Las imágenes de un motorman semidormido mientras conduce un tren de la línea Mitre, de otro que lee un libro mientras maneja otra unidad y de un tercero que envía mensajes de texto desde su teléfono móvil con el tren en marcha fueron el telón de fondo para que el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, anunciara ayer medidas para mejorar el control de los maquinistas que implican nuevos exámenes psicofísicos y la prohibición del uso de teléfonos móviles en las cabinas, entre otras. Las imágenes fueron captadas por las cámaras instaladas hace menos de un mes en las cabinas de conducción de todos los trenes en el área metropolitana. El gremio de conductores La Fraternidad, que en su momento se opuso a la instalación de esas cámaras, cuestionó duramente la difusión de las imágenes, pero no dispuso medidas de fuerza.

Randazzo, en una conferencia de prensa que ofreció en la Casa de Gobierno, destacó que a menos de un mes de la instalación de las cámaras, los resultados de esa medida “han sido contundentes”. Para demostrarlo, difundió seis videos captados por esos equipos. El más impactante es el de un motorman de la línea Mitre que, a las 6.50 de la mañana –un horario similar al del accidente de Castelar, aclaró–, se queda dormido en reiteradas oportunidades mientras conduce la unidad a 60 kilómetros por hora, entre las estaciones Beccar y La Lucila.

A partir de ese video, el ministro anunció que “se van a perfeccionar los exámenes psicofísicos” a los trabajadores del sector ferroviario, entre ellos, la medición de la masa corporal, examen visual, detección de drogas y tests de descanso, fatiga y de ansiedad. También se dispuso la realización de un estudio de oxígeno en sangre a los conductores de trenes “para saber si la persona tiene predisposición a quedarse dormida”. Hasta ahora, solo se hacía un test de alcoholemia antes de tomar el servicio. Además se estableció que “será obligatoria una reválida anual de la licencia de conducir, que hasta ahora era vitalicia, y la realización de una capacitación anual de 100 horas con simulador de manejo (ver recuadro).

“Las empresas concesionarias o la unidad de gestión que no den cumplimiento a estas medidas serán penadas con el castigo máximo, que puede ser la rescisión y finalización del servicio”, advirtió el ministro.

La instalación de las cámaras en todas las cabinas de conducción fue dispuesta tras el accidente de Castelar, que provocó tres muertes. La medida generó rechazo del gremio La Fraternidad, que dispuso un paro sorpresivo el 3 de julio último.

En una de las filmaciones que exhibió Randazzo se ve a un motorman que se debate entre el sueño y la vigilia mientras maneja la unidad del Mitre. El maquinista arranca y casi de inmediato cierra los ojos, se duerme. Se despierta para accionar el sistema de “hombre vivo”, que lo obliga a apretar un botón para demostrar que está consciente. El mecanismo suena cada 12 segundos y si no se desactiva, el tren se detiene en forma automática. Luego de accionar el botón, el maquinista del video vuelve a dormirse, después se retuerce en su silla, mueve los brazos, se rasca la cabeza en un intento por vencer el sueño, pero no lo consigue. Al rato se levanta, acomoda su asiento sin mirar hacia el frente mientras el tren avanza. A los cuatro minutos y medio se detiene en la estación, abre la puerta y sale a tomar aire. Pero al retomar el viaje, vuelve a dormirse. Según Randazzo, ese conductor atravesó en esas condiciones 15 pasos a nivel.

Según voceros de Transporte, el motorman podía haber avisado antes de tomar el servicio que no había descansado bien, que no estaba en condiciones de conducir, y podía haber sido reemplazado. Eso está previsto, es posible, aunque no puede hacerse todos los días.

Ahora el motorman fue suspendido en sus funciones, lo mismo que los otros que cometieron infracciones. Las otras imágenes muestran a un conductor leyendo un libro con el tren en marcha, y otro que envía mensajes de texto mientras la unidad avanza a velocidad de crucero.

Otras imágenes muestran a conductores que al ingresar a la cabina tapan la cámara con una campera. Estos trabajadores también podrían ser sancionados, advirtieron en el ministerio. En otros dos videos se ve a otros tantos conductores que realizan su trabajo en forma correcta. “Creo que no hace falta demasiadas palabras”, sostuvo el ministro tras la exhibición de las imágenes.

Randazzo no difundió los datos personales de los conductores involucrados en estos episodios, pero no fue necesario: se los podía identificar claramente en la imágenes, que no estaban pixeladas, lo cual generó críticas de los gremios ferroviarios (ver aparte).

Desde La Fraternidad acusaron al Gobierno de “buscar criminalizar a los trabajadores ferroviarios”. Dirigentes opositores como Liliana Parada (Camino Popular), Vilma Ripoll (MST) y Héctor Heberling (Nuevo MAS) cuestionaron a Randazzo, cada uno por su lado, por “culpar a los trabajadores” de los problemas ferroviarios y “escrachar” a los maquinistas en falta.

“Nosotros nos sentimos en la responsabilidad de dar a conocer esta información a la ciudadanía –respondió Randazzo–. A partir de esta información tan preocupante, tan sensible, hemos decidido tomar una serie de medidas que no son en contra de nadie sino a favor de los pasajeros. Un motorman tiene en sus manos la vida de miles de personas todos los días.”