Lunes, 16 de marzo de 2015 | Hoy
EL PAíS › LA CONVENCIóN RADICAL CONCLUYó ENTRE RECLAMOS Y CHICANAS
Los representantes de la UCR terminaron votando cerca de las 5 de la mañana de ayer y la postura a favor de la alianza con el PRO se impuso por 186 votos contra 130. “Traidor”, “vendiste al partido”, les gritaban militantes a los promotores del acuerdo.
Por Sebastian Abrevaya
Al caer la noche del sábado, los enardecidos discursos políticos de los dirigentes radicales fueron adelantando una Convención Nacional que no podía terminar de otra manera. Ernesto Sanz, Federico Storani y Walter Ceballos, entre otros responsables del acuerdo con el PRO para competir en las primarias de agosto, tuvieron que retirarse por una puerta lateral del teatro municipal de Gualeguaychú, o resistir, como le sucedió a Enrique “Coti” Nosiglia, los insultos, patadas, empujones y botellazos de un grupo de militantes que los esperaban a la salida del ingreso principal. Después de casi doce horas de debate y cerca de las 6 de mañana, el resultado del cónclave les había dado una victoria por un cómodo margen: 186 votos a favor de la nueva alianza, 130 en contra, una abstención y 13 ausentes. Pero la contundencia del número no les ahorró algunos incidentes y el mal momento: “traidor”, “vendiste al partido”, “pedile perdón a (Raúl) Alfonsín”, les gritaban enfurecidos desde las plateas decenas de radicales que continuaron apostados en sus sillas hasta la madrugada.
“Dejemos el velorio, vayamos ya a enterrar al muerto”, pedía resignado un afónico boina blanca de la vieja guardia. Julio Cobos ya había anunciado que si perdía su posición de un “acuerdo amplio” le dejaría el camino libre a Sanz y resignaría su candidatura. Gerardo Morales, José Cano y Luis Naidenoff habían descargado parte de su bronca contra Storani, que al cerrar el debate los chicaneó con una alusión a “los comentaristas de la política”. Como en un final de fiesta, un puñadito de globos cayó sobre el sector de los convencionales sanzistas. Eran globos amarillos.
Cuando las primeras esperanzas de lograr una votación antes de la medianoche fueron descartadas, ambos sectores acordaron un horario estimado de cierre cerca de las 2. La Convención había empezado poco después de las 16, aunque la mayoría de los dirigentes ya venía inmersa en la trama de negociaciones desde los días previos. El cansancio, de todas maneras, no impidió que la tensión fuera subiendo sobre el final y la votación se demorara casi cuatro horas más. “Vamos a necesitar 40 psicólogos para explicar que el PRO es malo y le tenemos que votar en contra en junio, cuando se vote en mi provincia, y que el PRO es bueno en octubre cuando sean las nacionales”, se quejó un convencional de Santa Fe, donde la UCR mantiene una alianza con el socialismo de Hermes Binner y enfrenta al capocómico macrista Miguel Del Sel.
Ya habían pasado los discursos más duros, como el del senador formoseño Luis Naidenoff y el diputado tucumano José Cano, ambos aspirantes a gobernador que habían quedado en el centro de la polémica cuando continuaron la seguidilla de fotos con Sergio Massa que inició Gerardo Morales. En diálogo con Página/12 después de la Convención, Naidenoff ratificó que, a pesar de que se definió un acuerdo con el PRO a nivel nacional, seguirán las conversaciones para lograr acuerdos provinciales con el Frente Renovador. Además, advirtió que será necesario un gran esfuerzo para acercar posiciones en el radicalismo y mantener la unidad. El formoseño se cruzó con Storani, uno de los impulsores del acuerdo con Macri, quien acusó a los que se oponían a la alianza de no tener vocación de poder. “Que nos diga eso él, que es un dirigente de escritorio”, retrucó Naidenoff, en referencia al histórico dirigente bonaerense. Ese distrito, sin embargo, fue una de las claves de la victoria del acuerdo con Macri. A pesar de conducir el Comité provincia, el alfonsinismo sólo consiguió 28 convencionales, mientras que la alianza con el PRO cosechó 40 avales.
Una de las pocas mujeres que habló en la Convención fue Mabel Bianco, una alfonsinista de la primera hora. “No hablemos más del partido de los desposeídos. Vamos a hacer un acuerdo con Macri, ¡por favor!”, exclamó Bianco, quien pidió a los sanzistas no invocar más la figura de Raúl Alfonsín. Sentada al lado de la presidenta de la Convención, Lilia Puig de Stubrin, Bianco se rió cuando su correligionaria tuvo que corregirse tras dejar en evidencia su afinidad con el sector de Sanz. Lilita Puig se había referido a la propuesta del bloque sanzista como “el bloque de la mayoría”, cuando todavía no se había practicado la votación. Otro pequeño traspié de este sector se produjo cuando cerca de las 5 de la mañana, Walter Ceballos, integrante de la conducción del Comité Nacional, quiso leer la propuesta de su espacio. Como Ceballos no es convencional, tiene voz pero no voto en el plenario. Desde el sector antimacrista lo abuchearon y le gritaron que no era reglamentario que él presentara la iniciativa. En un clima enardecido, con insultos y gritos, el dirigente puntano tuvo que cederle la palabra a Storani. “De Alfonsín a Macri, traicionaste tu historia, Freddy”, le lanzaban mientras leía incólume.
Rafael Pascual, que encabezaba el bloque opositor, le pidió precisar si se incluía en la presentación la postulación de Sanz como precandidato. El bonaerense le retrucó que eso no estaba formalmente en el texto, pero que el jefe del radicalismo llevaría orgulloso la responsabilidad de competir con Macri. En verdad, la ley de primarias establece que los candidatos no serán definidos por los partidos sino por el voto popular. El planteo apuntaba a forzar la definición sobre las candidaturas, ante las versiones de que el senador podría bajarse más adelante. Ese escenario dejaría al partido radical sin candidato, totalmente encolumnado detrás del PRO. Ayer, luego de la Convención, cerca del sanzismo no descartaban esa posibilidad, aunque en absoluta reserva.
Una vez aprobada la moción, la Convención terminó con la bronca de un sector y un festejo sin demasiado entusiasmo del bando victorioso. Afuera, un grupo de militantes juveniles trataba de descargarse contra los que iban saliendo. Tuvo que intervenir la policía local para que Nosiglia no fuera lastimado. Si bien los incidentes no pasaron a mayores, otros dirigentes conocidos se escabulleron en una camioneta negra que los esperaba en una salida lateral. El objetivo que venían planificando desde hace al menos un año ya estaba cumplido.
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