EL PAíS › REPORTAJE A ANDRES RODRIGUEZ, TITULAR DE UPCN
El jefe del gremio de los estatales remarcó que los opositores a Hugo Moyano “somos mayoría”. Del camionero dijo que conduce a su sindicato “y algunos aliados” y que “se cae solo”. También afirmó que el metalúrgico Antonio Caló “sigue siendo el único del que se habla” para conducir la CGT.
› Por Julián Bruschtein
La interna de la CGT arde. Después del paro y movilización que el hasta ahora líder cegetista Hugo Moyano realizó en Plaza de Mayo, los sectores que proponen un cambio en la conducción de la central obrera vieron una definición a su favor. “Moyano se cayó él solo”, señaló a Página/12 el secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), Andrés Rodríguez, al ser consultado sobre las diferencias dentro de la central obrera. “La CGT somos no-sotros, que somos la mayoría, Moyano es el sindicato de Camioneros y algunos aliados”, sentenció el integrante del grupo de los independientes que habló del futuro de la central sindical, así como del gastronómico Luis Barrionuevo y el acercamiento de gremios después del acto “que mostró la debilidad de Moyano”.
–¿Qué balance hicieron de la movilización que realizó Moyano a la Plaza de Mayo?
–En el balance concluimos que la apuesta de Moyano fue de un fracaso casi total. Primero porque no lanzó un paro de camioneros, sino que intentó dar una voltereta en el aire que hizo a último momento porque por televisión había convocado a un paro nacional que no pudo poner en funcionamiento. Esto de por sí como medida de fuerza fue un fracaso estrepitoso. Después, en cuanto a la movilización se esperaba mucha más gente, ellos mismos hablaban de doscientas mil personas o de ciento cincuenta mil y con toda la generosidad se puede decir que hubo treinta mil personas. Y esto con mucha generosidad, porque había una fracción mezclada que era de izquierda que terminó criticándolo después de la movilización. El acto terminó siendo de Camioneros porque se vieron muy pocos gremios que apoyaran la propuesta de Moyano.
–El discurso apuntó a trazar una línea dentro del peronismo...
–Fue muy chato, muy mediocre, un discurso mezclado con reivindicaciones de la parte gremial, pero también con cuestiones políticas con supuestas promesas de un peronismo que sea distinto, con chicanas y descalificaciones a la figura de la Presidenta e incluso con poco tino, porque descalificó a Néstor, que está fallecido, y eso ya es una cosa bastante fuera de lógica. Un discurso muy malo en todo sentido y me parece que él mismo aceleró los tiempos de su propia decadencia. Porque, además, si uno lo compara con lo que el tipo fue en el 2008, un secretario general de una CGT muy importante en la que estábamos casi todos menos Barrionuevo que era el único que no participó en aquel congreso... Y también era vicepresidente del justicialismo a nivel nacional, vicepresidente a cargo del peronismo bonaerense y tenía cargos en el gobierno... Comparado a lo que es hoy, es un triste desfleque, no queda nada de eso. Yo creo que este último envión lo lleva a un callejón sin salida.
–¿Y porque se vio un apoyo bajo de los gremios que lo acompañan en su entorno?
–Hay que fijarse que existen 190 gremios confederados. Si sos el secretario general de la CGT y hacés un acto de esta envergadura, tenés que tener por lo menos cien o ciento veinte secretarios generales de primera magnitud en el palco, y no había nadie. Se pudieron ver seis o siete de los más conocidos, y eso es una lágrima.
–¿De qué forma el paro aceleró los tiempos políticos?
–En política vos podés tener aciertos o errores y él está plagado de errores. Viene en una debacle desde el año pasado, con los planteos en los que quería imponerle el compañero de fórmula a Cristina, quería imponer una lista de diputados en todas las provincias, quería imponerle el vicegobernador en la provincia de Buenos Aires y no resultó nada. Desde allí y a partir del acto en Huracán cultivó una verborragia agresiva hasta la misma paritaria de Camioneros, que interrumpió de manera abrupta para plantear un paro de los proveedores de combustible y terminó negociando al día siguiente por el mismo porcentaje que prácticamente negociamos en casi todas las ramas del trabajo. Todo el mundo imaginaba que prácticamente Moyano, con su poder, si el promedio nuestro era de entre un 21 y un 24 por ciento, iba a sacar el 30 y, sin embargo, termina sacando un 25,5, que además es mentiroso porque si se anualiza te baja al 19 y pico. Inicio de un camino barranca abajo que fue labrando él solo.
–En el marco de la compulsa por la CGT, ¿cómo queda la disputa interna?
