EL PAíS › ADOLFO PEREZ ESQUIVEL SE REUNIO CON EL PAPA
El titular del Serpaj dijo que “durante la dictadura hubo obispos que fueron cómplices, pero no Bergoglio”. Consideró “muy positivo” el almuerzo de la Presidenta con Francisco.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
“El papa Francisco nunca fue cómplice de la dictadura argentina. En ese entonces era el superior de los jesuitas. No era obispo y no estuvo entre los que en primera línea denunciaban a la dictadura porque prefirió hacer un trabajo de diplomacia silenciosa. Además, el presidente de la Corte Suprema argentina ha declarado que no hay pruebas de su complicidad”, reiteró ayer en Roma el Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, luego de ser recibido por Jorge Bergoglio. “Pero, claro, hay que decir que en aquel período la Iglesia argentina no tuvo un comportamiento homogéneo. Durante la dictadura hubo obispos que fueron cómplices, pero no Bergoglio”, agregó Pérez Esquivel.
Sentados frente a frente, a un lado del escritorio, en la biblioteca del Papa ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico, Francisco y Pérez Esquivel, que se conocen desde hace años, aparecieron relajados y sonrientes en las imágenes de la televisión vaticana. Y durante la audiencia privada tocaron varios temas, entre ellos los derechos humanos. No se refirieron al problema de Malvinas ni a las uniones homosexuales, contó el activista de derechos humanos.
Pérez Esquivel calificó como un “acercamiento que fue muy positivo e importante” el encuentro que el Papa mantuvo el lunes con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y dijo que esperaba que “esas relaciones y el diálogo se profundicen ulteriormente en beneficio del país”.
Respecto de los derechos humanos, dijo que el Papa le “reiteró con mucha claridad que es importante llegar a la verdad y a la justicia en relación a los crímenes cometidos en la Argentina, pero que los derechos humanos son integrales” y que no hay que limitarse a los homicidios de la dictadura, sino también incluir “la pobreza, el ambiente, la vida de la gente”. El papa Francisco y Pérez Esquivel –que en 1977 fue arrestado por la dictadura militar en Argentina y estuvo preso 14 meses– también se refirieron a los muchos “mártires” de América latina como el obispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en El Salvador mientras celebraba misa, a causa de su compromiso en defensa de los derechos humanos y contra la dictadura militar de su país.
Pérez Esquivel asistirá hoy en Roma a una misa y a otra ceremonia en memoria del obispo salvadoreño. “Con el Pontífice hemos hablado de nuestros mártires, semillas de vida que han dado la propia vida por otras personas. Romero era un gran profeta, es un mártir de la Iglesia”, dijo.
“Estamos muy contentos con la elección del papa Francisco. Por primera vez ha sido elegido un pontífice latinoamericano y eso llevará a la Iglesia a salir del eurocentrismo. Su elección representa además un desafío. Hay muchas cosas por hacer en el mundo, no sólo por la Argentina. Pero es necesario que reciba la ayuda de los que piensan como él”, dijo Pérez Esquivel a los periodistas reunidos en la sede del Serpaj (Servicio Paz y Justicia) en Roma.
“La primera gran diferencia entre él y los demás papas es que Francisco es un gran pastor. Será una renovación positiva para toda la Iglesia y no sólo en Latinoamérica”, agregó.
Sobre la reunión con Francisco en el Vaticano añadió: “Fue un encuentro muy emocionante. Lo he visto bien aunque, claro, todavía debe acostumbrarse a su condición de pontífice, al nuevo ritmo. Pero lo he visto seguro y decidido a cumplir su camino apostólico, aunque aún esté tratando de entender cómo afrontar las cuestiones internas del Vaticano”. Lo que más preocupa al Papa de todas maneras “es la pobreza, el hambre, la marginación en el mundo. No eligió por casualidad el nombre de Francisco, lo ha hecho para llevar adelante un proyecto de vida”, concluyó Pérez Esquivel, quien durante la audiencia privada estuvo a solas con el Papa pero luego pudo hacer entrar a la Biblioteca, para un saludo, a algunos de sus colaboradores del Serpaj. También aquí se vio la informalidad a la que está sometiendo de golpe el papa Francisco a todo el riguroso protocolo vaticano: las mujeres que acompañaban al Premio Nobel no estaba vestidas de oscuro y formalmente como hasta ahora se requería a toda dama que fuera a ver al pontífice. Y a esto se le agrega otro hecho inusual: el miércoles, al día siguiente de comenzar oficialmente su pontificado, el Papa invitó a un numeroso grupo de argentinos, entre ellos algunos sacerdotes y monjas pero también padres de familia y niños, a almorzar con él en una sala adyacente al aula Paulo VI, donde se realizan las audiencias públicas de los miércoles. Todo con gran naturalidad. No faltó el abrazo ni el tango cantado por ellos, ni el consejo del padre, ni las charlas y oraciones, contó a Radio Vaticana uno de los invitados, fray Pablo Bernardo Ordoñe.
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