Tal como lo prometió al cierre de su primera intervención, el ex presidente Fernando de la Rúa se dedicará esta mañana a describir con detalles cómo la historia que lo ubica como el ideólogo del pago de sobornos a un grupo de ex senadores justicialistas a cambio de su voluntad en el recinto legislativo fue construida “con mentiras”. “La historia es falsa. Es falso que los haya conocido (a los hechos de los que se lo acusa) y es falso que hayan existido”, recalcó la semana pasada, promediando su declaración indagatoria, en el marco del juicio que lo encuentra como acusado de cohecho junto a otros siete ex funcionarios del gobierno que lideró entre 1999 y 2001 y legisladores que entonces manejaban la oposición en la Cámara alta. Desde su defensa aseguraron que el ex jefe de Estado continuará con el análisis que introdujo la semana pasada, basado en el rechazo “por falsas” de todas las pruebas que conforman la causa.

“Es un momento importante de su defensa, así que tratará de ser lo más concreto y contundente posible para no aburrir a nadie”, anticiparon desde el equipo de abogados que acompaña a De la Rúa en el proceso oral por las coimas en el Senado. El ex presidente fue imputado en 2008 por el tercer juez de Instrucción que tomó la causa, Daniel Rafecas, más de dos años después de que el resto de los acusados en el juicio haya corrido la misma suerte.

Para eso, Rafecas contrastó la confesión del ex secretario parlamentario radical Mario Pontaquarto, quien ubicó al ex presidente en una reunión entre algunos de los senadores presuntamente sobornados, él y el presidente provisional del Senado entonces, José Genoud –falleció en 2008–, y le adjudicó la frase “eso arréglenlo con (el entonces jefe de la SIDE, Fernando) De Santibañes” en relación con el intercambio de dinero por el voto positivo de los justicialistas a la ley de reforma laboral, con un cúmulo de llamadas de celulares, útiles para constatar la ubicación física de los protagonistas en la versión del arrepentido. Para De la Rúa, las pruebas de Rafecas así como las utilizadas por el fiscal Federico Delgado para imputarlo son “falsas”.

El martes de la semana pasada, el ex mandatario que renunció a su cargo antes de cumplir su mandato solicitó al Tribunal Oral Federal Número 3 el pase a un cuarto intermedio para poder continuar con su declaración indagatoria hoy. Entonces, prometió que el eje de su exposición sería la descripción “detallada” de las dos etapas que, según su opinión, constituyen la causa en la que se lo procesó por cohecho activo. La querella, representada por la Oficina Anticorrupción, lo acusa, además, de malversación de fondos públicos.

“Se trata de dos etapas absolutamente relacionadas y basadas en hechos inexistentes”, advirtió el martes pasado. La primera, el origen de la causa, la atribuyó a “versiones y rumores” a través de las que “se instaló un clima previo que les dio veracidad a las coimas” que acabó por definirse con la aparición de un anónimo que relataba cómo habrían sucedido los hechos: “Cuando (el ex vicepresidente Carlos Alvarez) Chacho lee el anónimo en (una reunión de) Labor Parlamentaria, todos se sintieron con derecho a repetirlo por todos lados y, si uno se dispone, ese anónimo puede llegar a ser creíble. Las palabras publicadas (en relación con el anónimo y al supuesto pago de sobornos) crean un realismo difícil de sobrellevar”, mencionó en la audiencia pasada, con la mira de sus declaraciones dirigidas directamente al rol que habría cumplido la prensa en la “instalación” del hecho por el que se lo acusa. La segunda etapa del “armado” de la causa fue el momento del “arrepentido”, en referencia a la confesión del delito que en diciembre de 2003 realizó el ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto ante la Justicia. Tres años atrás, había negado todo.

Se espera que la exposición del ex presidente tome toda la jornada de hoy y queden para la siguiente las preguntas que la fiscalía, la querella y las defensas del resto de los acusados –Pontaquarto, De Santibañes, el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique y los ex senadores Augusto Alasino, Alberto Tell, Remo Costanzo y Ricardo Branda– consideren realizarle.