, aportaba que la niña estaba acompañada por su novio, Federico Setter, también de 19 y tan recientemente objetivo paparazzi como su pretendida. Pero a media tarde comenzó a correr otra versión: la chica había sido secuestrada después de abandonar sus cursos de cine. Esta última tomó fuerza de veracidad cuando este diario confirmó que la jueza federal porteña María Romilda Servini de Cubría intervenía de oficio.
–¿Tuvo lugar en la Capital? –preguntó Página/12 a una fuente judicial.
–No lo sabemos. No se tuvo contacto con la familia porque la puerta está llena de periodistas, no sé para qué –respondió la fuente.
–El motivo es imaginable.
–Sí, pero ponen en riesgo la vida de una persona.
–¿Qué otro sentido tiene que intervenga Servini de Cubría?
–La familia tiene domicilio en Capital. Si después surge que tuvo lugar en otra jurisdicción, se trasladará la causa al juez con competencia –fue la respuesta creíble o no. Nada más, pero recordó la polémica desatada sobre la participación de los medios durante el secuestro de Mauricio Macri, la delgada línea que separa la primicia de la ética. Expertos en secuestros confiaron a este diario que “es muy difícil un secuestro en Capital. Los controles tienen efecto. Salvo que se tenga apoyo de la policía. En provincia es más fácil. Hay un corredor en Zona Norte y que llega hasta San Martín, controlado por bandas pesadas que antes se dedicaban al asalto bancario y ahora prefieren secuestros fuertes”. Para dar fuerza al comentario, anoche, el Peugeot 205 gris de Florencia apareció en Hurlingham.
Dentro de la familia Macri, Florencia es hija del segundo matrimonio de Franco con la psicóloga María Cristina Grieffer. Tiene la rebeldía natural de los 19 años, suficiente para salirse de la formalidad empresarial de los Macri y aparecer, a principios de año, luciendo pelo rojizo onda cepillo desarmado, ropa cuidadosamente sin cuidado, arito en la nariz, y novio tan posmo como ella. Cursa el segundo año de dirección en la Universidad del Cine, en San Telmo. “Me apasiona todo lo que tenga que ver con el arte y la cinematografía”, dijo a la revista Caras hace apenas 15 días. Concurre durante la mañana. Llega a las ocho y media en su auto, sola. Hasta el martes, ser seguida por custodios no la atraía. De todos modos, esa pretendida seguridad no valió de nada cuando Mauricio fue secuestrado por una banda integrada por un par de oficiales de la Federal.
“Nosotros no entendíamos cómo salía sin custodios –dijo a este diario un alumno de la Universidad del Cine–. Se quedaba en la puerta conversando con amigas como si fuera cualquiera. Para mí que estaba clavado que la iban a secuestrar.” Florencia sigue manteniendo interminables charlas con sus amigas íntimas del St. Andrew’s School, de donde egresó en 2001. También estudia circo y acrobacia, es fanática de la música electrónica (su novio Federico Setter es del ambiente), y del snowboard que practica invariablemente todos los julios en las laderas nevadas de Bariloche. Tanta imagen under choca con la prestancia posmoderno-empresarial que imprimen tanto el patriarca del clan como su hijo mayor, Mauricio. Muchos leen en la actitud de Florencia un gesto de rebeldía. Aseguran también que Franco soporta cualquier actitud de ella, menos que vaya sin custodios a su disco preferida, Pachá. El único momento en que la acompañan como sombras. Fue este año que Florencia ingresó a la vidriera de la fama. Y no es nada difícil imaginar que fue ése el primer paso para secuestrarla.
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