EL PAíS
› LA CAMPAÑA ESTA RECALENTADA Y HASTA
HUBO DEBATE EN EL NO DEBATE DE IBARRA Y MACRI
Las formas no pudieron evitar la chispa
Las cámaras no podían enfocar a uno mientras hablaba el otro. Los cruces estaban prohibidos. Pero igual avanzó la polémica entre los dos proyectos, el de Ibarra y el de Macri, a poco más de una semana del ballottage porteño del 14 de septiembre. La estrategia de cada uno. Los puntos débiles.
› Por Fernando Cibeira
Pese a que no permitían las interrupciones ni las repreguntas y que los protagonistas debían ceñirse a un rígida pauta acordada de antemano, el debate televisivo entre Aníbal Ibarra y Mauricio Macri tuvo su chispa. Ibarra creció cuando marcó las debilidades de su rival, puntos que casi nunca tuvieron respuesta. Macri, en tanto, anduvo mejor siempre que la situación le permitiera leer la respuesta que había llevado escrita. Para el final, los dos se guardaron alguna sorpresita. Macri contó que hasta antes de entrar en la política, Ibarra fue a comer a su casa. “De repente, me convertí en alguien peligroso para la sociedad”, sostuvo. Ibarra dijo que existían dos Macri. “¿Cuál es Macri, el que dice que va a crear nuevos empleos o el que echó a 15 mil trabajadores del Correo?”, se preguntó.
La metodología fue consensuada por los dos candidatos con Poder Ciudadano, la ONG que auspició el encuentro. En los cortes, una placa avisaba que Ibarra y Macri habían aceptado que la cámara debía quedar fija en primer plano en el expositor y que se cerrarían los otros micrófonos para clausurar toda posibilidad de interrupción. Las preguntas, para más, habían sido formuladas por diez ONG`s y estuvieron en manos de los candidatos un día antes. Las condiciones, que reducían drásticamente la posibilidad de salirse del libreto, habían disgustado a Ibarra y tranquilizado a Macri. En ocasión del primer debate fue evidente que al presidente de Boca le faltaban reflejos para las respuestas rápidas.
No obstante, como en cada respuesta los candidatos hacían alguna referencia al rival, terminaron cruzándose lo suficiente como para darle gracia al debate. Por ejemplo, Macri insistió en su idea de bajar el 15 por ciento los impuestos y dijo que iba a conseguir más recursos reduciendo gastos superfluos entre los que nombró los 15 millones de pesos que gasta la ciudad en publicidad, “que se utilizan para presionar a periodistas”. En su siguiente intervención, Ibarra explicó que no podía dejar pasar lo que había dicho porque “no es mi estilo”. “El ladrón cree que todos somos de su condición y no somos todos iguales”, agregó.
El debate duró una hora y fue televisado por el estatal Canal 7, con una escenografía austera: el logo de la emisora de fondo y atriles para los participantes. La moderación, un tanto rígida, corrió por cuenta del director de la carrera de Comunicación Social de la UBA, Damián Loreti, quien se limitó a agradecer a los televidentes y leer las diez preguntas formuladas por los organizaciones sociales que recorrieron los temas típicos de estos casos: participación ciudadana, educación, salud, seguridad, empleo, economía, villas miseria, cartoneros, medio ambiente y cortes de calle. Como cierre hubo dos preguntas cruzadas, que los candidatos también se enviaron antes. Tenían minuto y medio para responder.
Ibarra no tardó en mencionar la relación de Macri con el modelo neoliberal, uno de los ejes de su campaña. “La década del ‘90 de la que él fue partícipe generó mucha pobreza e indigencia. Ahora nosotros tenemos que resolver los problemas que ellos crearon”, afirmó el jefe de gobierno. La estrategia apunta a desbaratar la intención de Macri de presentarse como una figura nueva en la escena política.
Macri le contestó al hablar de las villas. “Ibarra envía más chapas, más ladrillos a lugares donde no hay cloacas ni agua potable. Eso no es progresismo, es cinismo”, sostuvo. También dijo que el jefe de gobierno “habla como si empezase a gobernar hace diez minutos”. Ibarra le dijo: “Habla como si hubiera nacido de un repollo”.
Al igual que en el primer debate, Macri se hizo un lío con los números. Habló de la existencia de 57 mil chicos con desnutrición en la ciudad. “Si usted encuentra mil, yo no me presento a la segunda vuelta”, lo azuzó Ibarra. Cuando se habló de educación, Macri volvió sobre el tema pero con retoques: “Así como Ibarra no sabe que hay 30 mil chicos con riesgo de desnutrición, quizás tampoco sepa que hay 55 mil chicos que no estudian nitrabajan”. Avanzado un poco más el programa, Ibarra marcó las correcciones que había hecho su rival. “Macri pasó de hablar de 57 mil chicos desnutridos a 30 mil en riesgo de desnutrición. Hay que ser serios al manejar cifras, se perdió la posibilidad que no me presente en segunda vuelta”.
Otro cruce se dio con la seguridad. “Ya vimos la semana pasada qué complejo es mantener la seguridad en un estadio para 60 mil personas. Tanto más difícil es hacerlo en una ciudad”, recordó Ibarra lo sucedido el domingo justamente en la cancha de Boca en el partido contra Chacarita. Macri le respondió más tarde, englobando esa réplica de Ibarra y otra que había hecho a propósito de las inundaciones. “En esta jornada de tormenta, pese a los deseos de Macri, estamos aguantando bien”, había dicho el jefe de gobierno. El empresario contestó que nunca desearía un problema como el de las inundaciones en la ciudad porque había habido muertos y que, en cambio, Ibarra seguramente estaba esperando que sucediera lo que pasó el último domingo en la Bombonera.
En cuanto a propuestas, hubo novedades en lo que se refiere a los cortes de calle. Ibarra dijo que en el futuro no se tolerarían los cortes protagonizados por pocas personas y que en esos casos se daría intervención a la Justicia. En cambio, si la manifestación era importante se respetaría el derecho a la protesta. Macri adelantó que creará un registro en el que tendrán que anotarse “para pedir permiso” todos los que quieran manifestarse.
Al momento de las preguntas cruzadas, Ibarra interrogó al empresario si había sido investigado por la AFIP o por la Justicia. También quiso saber cómo era que se había entrevistado con Patricia Bullrich cuando era ministra de Trabajo para hacer una gestión a favor del Correo si él dice que hace años que se desvinculó del grupo empresario que encabeza su padre. La primera respuesta Macri la leyó –”porque quiero ser exacto”, dijo– y habló de los vericuetos judiciales de sus causas por contrabando, que terminaron con un sobreseimiento de la Cámara. Con respecto al segundo ítem, dijo que en esa época se desempeñaba como asesor de las empresas del Grupo y que, además, se había reunido muchas veces con Bullrich para tratar de llegar a un acuerdo político. A Macri no le gustaron las preguntas. “No es más que otra chicana de esta sucia campaña política”, dijo.
Ibarra tuvo que responderle al empresario sobre un informe de la Defensoría del Pueblo acerca del pago de sobreprecios en medicamentos y, además, sobre el pago en negro de a los maestros. El jefe de gobierno contestó que el informe tenía muchas inexactitudes y se puso a dar nombres de drogas y precios que resultaron incomprensibles para quien no estuviera en tema. Con respecto a los maestros, explicó que eran adicionales y no pagos en negro que venían de la época de Carlos Grosso. “Un viejo conocido suyo”, le dijo a Macri.
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