EL PAíS
› EL PRESIDENTE EMBISTIO CONTRA LA BONAERENSE Y EXIGIO CAMBIOS A SOLA
“Hay que cortar con este drama”
Kirchner se metió de lleno en el urticante tema de la inseguridad: acusó a la policía de estar involucrada “en la mayoría” de los secuestros. Con inusual dureza reclamó al gobernador “dejar la hipocresía y los discursos y pasar a la acción”. Y pidió una “profunda depuración” de la Bonaerense. Por la noche hubo cacerolazo por la seguridad. Y un emotivo acto en Olivos.
› Por Carlos Rodríguez
Por segunda vez desde que asumió, el presidente Néstor Kirchner salió a cuestionar públicamente la actuación de las fuerzas policiales y en ese marco exigió “una profunda depuración de la Policía Bonaerense”. En un virtual ultimátum al gobierno bonaerense, el jefe del Estado aseguró que “no basta con implementar discursos sino que hay que implementar acción”. El detonante del duro mensaje de Kirchner en Puerto Madryn fue la reiteración de los secuestros extorsivos, con epicentro en el Gran Buenos Aires: “A veces se ha encontrado involucrado a personal de la policía y muchas veces, personal de la Policía Bonaerense”. “Si se tienen que ir diez, se irán, si se tienen que ir 100, se irán 100”, amenazó el Presidente. Kirchner le puso leña a un fuego que había comenzado el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien había dicho que la sociedad percibe que quien tiene que cuidarla “ni la cuida ni la protege y estoy hablando de la Policía Bonaerense”. Anoche, el gobernador Felipe Solá sostuvo que su gobierno “no tiene ni tendrá contemplación con los delincuentes, con o sin uniforme”. Fue una respuesta al Presidente, sin nombrarlo.
Incluso antes de las palabras de Kirchner, Solá había tenido que defenderse frente a las críticas por la seguidilla de secuestros y por la virulencia de uno de los casos, el del joven Pablo Belluscio, a quien le cortaron dos falanges del dedo índice de la mano derecha. “No es cierto que no haya respuestas, lo que pasa es que hay mucha delincuencia y entonces las respuestas parecen insuficientes, mucho más cuando hay un caso de un chico al que le han hecho cosas inimaginadas”, afirmó Solá saliendo al cruce de los cuestionamientos. El gobernador mencionó, como dato positivo, la detención en las últimas horas de dos bandas dedicadas a los secuestros extorsivos, una de ellas presuntamente involucrada en el caso del padre del futbolista Cristian Traverso (ver aparte).
El contrapunto se intensificó cuando, desde Puerto Madryn, el presidente Néstor Kirchner tiró su estocada más profunda: “Los argentinos, en el caso de la Policía Bonaerense, estamos esperando una profunda depuración para que vuelva la tranquilidad. Que los que tienen que ejercer la seguridad le den tranquilidad a todos los ciudadanos”. El Presidente recordó que “en la mayoría de los secuestros extorsivos es que se ha encontrado involucrado a veces personal de la policía” y en ese marco general “muchas veces (hubo) personal de la Policía Bonaerense”.
En tono encendido, Kirchner recalcó que “no hay que hablar con hipocresía, hay que cortar definitivamente con este drama y hay que ejercer la autoridad con muchísima fuerza, y si se tienen que ir 10, se irán, si se tienen que ir 100, se irán 100, pero tenemos que tener una policía que le dé tranquilidad a la gente”. Para que no quedaran dudas, el Presidente dijo que “la responsabilidad sobre la seguridad es resorte de cada gobierno provincial”, aunque el gobierno nacional tenga la obligación de “prestar ayuda”. Cerró con un resumen de sus principales definiciones en la materia: “Cada vez que nos piden colaboración se la damos (pero es preciso) terminar con la hipocresía y cortar definitivamente con este drama; hay que ejercer la autoridad en la fuerza”.
