EL PAíS › OPINIóN
› Por Gustavo Oliva *
“A mí hay dos obras que me emocionan muchísimo: una es el Colegio Nacional de La Plata, un colegio hermoso, espectacular. No sé si algunos de ustedes ha tenido la suerte de conocerlo, que hace a la historia misma de la formación de muchísimos alumnos que han ingresado a la universidad sin el famoso curso de ingreso y demás, lo que significaba estructuralmente y culturalmente. Y lo estamos trabajando con el rector del Colegio Nacional, con el rector de la Universidad Nacional de La Plata, y si Dios quiere, dentro de algunos meses estará totalmente restaurado.”
Néstor Kirchner, 27 de mayo de 2007.
Días atrás, el Colegio Nacional de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) fue víctima de una apropiación. Un proceso electoral viciado por la mezquindad y el voto calificado dio como resultado el arribo de un “rejunte” opositor con el único objetivo de volver a un colegio de elite.
Durante los últimos diez años, el Nacional se consolidó como un colegio de inclusión social y vanguardia pedagógica legitimado en las elecciones realizadas en 2005, 2007 y 2009, en las que votaron todos los profesores con más de seis meses en ejercicio.
La cúpula que dirige la UNLP, con el “aval” de la Justicia y el monopolio mediático platense, apeló a la vieja usanza de la proscripción para terminar con un proceso transformador. Fue la confección de un padrón a medida la estrategia que, mediante artilugios legales, cercenó el derecho de voto del 50 por ciento de los docentes que lo habían ejercido en las anteriores elecciones. Su principal objetivo fue concretar la apropiación. La lucha de estudiantes, docentes, no docentes y la intervención de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, recomendando la participación de la mayoría, no alcanzó para revertir este fraude movilizado por el odio hacia las gestiones que trabajaron por el ingreso y egreso de los pibes de los barrios, los que ellos históricamente denominaron “cabecitas”.
Con Néstor y Cristina, el Colegio Nacional recuperó la impronta como institución modelo, materializando la inversión edilicia más importante de su historia desde su fundación. Eso, les duele.
Les duele que los estudiantes reciban becas económicas y viandas diarias para acompañar su permanencia en el Colegio; que se implementen dispositivos pedagógicos para que la inclusión educativa no quede en un concepto y sea una realidad; que se haya dejado atrás un plan de estudios de la dictadura militar al que nunca se animaron a cambiar y con el que educaron por treinta años.
Les duele el acto en el Salón Sur de la Casa Rosada en el que el ex presidente sellara el convenio para la recuperación integral y puesta en valor del edificio histórico; que Cristina y Néstor participaran del acto de finalización de obra, siendo ésta su primera visita a una dependencia de la UNLP; que el nuevo comedor haya reemplazado a una precaria casilla de madera “provisoria”, pero que funcionó por cinco décadas. Y mucho más les duele que lleve el nombre “Presidente Néstor Kirchner”.
Les duele el despliegue de una política de memoria y derechos humanos y la totalidad de las aulas con nombres de estudiantes detenidos desaparecidos. Les duele que la presidenta de la Nación haya inaugurado el nuevo edificio de la biblioteca que lleva el nombre “Madres de Plaza de Mayo”.
Les duele que sobre la base de este proyecto educativo, como ex rector, haya ideado e impulsado la creación de nuevos colegios secundarios en otras universidades del país.
Les duele que estas acciones dejen en evidencia décadas de inactividad en manos de las sucesivas conducciones radicales.
A once años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente y una década de gestión en el Colegio Nacional, es posible divisar cómo los sectores más recalcitrantes de la derecha de la política argentina no escatiman en artilugios con el propósito de desgranar el proceso de transformación social más importante que ha vivenciado el pueblo argentino desde Perón hasta la actualidad.
Como ex rector del Colegio Nacional durante dos períodos (2004-2010) y actual senador bonaerense por el FpV manifiesto que, frente a los incesantes ataques de la prensa canalla por mi identidad política, me honra ser kirchnerista, ser partícipe activo de las políticas concretas que han puesto en el centro de la escena los intereses del pueblo en su conjunto, dejando de lado las mezquindades y los intereses individuales.
Hoy, el Colegio Nacional de La Plata ha sido apropiado ilegítimamente por un grupo de reaccionarios que hostigan a estudiantes, docentes y no docentes que no forman parte de su círculo. La historia los juzgará. Nuestra lucha no claudica.
* Ex rector del Colegio Nacional. Senador de la provincia de Buenos Aires FpV.
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