Por Camilo Ratti
Desde Córdoba

Después de tres meses de una de las campañas electorales más sucias y agresivas que se recuerden, los cordobeses se preparan para elegir hoy intendente de la capital, concejales, legisladores provinciales y nacionales, además de autoridades en 88 intendencias del interior provincial. El principal atractivo político se centra en saber si Luis Juez, del Partido Nuevo, que en las encuestas supera por más de 20 puntos a Alfredo Keegan (el candidato del gobernador), podrá quebrar 20 años de bipartidismo en la provincia, convirtiéndose en el primer jefe comunal de distinto signo político que el gobernador desde el restablecimiento de la democracia. En el tramo final del proceso, el viernes, el actual intendente Germán Kammerath afirmó que “De la Sota le rogó a Menem que me convenciera para ser su candidato a vicegobernador” en 1998.
Lo que los cordobeses decidirán hoy con su voto no es poca cosa: profundizar la hegemonía política que José Manuel de la Sota intenta construir desde la cuasi desaparición del radicalismo como protagonista de la lucha por el poder provincial, o consolidar lo que se asoma como una nueva fuerza política y social que busca romper el “equilibrio” que convenientemente supieron administrar radicales y peronistas desde el ‘83 a esta parte. Extensa y violenta, la campaña proselitista terminó agotando a los cordobeses, que presenciaron en estos meses todo tipo de despropósitos: la agresión verbal, la aparición de un ignoto candidato de apellido Juez como artilugio para confundir a los electores, la distribución de publicaciones anónimas con supuestos datos de la vida privada del candidato mejor posicionado y principalmente, el protagonismo del gobernador que dejó su despacho para tomar las riendas de la campaña y llegó a atiborrar la televisión local pidiendo disculpas por haber puesto a Germán Kammerath en la intendencia, responsable de la gestión municipal más vergonzosa que se recuerde.
El viernes, en otro capítulo de la disputa, el intendente abandonó su ostracismo y en diálogo con la prensa, aseguró que no le importa que De la Sota pida disculpas por él una y otra vez. “Con el mismo tono con que ahora pide perdón, a mí me imploró que fuera su candidato a vicegobernador, y del mismo modo le rogó a Menem que me convenciera; en esa oportunidad, le pidió perdón a Menem por no haberlo apoyado más en el ‘95”, aseguró Kammerath.
Al estar casi echada la suerte de Unión por Córdoba en la pelea por la intendencia (ni siquiera el apoyo brindado en la última semana por el presidente Néstor Kirchner haría revertirla), la principal preocupación del delasotismo es retener la mayoría absoluta en la Legislatura unicameral (necesita sacar 36 legisladores para lograrlo), lo que le permitiría consolidar su proyecto político. Situación que se vería seriamente amenazada si las huestes de Luis Juez hacen la elección que los números pronostican. Según todas las encuestadoras, el ex fiscal Anticorrupción de De la Sota obtendría la Intendencia con más del 50 por ciento de los votos, seguido por Keegan con un 27 por ciento. Mucho más atrás y lejos de cualquier disputa seria por el poder, el tercer lugar en las encuestas es para otra fuerza nueva: Córdoba en Acción, que lidera el liberal Juan Carlos Rabbat, con la bendición de Ricardo López Murphy. Atrás le sigue la UCR que postula a Luis Molinari Romero, ambos con una intención de voto de entre 6% y 7%. En el quinto lugar aparece la candidata del socialismo, la actual concejal Laura Sesma, con el 3 por ciento, seguida de los candidatos de Izquierda Unida: José Bollo, para la intendencia, y Liliana Olivero, actual legisladora que va por la reelección de su banca.
Aunque es una incógnita la conformación de la futura Legislatura, las posibilidades de Juez de obtener bancas estarán ligadas a la buena performance que éste puede alcanzar en la ciudad, donde concentra prácticamente todo su capital político. De las 70 butacas que se renovarán, 44 serán elegidas por la cuestionada lista sábana, distribuyéndose por sistema proporcional D’Hont, mientras que las 26 restantes lo harán a razón de un legislador por cada departamento, hecho que beneficia al peronismo y al radicalismo al ser dos partidos con aparato y estructura en todo el territorio provincial.
Los resultados obtenidos en el distrito capital también serán clave para determinar la cantidad de senadores y diputados nacionales (se eligen 3 y 9 respectivamente), que ingresarán al Congreso Nacional a partir de diciembre.