Alfredo Bravo podría ganar su última batalla judicial. Los conjueces que deben decidir a quién le corresponde la tercera banca de senador por la Capital Federal se reunirían hoy y otorgarían el lugar al socialista, que en diciembre de 2001 fue candidato por el ARI y el partido Nuevo Espacio. Debido a su fallecimiento, el cargo lo ocuparía Susana Rinaldi, su acompañante en la lista.
La disputa entre Alfredo Bravo y Gustavo Beliz por la banca a senador lleva ya un año y medio. El conflicto judicial comenzó porque el actual ministro de Justicia cuestionó el resultado electoral. El 14 de octubre de 2001, Bravo se impuso por 2511 votos, pero Beliz argumentó que el socialista lo había superado al presentarse a través de dos listas separadas –el ARI de Elisa Carrió y el partido Nuevo Espacio, de Juan Carlos Dante Gullo– sin haber formalizado una alianza.
La pelea llegó hasta la Corte Suprema después de que la jueza María Servini de Cubría le diera la razón a Bravo y la Cámara Electoral, a Beliz. Los ministros se la Corte se excusaron de participar en el caso, ya que el diputado era uno de los principales promotores del juicio político en su contra. Por esa razón, el tema quedó en manos de los conjueces, que son presidentes de Cámaras Federales de todo el país.
Después del fallecimiento de Bravo, ocurrido el lunes, sus familiares y allegados hicieron hincapié en el dolor que le había producido, en sus últimos días, al fundador de Ctera y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el retardo injustificado de la Justicia en resolver este tema. El martes, Beliz presentó un escrito renunciando a la banca, pero no desistió del reclamo para su partido. Si él fuera el favorecido por los conjueces, el lugar lo ocuparía María Laura Leguizamón.
La muerte de Bravo hizo que en Tribunales se especulara con que la cuestión quedaría “abstracta” y por lo tanto resultaría favorecido el ministro de Justicia. Pero ayer, para disipar esta posibilidad, Rinaldi, acompañada por el abogado de Bravo, Juan María Ramos Padilla, hizo una presentación en la que ratificó todos los argumentos esgrimidos por “el Maestro” anteriormente. Allí se recordó que el procurador general, Nicolás Becerra, aseguró en el dictamen que firmó hace más de dos meses a favor de Bravo que “ante todo corresponde avalar la sentencia del pueblo desplegada en las urnas y nunca subvertirla con una decisión judicial, toda vez que de otro modo se trasladaría la voluntad popular a la de los Tribunales”.
A pesar de que un fallo favorable para Bravo implicaría que el puesto sea ocupado por Rinaldi, ella misma solicitó y así es la voluntad de los compañeros de Bravo del Partido Socialista, que sea el diputado fallecido quien sea proclamado en la banca. “Resulta imprescindible que sin más trámite, sin más dilaciones, sin más daño a las instituciones y evitando incrementar el desprestigio institucional del Poder Judicial, se dicte sentencia definitiva en estas actuaciones y, pese a que el daño ya fue causado, se proclame sin más trámite a Alfredo Bravo como senador electo. Al menos, la historia registrará la voluntad soberana del pueblo de la ciudad de Buenos Aires que sentenció, mediante sufragio, que Alfredo Bravo debía representarlo en el senado de la Nación”.
El escrito presentado por Rinaldi termina reclamando que hoy se dicte una sentencia definitiva en el caso y, según trascendió en tribunales, hay posibilidad de que efectivamente los conjueces de la Corte se reúnan. La mujer solicitó que si no se llega a una solución de inmediato, los magistrados envíen la causa al Senado para que sea éste el que salde el conflicto.