El cuerpo del dictador Jorge Rafael Videla permanece en la morgue judicial del Cuerpo Médico Forense porteño a la espera de que el juez federal Juan Pablo Salas analice los resultados de la autopsia, que habría arrojado que el represor murió a causa de una hemorragia interna. Para que pueda llevarse a cabo el entierro, el magistrado debe entregar el cadáver a la familia, cosa que no se produciría al menos hasta mañana. Los familiares del dictador habían consultado en el juzgado sobre la posibilidad de cremarlo, pero hasta que no se completen los análisis toxicológicos eso no sería posible.

Salas se comunicó con la familia del dictador fallecido para preguntarles si quieren agregar un perito de parte que revise los resultados de la autopsia. De todas maneras, la notificación oficial sobre estos trámites se realizaría mañana y, por lo tanto, hasta ese momento el cadáver se mantendrá en la morgue.

Desde el Estado Mayor General del Ejército ratificaron que, en sintonía con la resolución del año 2009 del Ministerio de Defensa, Videla no podrá recibir “ningún honor” en su funeral debido a que estuvo involucrado en delitos de lesa humanidad.

Tal como informó ayer Página/12, a las ocho de la mañana del viernes, el celador del pabellón 6 del módulo IV de la cárcel de Marcos Paz miró por la ventana de la celda de Videla y lo vio en el inodoro. Quince minutos después, volvió a pasar por el lugar y como el represor no respondía al llamado solicitó la presencia del médico, que constató su muerte. El médico le realizó un electrocardiograma, en el que no se encontraron signos vitales. Una vez que se confirmó que Videla había fallecido, como trámite de rutina se ordenó una consigna en la celda y se dio intervención al Juzgado Federal de Morón, a cargo de Juan Pablo Salas. El magistrado ordenó la realización de la autopsia y entregó a la familia la ropa y efectos personales del dictador, pero preservó la documentación.