Dom 05.10.2003

EL PAíS  › NI RINALDI NI LEGUIZAMON: EL NUDO SE DESATA CON OTRA ELECCION

Tercer senador, otra vez a votar

El jueves, en una reunión secreta, volvió a cambiar el rumbo de un problema viejo, el de la banca de Bravo que quedó vacía y en disputa entre el PJ y el socialismo. La senadora Kirchner ahora impulsa convocar a elecciones y no favorecer a la peronista Leguizamón.

Por S.M.

“La transversalidad es el espacio de sostén a crear, es una política nueva para una Argentina nueva. Aníbal Ibarra debería cumplir un rol importante en esto.” La frase pertenece a uno de los más cercanos colaboradores del Presidente. El concepto que encierra es el motor de varias de las movidas que se pergeñan en el seno del poder. Una de ellas, enlazada con la frase que abre estas líneas, es la decisión de convocar a comicios –otros más– en la Capital Federal a los efectos de elegir el tercer senador nacional del distrito, cargo perdido en los nebulosos vericuetos del Senado nacional. La decisión fue tomada el jueves pasado, en la Casa Rosada, en una de las tantas reuniones que suelen mantener la primera dama, senadora y titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara alta, Cristina Fernández de Kirchner, y el jefe de Gabinete, poseedor de muchos intereses porteños, Alberto Fernández.
La discusión por el tercer senador nacional porteño es tan rancia como injusta. En los comicios de 2001 fueron electos por la mayoría Rodolfo Terragno y Vilma Ibarra, quedando en segundo lugar el fallecido dirigente socialista, que corrió con los colores del ARI, Alfredo Bravo. Pero el viejo profesor obtuvo ese puesto gracias a la suma de votos que le aportó su coalición más el Partido Nuevo Milenio, de Juan Carlos Dante Gullo, “el Canca”. Aquí el problema: desde las filas del propio Partido Socialista se solicitó que el partido de Gullo no pueda aportar a la alianza de socialistas y Elisa Carrió. Una vez terminada la elección, Gustavo Beliz se hizo carne en ese argumento y, seguidor de Bravo por pocos votos, acudió a la Justicia Electoral. La jueza María Romilda Servini de Cubría falló a favor de Bravo, pero sus superiores, la Cámara Federal, lo hicieron a favor de Beliz.
La discusión se trasladó a la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. Bravo falleció en el camino –al día siguiente de la asunción presidencial– y Beliz fue designado ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos. La pelea cobró rostro de mujer y tuvo los nombres de María Laura Leguizamón, por el partido de Beliz, y de la cantante y actriz Susana Rinaldi, por el bando socialista.
Dos meses atrás, Cristina Fernández de Kirchner defendió el fallo de la Cámara Federal y, por ende, el ingreso de Leguizamón a la Cámara alta en un debate ad hoc en la comisión que preside. La espada de la primera dama es bien filosa y parecía que la balanza se inclinaría para el lado de la pupila de Eduardo Duhalde en la Capital. Pero esta semana las cosas cambiaron. Deus ex machina, Cristina y su aliado en el Senado Jorge Yoma decidieron rever su posición. El riojano estaba preparando una resolución en minoría de su bloque (el PJ tenía en sus planes aprobar el ingreso de Leguizamón), para darle su apoyo a “la Tana” Rinaldi. Sin embargo, la idea de la primera ciudadana y senadora no era del todo coincidente con la del aliado riojano. Pocas son sus simpatías por la cantora.
Vilma Ibarra, hermana y principal operadora del jefe de Gobierno porteño, susurró al oído del jefe de Gabinete nacional la posibilidad de convocar a elecciones para elegir al senador que se perdió en el laberinto de la Justicia, de la burocracia y de la política palaciega. Alberto Fernández lo planteó a Cristina el jueves pasado, en su despacho de la Casa Rosada, en una reunión hasta ahora secreta. Cristina se entusiasmó.
La decisión en los gobiernos nacional y porteño está tomada. Sólo resta desanudar el intríngulis en el Senado, donde el asunto está debatiéndose. Quizás no haya mayores problemas con María Laura Leguizamón; después de todo, su referente cercano, Gustavo Beliz, forma parte del Ejecutivo. Por el lado de Rinaldi, poco hay que hacer, habida cuenta de la orfandad de apoyos con que cuenta el socialismo y, si se quiere, su ex aliado, el ARI, en la Cámara alta.
“Si no quieres ser vencido, debes saber cómo defenderte; si quieres triunfar, debes tomar la ofensiva”, supo escribir Sun Tzú en El Arte de la Guerra. La ofensiva está en marcha.

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