EL PAíS › EL RESUMEN PRESIDENCIAL DESPUéS DEL ENCUENTRO
La propia Cristina Fernández de Kirchner dijo que el escenario argentino de acuerdo con el billonario George Soros es positivo, según se lo explicó a ella en una reunión mantenida antes de que la Presidenta visitara la muestra sobre Evita en Nueva York.
› Por Martín Granovsky
La foto que más le gustó es una de Evita en el tren. Y la que la impresionó más fue una que muestra la multitud interminable velando a Eva Perón en julio de 1952. Cristina terminó anoche su lunes en Nueva York en una exposición sobre Evita organizada en el Consulado. Antes dedicó el día a analizar el discurso que dará hoy en la Asamblea General de Naciones Unidas y escuchó un buen pronóstico de George Soros sobre la Argentina: “Tienen un futuro promisorio”, le dijo el hipermillonario según lo contó ella misma.
A Soros lo recibió en el Mandarin, un hotel frente al Columbus Circle, en la esquina sudoeste del Central Park, a diez cuadras del edificio Dakota donde vivía y fue asesinado John Lennon. Según pudo reconstruir este diario, la charla no se centró sobre eventuales inversiones en la Argentina sino sobre economía en sus diferentes escalas, de la nacional a la del mundo pasando por la latinoamericana. Soros confió a Cristina Fernández de Kirchner que no ve problemas serios para la Argentina y relacionó su pronóstico de buen futuro en el complejo agroalimentario y la relación con China.
Al encuentro asistió la pequeña comitiva que la Presidenta trajo a Nueva York: el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, un participante de todos los encuentros internacionales con Néstor Kirchner primero y con Cristina después; el canciller Héctor Timerman; y el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro.
Soros se retiró el año pasado del juego financiero, cuando su fondo Quantum no parecía compatible con las nuevas reglas impuestas a Wall Street por la SEC, la sigla en inglés del equivalente de la Comisión de Valores de Nueva York. Las normas imponían transparencia y mayor información sobre los inversores, los gerentes y los posibles intereses en conflicto de toda la constelación de participantes del negocio. Como Quantum se basaba en los llamados derivativos, los subproductos menos controlados del sistema financiero que inflaron la burbuja que explotó en el 2008, la incompatibilidad de caracteres haría reducir las ganancias a terceros. Con una fortuna calculada en 20 mil millones de dólares y propiedades e inversiones en todo el mundo, incluidos la Argentina en agro y Brasil en agro y comunicaciones, los hijos de Soros pueden ganarse el pan más que decorosamente y el patriarca del grupo, a sus 82, puede darse el gusto de explicar por qué ve un futuro negro con la sabiduría que da haber contribuido a forjarlo.
Para Soros, la crisis del euro y la debacle europea se agudizaron y no soportaron la crisis anterior, la del 2008 cuando se desplomó Lehman Brothers.
En sus últimas apariciones públicas el billonario nacido en Hungría pronosticó un futuro de división política en Europa, con auge de nacionalismos extremos y una lucha de todos contra todos. Sostuvo que la jefa del gobierno alemán Angela Merkel debería mirar a largo plazo pero que en el presente trata de dividir el frente de adversarios para ganar aún más fuerza relativa a favor de su país.
Soros dijo ayer a la Presidenta que América latina seguirá creciendo. El financista compró el año pasado campos en Santiago del Estero y los agregó a los que ya tenía Adecoagro, la empresa de la que es accionista la familia Soros. En su exposición sobre la Argentina durante el encuentro, la Presidenta dijo haberle planteado el interés del país por el desarrollo científico y tecnológico.
A la Presidenta se la veía distendida después de la reunión. Llegó al Consulado de la calle 56 y de entrada recorrió la exposición fotográfica dentro de Evita, pasión y acción que se presenta hasta el sábado y fue organizada por el cónsul José Luis Pérez-Gabilondo, el ministro de Turismo Enrique Meyer y Cristina Alvarez Rodríguez, presidenta del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón. Como curador, Gabriel Miremont le mostró a Cristina foto por foto y ambos las comentaron.
Entre el grupo de invitados estaba Ernesto Semán, hoy con actividad académica en Nueva York, que en el 2003 organizó los primeros contactos con intelectuales ligados al propio Soros y con los economistas Paul Krugman y Joseph Stiglitz.
“¡Uau!”, dijo en un momento Cristina al ver el cortejo popular que acompañó el funeral. Ante Miremont y el embajador en los Estados Unidos Jorge Argüello, dio signos de conocer la mayoría de las fotos y las circunstancias, y ante una imagen de Eva con boina contó que la sobrina de quien las fabricaba le dio una.
En otro salón de la planta baja la muestra exhibe vestidos de Evita, que Cristina también miró. Allí se encontró con Susan Segal, del Council of Americas, a quien le contó un segundo que estaba satisfecha de la reunión con Soros. En la planta alta recorrió la obra de artistas plásticos, entre otros Daniel Santoro con su cuadro Cabeza de playa, Miguel Rep con Eva Test, que obliga habitualmente a los guías argentinos no sólo a traducir sino a explicar el doble sentido, y obras como Grito, de Nicolás García Uriburu, Retrato de Eva, de Ricardo Carpani y un cuadro de Eduardo Iglesias Brickles a partir de una visita de Eva Perón a un grupo de mineros.
Se sacaron fotos con Cristina estudiantes y residentes, incluyendo a los dueños boquenses de la parrilla de Queens que visitaba Néstor Kirchner antes de dejar Nueva York. Recorrió también el museo, de visita en Nueva York, el ex vicecanciller Eduardo Valdés, que en los últimos años se ocupó como abogado de defender a uno de los chicos abusado por el padre Grassi.
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