Martes, 26 de febrero de 2013 | Hoy
EL PAíS › EL PRESIDENTE DE LA CORTE HABLA UN DíA ANTES DEL DEBATE POR UNA JUSTICIA LEGíTIMA
Con la excusa de los 150 años de la Corte, que se cumplen en octubre, Ricardo Lorenzetti encabezará un acto ante centenares de jueces, donde sentará posición sobre el estado de la Justicia, cuando crece el debate por la democratización.
Por Irina Hauser
El Poder Judicial parece en estado de ebullición. En Tribunales puede percibirse la gran expectativa reinante por una sucesión de acontecimientos que ocurrirán esta semana y que muestran a muchos de sus integrantes como protagonistas en un escenario de reflexión sin precedentes sobre la esencia misma de su tarea como parte de uno de los poderes del Estado, el único que no es votado por el pueblo, pero que tiene en sus manos grandes decisiones que lo afectan. El disparador, ya conocido, fue la iniciativa de cientos de jueces, fiscales y defensores que en medio de la disputa alrededor del caso Clarín salieron a diferenciarse de la Asociación de Magistrados que –alentada por parte de la Corte Suprema– denunciaba presiones políticas, y terminaron convocando a dos jornadas de debate abierto para mañana y pasado en la Biblioteca Nacional con el lema de buscar una “Justicia legítima”. Sin embargo, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, se les anticipó y hará hoy a las 11 un acto de apertura del año judicial que intentará amplificar más que otras veces con la excusa de que el máximo tribunal cumple 150 años. A los ojos del mundillo judicial, es evidente el intento por marcar la cancha y condicionar la agenda, en medio de lo que ya es una discusión abierta e instalada sobre lo que se ha dado en llamar “democratización de la Justicia”. Cerca del juez, sus colaboradores aseguran que su mensaje “no será confrontativo” sino de “amplitud y aceptación de las voces críticas”. Desde que asumió la presidencia de la Corte, en 2006, Lorenzetti insiste en casi todos sus discursos en la idea fija de que el Poder Judicial tiene que “estar unido”. Para aglutinar a los jueces de todo el país inventó la Conferencia Nacional de Jueces, mayormente dominada por las temáticas que le interesan a la tradicional Asociación de Magistrados, que se arroga una suerte de representación gremial de los jueces y de sus equivalentes de otros rincones del país, junto con la Junta Federal de Cortes. Fueron, además, los que a fines del año pasado emitieron un comunicado que acusaba al Gobierno de presionar a los jueces y defendía, tácitamente, a la Cámara en Civil y Comercial, que actúa en el caso de la ley de medios. Aquel texto fue respondido por dos solicitadas de jueces, defensores y fiscales que ponían en crisis algunos conceptos instalados y decían, por ejemplo, que la independencia también está en relación con el poder económico, con otras corporaciones (como los medios) y con la propia corporación judicial, de lógica verticalista. Después de dos solicitadas que llegaron a juntar cerca de 700 firmas surgió la convocatoria a un debate abierto sobre el Poder Judicial y el abanico de posibilidades para democratizarlo. Para las jornadas del 27 y 28 hay un temario tentativo que incluye la cuestión de la independencia, la apertura del ingreso para trabajar en el Poder Judicial y que deje de ser una gran familia, la discusión sobre cómo deberían rendir cuentas los jueces de lo que hacen, cómo hacer que la gestión de la Justicia sea democrática y respetuosa de los derechos humanos, cómo podrían los funcionarios judiciales lograr un “nucleamiento anticorporativo”. En el medio aparecen temas como la eliminación de privilegios concretos, del estilo de la exención de pago de impuesto a las ganancias, la necesidad de reformas procesales que den protagonismo a los fiscales, la participación popular en el sistema judicial y hasta la posibilidad de una nueva asociación.
El surgimiento de esta corriente puso en duda la idea de unidad que Lorenzetti alimenta hace tiempo. A fin de año, frente al llamado de la presidenta Cristina Kirchner a democratizar, eligió contestar desde una cena de la Asociación de Magistrado que los jueces no son “una corporación sino un Poder del Estado”. Esta vez, dicen en su entorno, hará un discurso amigable, intentará mostrar al Poder Judicial como amplio y abierto a los debates y a una agenda común. Lorenzetti tiene una capacidad para hablar de los grandes temas de la coyuntura sin nombrarlos explícitamente. Lo ha hecho al hablar de la libertad de expresión –en medio del debate por la ley de medios– y hasta al hablar del transporte ferroviario tras la tragedia de Once. En casa ocasión retomará, casi como un mantra, el concepto de que la Justicia debe ofrecer un servicio y estar cerca de la gente. El enigma es si cuando hable hoy ignorará el debate creciente sobre el Poder Judicial, si lo abordará con su estilo elíptico habitual o si hará referencias más directas. En los últimos días también circularon rumores de que haría anuncios, como la generalización del ingreso democrático, por concurso a la carrera judicial.
Lorenzetti hizo llamar a centenares de jueces para que asistan al acto de hoy con el argumento de que no estaría bien faltar a la celebración de los 150 años de la Corte que, en rigor, se cumplen el 15 de octubre. Habrá videos de cada uno de los jueces supremos referidos a la historia del alto tribunal, pero a la hora de hablar sólo lo hará el presidente. Entre los invitados están dos de las mujeres que más impulsan el debate por una Justicia legítima: la procuradora Alejandra Gils Carbó, que hará el discurso de apertura en la Biblioteca el miércoles, y la defensora general, Stella Maris Martínez, que hará el de cierre el jueves junto con Antonio Cluny, juez de la Audiencia de Lisboa, presidente de la Asociación de Magistrados Europeos para la Democracia y las Libertades, símbolo de un movimiento con rasgos similares al que se está gestando aquí.
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