EL PAíS
Los eternos asesores, los fondos y los contratos de “ese muchacho”
Titular del Senado, Daniel Scioli les armó un refugio a asesores del área de Turismo que cayeron en la pelea con Kirchner. Y eso que había prometido renunciarlos... Los 11 millones de la obra social y los contratos de limpieza.
Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur
Donde comen dos, comen tres, suele repetir el refrán popular. A pesar del recorte presupuestario previsto para el 2004 en el Senado, siempre hay lugar para uno más. El vicepresidente Daniel Scioli acaba de incorporar un nuevo director de ceremonial. El funcionario es uno de los heridos que dejó su enfrentamiento con el presidente Néstor Kirchner. Su anterior conchabo, la Dirección de Parques Nacionales, dependiente de la Secretaría de Turismo, sector que supo estar bajo la celosa órbita del motonauta, lo dice todo. Lejos de las apuestas a nuevas construcciones políticas, Scioli prefiere mantenerse atado al PJ Capital. Así se explica que persista en mantener como asesor directo suyo al hipermenemista porteño Javier Mouriño. A pesar de haberle reconocido a este diario que esa designación “había sido un error” y que “sería dado de baja”, el titular de la Cámara alta optó por seguir sorteando el oleaje patagónico y no cambiar de tripulación, ni de alianzas.
El nuevo director de ceremonial desembarcó en el Senado la semana pasada. Sergio Zaragoza, un funcionario de más de cuarenta años que supo estar dentro de la plantilla de Parques Nacionales, sector sensible por historia, obtuvo un cargo con categoría 1. Un sueldo nada sorprendente de unos 2500 pesos en un escalafón al que muchos de los hombres de carrera en el Congreso no acceden con facilidad. “Zaragoza proviene de Parques Nacionales. Bueno sí, de Turismo”, admite Carlos Marchiarole, secretario administrativo de la Cámara y hombre de confianza de Scioli.
Hay determinadas áreas del organigrama del Senado que tradicionalmente están reservadas a su titular para que designe allí a sus hombres de confianza. Tal el caso de muchas de las direcciones del cuerpo. Sin embargo el nombramiento de este nuevo funcionario responde a una lógica más sencilla: recuperar a los náufragos de su pelea con Kirchner.
Los que conocen a Scioli suelen decir que es un hombre de palabra, pero a veces se le olvida. Al menos eso es lo que indica la continuidad del hipermenemista Mouriño en el cuerpo de asesores que tiene el vicepresidente. “Es un cuatro de copas, sólo se dedica a asesorar a Scioli en las tareas parlamentarias”, habían dicho a Página/12 los colaboradores más cercanos del titular de la Cámara alta la última semana de agosto. Es más, juraron que en pocos días más le pedían la renuncia.
A pesar del juramento, Mouriño, un hombre del riñón del menemismo, continúa asesorando a Scioli o, como suelen afirmar los senadores, sigue trabajando como operador político del mediático vicepresidente. Tal vez cambió de opinión una vez que disminuyó la tensión con el presidente Kirchner. Es verdad que Scioli es poco experimentado en las lides parlamentarias, pero de Mouriño no se puede decir mucho más. Su paso por la Cámara de Diputados fue más bien deslucido pero demostró cierta capacidad para trabajar en el “armado” de algunas estrategias parlamentarias. Seguramente ahora “ese chico”, como suelen nombrar los kirchneristas de paladar negro a Scioli, deberá brindar algunas explicaciones sobre la permanencia del ex diputado que llegó al Senado porque “se había quedado en la calle y el vicepresidente le quiso dar una mano”. Claro, mientras tanto, seguirá cobrando sus 3000 pesos mensuales.
Entre los últimos nombramientos firmados por Scioli hay cerca de 70 personas destinadas a tareas de limpieza y mantenimiento en distintos edificios del Congreso. “Ni locos tenemos ese nivel de personas apoyándonos dentro del peronismo de la capital”, repite un funcionario cercano al titular del Senado para desmentir la versión que señala que entre ese listado hay unos cuantos militantes del peronismo porteño a los que se les brinda un conchabo como retribución por el respaldo proselitista a la campaña del empresario Mauricio Macri.
Marchiarole le dice a Página/12 que los nombramientos buscan cubrir un sector en el que se produjeron muchas vacantes luego de la no renovación del contrato de la empresa de limpieza Horizonte. “Prestar nosotros ese servicio nos reporta un ahorro mensual cercano a los 30 mil pesos”, afirma el secretario administrativo de la cámara. Por cierto que nada es tan fácil como parece. En los pasillos del Senado se repite con insistencia que el gastronómico Luis Barrionuevo supo tener una gran influencia sobre esa empresa. Distintos funcionarios admiten que luego de la caída del contrato de Horizonte, el secretario administrativo supo “tener algunos problemas”, sobre los que no abundan pero a los que no dudan en calificar como “aprietes”.
Para explicar los 70 nombramientos, Marchiarole señala que “ahora los que realizan la limpieza cobran unos 400 pesos mensuales cuando antes apenas recibían unos 300 pesos”. La contratista supo llevarse unos 90 mil pesos mensuales por sus servicios.
En el 2004, el Congreso tendrá cerca de un 5,6 por ciento menos de presupuesto. Esto no fue un obstáculo para que Scioli rompiera el chanchito y aportara unos 11 millones de pesos para cancelar el déficit de la obra social de los empleados del Congreso. El saneamiento de la DAS fue anunciado protocolarmente con la presencia del titular de la Cámara baja, el quilmeño Eduardo Camaño, y los sindicalistas de la Asociación del Personal Legislativo. Los conocedores del acuerdo afirman que de esta manera se mantuvo el gasto presupuestario. De haberse ahorrado esa cifra, el dinero no solamente hubiera retornado al Tesoro nacional, sino que además implicaría una disminución en el cálculo presupuestario para el año siguiente.
Los once millones aparecieron luego de que fracasaran algunas tratativas de Camaño para tercerizar los servicios de la obra social. “Quién le dijo que la DAS no está tercerizada”, comentó un importante funcionario del Congreso en referencia al grupo encargado de gerenciarla. Su conclusión es contundente: “Lo que estaba en juego era un cambio de manos y tras ello también una interna política. Mejor dicho, la eterna interna del peronismo. La madre de todas las batallas”. No quedan dudas de que el manejo de las cajas presupuestarias es la continuidad de la política por otros medios. En ocasiones también una verdadera guerra de posiciones.