–Está claro que nos vamos a quedar con la CGT. Porque la CGT tiene una legalidad que la brinda la mayoría y tenemos una mayoría en casi todos los cuerpos orgánicos, tanto en el actual consejo directivo como en un futuro congreso. Somos la mayoría de los congresales. Pero además se están acercando varios gremios que estuvieron con Moyano y que quieren saltar el cerco a partir de esta debilidad manifiesta que mostró. Indudablemente se va a quedar cada vez más solo.
–¿La convocatoria formaliza la ruptura de la central?
–La ruptura en realidad ya estaba de hecho. Es decir que el desfleque de la CGT ya tiene bastante tiempo culpa de un Moyano unipersonal, que decidía absolutamente todo, hacía y deshacía sin consultar, sin análisis, sin decisión con nadie más que el grupito que lo rodeaba. Esto da una idea de una CGT indudablemente fracturada. El acto del miércoles no es ni más ni menos que plasmar esa división de intereses de cara a la elección de autoridades. Lo que está haciendo la elección de autoridades es poner blanco sobre negro lo que ya existía.
–Moyano dice que igual se hace el congreso. ¿Como quedará a futuro, van a la Justicia?
–Ellos van a hacer una especie de agrupamiento. Lo van a titular congreso de la boca para afuera, pero si vos en un congreso normal de la CGT tenés entre 1850 y 1900 congresales, de los cuales 150 nunca aparecen porque figuran en los padrones pero son sindicatos del interior, muy reducidos, te quedan 1700, de los que 1300 los tenemos nosotros, unos 200 tendrá Barrionuevo y el resto lo tiene Moyano. Podrá decir que hizo un congreso porque va a juntar a los camioneros, pero eso no es un congreso, va a terminar siendo un conjuntito de gremios con un sentido de agrupamiento político, nada más.
–Usted comentaba que se estaban sumando gremios al espacio político que integra. ¿Se puede nombrar alguno?
–Por ahora estamos en plenas conversaciones. Pero hay gremios que estaban con Moyano que ahora ya no. Es decir que se han separado del moyanismo aunque todavía no se hayan plegado a nosotros de forma abierta. El moyanismo tiene muchas contradicciones: la pelea entre Pablo y Facundo o la desautorización que hizo Moyano a (Juan Carlos) Schmid un día antes del paro. Pero esto pasa porque, como decía Napoleón, la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana. Entonces, cuando llega la derrota nadie quiere hacerse cargo y empiezan a criticarse y a pasarse factura y a empezar a migrar. Bueno, ahora hay muchos gremios que estuvieron veinte días atrás con Moyano y ahora no están más. Tampoco están con nosotros, muchos sí están hablando con nuestro espacio. Se va a quedar muy solo si sigue así.
–Barrionuevo coquetea con ambos espacios. Fue a la Plaza pero no deja de abandonar el espacio opositor a Moyano. ¿Cómo se explica?
–Barrionuevo tiene demasiado limitado su accionar. Por un lado es antimoyanista y por otro antigobierno. No tiene demasiado destino, Barrionuevo o continúa con su CGT Azul y Blanca, que también es un sello de goma, o se viene con nosotros, pero más margen no tiene.
–La impugnación presentada en Trabajo debe tener una resolución. ¿Llamarán a un congreso propio?
–El ministerio tiene que expedirse. Los plazos son los legales. No se pueden manejar a piaccere los congresos, el estatuto marca cuántos días hábiles tenés que convocar, creo que son 45. Hay que ser transparente, a partir de allí el consejo directivo tiene que reunirse con quórum como tiene que ser, convocar al Comité Central Confederal y convocar por último al congreso.
–¿Un triunvirato es viable?
–No, está casi descartado y no es el momento de discutir si es un triunvirato o si es una sola persona la que tiene que conducir. Eso se resolverá después de todos estos pasos. Pero el nombre del dirigente de la UOM Antonio Caló sigue siendo el único del que se habla hasta el momento... Nadie lo objeta a Caló ni lo promueve. En realidad, Caló dijo que él había recibido el apoyo de su gremio para ser candidato si el conjunto del movimiento obrero lo decidía, pero tampoco impuso su candidatura. Por experiencia, en épocas un poco más normales, el congreso de la CGT decide la candidatura y el cuerpo en la recta final y no anticipadamente. Por ahora estamos en el proceso de armado del congreso, de acuerdo a las cuestiones legales.
–¿Piensan tomar alguna medida para desplazar a Moyano?
–Moyano se cae solo, no necesitamos hacer nada para que se corra del lugar donde está. Vamos a seguir conversando con los gremios que se vienen acercando e incluso ampliar el espacio que venimos construyendo, que cuenta con más de setenta gremios. Una vez que se expida Trabajo es probable que el consejo directivo actual se autoconvoque para tratar la convocatoria al congreso.
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