EL PAíS
› DECLARACIONES DE LOS OBISPOS
Tedéum y púlpito
› Por Washington Uranga
Para el cardenal Jorge Bergoglio, “no se puede vivir indiferente ante el dolor y marginalidad”, problemas que “nos deben indignar”. El arzobispo de Buenos Aires lo dijo en la ceremonia religiosa de acción de gracias (tedéum) celebrada en la catedral con la presencia del presidente Néstor Kirchner, el vicepresidente Daniel Scioli, ministros, legisladores, embajadores y autoridades de iglesias y cultos existentes en el país. Por la mañana, en la basílica de Luján, el presidente saliente, Eduardo Duhalde, había asistido a una misa de acción de gracias que solicitó y que celebró el arzobispo de Mercedes-Luján, Rubén Di Donte. Hoy, en la localidad bonaerense de San Miguel, comenzará a sesionar la asamblea plenaria de los obispos católicos argentinos, presidida por el arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás.
En la catedral porteña, Bergoglio afirmó que “este suelo nunca tuvo vocación de marginar a nadie”, pero advirtió que “los ciudadanos nos sentimos maltrechos y tirados al costado del camino”. Agregó que “no tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan”, subrayando que todos tenemos que hacer frente al momento haciéndonos “cargo de lo que nos concierne”. El arzobispo porteño sostuvo además que “hay dos tipos de hombres: los que se hacen cargo del dolor y los que pasan de largo”.
A lo largo del día, varios prelados opinaron sobre la situación. En Luján, el arzobispo Di Monte dijo que “es tiempo de aunar fuerzas, congregar, concertar, reconciliar y mancomunar esfuerzos en intenciones y proyectos y, sobre todo, de vivir realizando”. El obispo de Iguazú, Joaquín Piña, sostuvo que “el pueblo argentino comenzó a despertar” porque “se cansó de la clase política corrupta”, de las “injusticias, las desigualdades” y agregó que “queremos un país distinto, donde todos puedan vivir con dignidad”. El obispo emérito de Viedma, Miguel Hesayne, aseguró que “la Argentina que inicia un nuevo período social-político y que debe desterrar el hambre y la exclusión en el trabajo, en la educación y la salud de vastos sectores populares, necesita de una Iglesia madura en la fe de Jesús resucitado y dispuesta a ser generosa de creyentes y no creyentes”. El arzobispo de Resistencia y presidente de Pastoral Social, Carmelo Giaquinta, invitó a “descubrir a la sociedad como prójimo digno de amor” y subrayó que “el amor a la Patria grande puede expresarse en ocasiones excepcionales ostentando una escarapela al pecho, pero ha de expresarse todos los días en el amor a la patria chica, con expresiones concretas de respeto y servicio”.