Esta es la segunda vez que Kirchner carga fuerte sobre la policía en general y sobre la Bonaerense en particular. La primera vez fue el 2 de julio pasado, en un acto de homenaje a los caídos de la Policía Federal, en presencia del ex jefe de la fuerza Roberto Giacomino, relevado el mes pasado del cargo por un caso de corrupción. “La inseguridad deviene de la exclusión social, pero eso no puede servir como justificativo. Sufrimos en el tema de la seguridad por los dirigentes políticos que no estuvieron a la altura de las circunstancias y por la corrupción en los cuadros innobles de las policías argentinas”, dijo Kirchner. El eje, en esa ocasión, fue el reclamo para avanzar sobre los desarmaderos de autos, cuya actividad ilegal generaba robos mano armada con víctimas.
Anoche, después de que se conocieran los dichos de Kirchner que llegaron desde el sur, Solá volvió a salir al ruedo. “Todos sabemos la decadencia que ha sufrido la Policía Bonaerense en las últimas décadas. Enfrentar este proceso es una batalla constante y sin cuartel que estamos llevando adelante”, dijo el gobernador desde la localidad de Barker, donde inauguró una cárcel. Adoptando un discurso tan duro como el de Kirchner, pero sin nombrar al Presidente, aseguró que “a los delincuentes y a los corruptos les esperan cuatro duros años de enfrentamiento” con su gobierno.
Siguió con el tono severo cuando dijo que no habrá pactos “con la corrupción policial, administrativa, política o económica” y que la provincia “no tendrá contemplaciones con los delincuentes, con o sin uniforme. Estoy convencido de que con el trabajo común que estamos realizando todos los días, vamos a seguir obteniendo resultados sólidos en beneficio de la gente” que “cuando demanda soluciones, no discrimina jurisdicciones ni niveles de responsabilidad; por eso la dirigencia debe enfrentarse conjuntamente al problema del delito”. Allí apareció la única mención indirecta hacia el gobierno nacional.
La primera piedra la había tirado, muy temprano, el jefe del Gabinete nacional, Alberto Fernández. Hablando sobre los secuestros extorsivos, el funcionario dejó sentado que “el problema en el conurbano bonaerense parece tener una dimensión mayor que en la ciudad” de Buenos Aires. Precisó que “hay una cuestión estructural a resolver, porque es impensable que muchas de éstas cosas puedan ocurrir si no hay una estructura de soporte delincuencial muy aceitada”.
En ese punto, Fernández estimó que en la sociedad existe “la percepción de que quien tiene que cuidarla y protegerla, ni la cuida ni la protege y estoy hablando de la Policía Bonaerense”. Hizo hincapié en el caso Belluscio, del que dijo que “es increíble que lleve semejante cantidad de días (ya van 40) siendo un caso que repugna en la conciencia humana”. El jefe de Gabinete volvió sobre el tema de la corrupción policial. “A todo esto hay que sumarle la sensación que genera que cada vez que aparecen los responsables de estos hechos, aparecen policías o ex policías involucrados. Evidentemente, esto exige una acción de otra naturaleza.”
“Estamos decididos a no convivir con las mafias y a combatirlas; lo digo desde el rol del Gobierno, pero también es una decisión ciudadana generalizada”, afirmó Fernández. Sobre las permanentes “purgas” policiales, principalmente en la Bonaerense, pero también en la Federal, dijo que es alto el costo político que eso supone pero “mucho peor es convivir con la corrupción”. Insistió en que “no se puede convivir con la delincuencia o con la mafia” porque “si uno se asocia a la delincuencia, se tiene que atener a los códigos de la delincuencia”. En forma elíptica, la frase de Fernández estuvo referida a la necesidad de romper ciertos códigos que subsistirían en la provincia de Buenos Aires y que afloran con los secuestros extorsivos.
Fernández admitió que el gobernador Solá “está muy preocupado” por lo que está ocurriendo, pero estimó que debe discutirse a fondo “cómo hacer para tomar el toro por las astas para ponerle fin a esta situación”. Volvió a subrayar que uno de los problemas más graves es que existe “una crisis estructural en la policía real” y en ese marco “en los diarios aparecen oficiales y suboficiales involucrados en hechos delictivos y se supone que ellos son los que tienen que cuidarnos”.
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