Vie 09.08.2013

EL PAíS  › OPINION

Por las víctimas de Rosario

› Por Luis Bruschtein

Maximiliano Mai se hizo famoso porque en abril pasado entró a la Casa Rosada con un grupo que hacía una visita turística y trató de colgar un cartel contra el Gobierno. Se lo impidieron y se fue lo más campante para su casa. Sus amigos dijeron que era un “héroe cívico”. Hace pocos días aparecieron carteles en la ciudad convocando al cacerolazo de ayer. Mai dijo al periodismo que se los habían pagado el Momo Venegas y Julio Piumato, quienes lo desmintieron, pero esos carteles cuestan un dinero que salió de algún lado. Mai ha militado en el PRO, junto a Cristian Ritondo, pero ahora dice que eso quedó en su pasado.

Yamil Santoro, otro de los que aparece como los independientes que convocan a los cacerolazos, afirmó en la publicación Nueva Ciudad que “Maximiliano Mai opera con Luis Barrionuevo para Piumato y Massa a costa de las marchas”. Santoro no es tampoco un independiente. Ha militado en Unión por Todos, el partido de Patricia Bullrich, y actualmente es candidato a diputado por la estrambótica alianza porteña entre los hermanos Rodríguez Saá y los ultraliberales de UPAU, la vieja sigla de Alvaro Alsogaray.

Lucho Bugallo, otro de los independientes que activa en las redes sociales convocando a los cacerolazos, es un hombre ligado a la Sociedad Rural y al PRO.

Todos ellos han sido invitados a distintos programas de televisión, donde han sido presentados como los organizadores de los cacerolazos a través de sus intervenciones en las redes sociales. En ningún caso se les planteó si no les parecía deshonesto lanzar convocatorias políticas sin blanquear que son militantes de fuerzas políticas de derecha.

Los tres viajaron el año pasado dos días después del cacerolazo de abril a San Pablo, donde se reunieron con dos empresarios norteamericanos de la American Task Force Argentine, una ONG inventada por los fondos buitre que litigan contra Argentina. Estos empresarios les ofrecieron financiar las actividades que realizan contra el Gobierno que en definitiva coinciden con los intereses de los fondos buitre. Si no fuera así, no les ofrecerían el dinero.

Los cacerolazos y los caceroleros no tienen nada de independientes. Están fogoneados por grupos militantes de derecha enrolados en el PRO.

Hay un estilo en la nueva política de la derecha que es actuar como si no fueran políticos. Esa es una de las formas más sucias de hacer política. El que hace política tiene que decir lo que piensa, si no es deshonesto. Los organizadores de los cacerolazos se han destacado en este aspecto.

Estos movimientos van perdiendo fuerza, ayer hubo mucha menos gente que en el anterior, en el que ya había disminuido la participación. Esta vez, todos los partidos políticos habían desistido de hacer actos de cierre de campaña por la tragedia de Rosario. Sin embargo, los caceroleros argumentaron que no levantarían la marcha porque se lo habían pedido los familiares de las víctimas de Rosario. No puede haber nada más canallesco en política que esa mentira. Es una mentira que pinta de cuerpo entero a quien la formula.

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