EL PAíS
Una marcha con mucha gente pero pocos acuerdos entre los grupos
Miles de desocupados marcharon ayer convocados por el Bloque Piquetero Nacional, pero las diferencias impidieron la realización de un solo acto. La participación de sectores medios fue muy escasa.
› Por Luis Bruschtein
Más allá de la discusión sobre los números, se trató de una marcha masiva. Desde el mediodía empezaron a juntarse por toda la ciudad los grupos de piqueteros que llegaban del conurbano para luego confluir en la Plaza de los dos Congresos. Para el Bloque Piquetero Nacional, que convocó a la marcha, fue sin duda un éxito ya que logró sumar a otras agrupaciones con la afluencia de gran cantidad de personas. Decenas de micros quedaron estacionados sobre la avenida 9 de Julio como testimonio del esfuerzo movilizador de las organizaciones de desocupados. Pero otros llegaron en tren y se fueron concentrando en las terminales de Once, Constitución y Retiro. A las 15, la Plaza de los dos Congresos parecía un hormiguero por la gran cantidad de pequeños grupos que llegaban con sus pancartas y buscaban su punto de concentración, cruzándose con otros pequeños grupos que hacían lo mismo.
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A diferencia de movilizaciones anteriores, la participación de sectores medios fue muy escasa, más allá de algunos grupos de estudiantes que se mimetizaban entre las nutridas columnas de manifestantes. Hubo algunas asambleas pero pocas y tampoco hubo columnas de los partidos de izquierda, aunque las columnas de piqueteros que responden a ellos llevaban algún cartel partidario. Hubo algún cartel de la Liga por los Derechos del Hombre y otro de HIJOS, pero no participó la mayoría de las organizaciones de derechos humanos como se había planteado en un principio. Cuando comenzó la marcha sobre avenida de Mayo, parecía el ejército de Napoleón entrando en Moscú. La ciudad parecía vacía y casi no había público en las veredas, como solía suceder en marchas anteriores donde participó gran cantidad de personas que no estaban encolumnadas. En general, los sectores medios reaccionaron con frialdad ante la convocatoria y en algunos casos con molestia. En los subtes, algunos grupos de piqueteros reclamaron el cumplimiento de la jornada de seis horas y la incorporación de más trabajadores. El reclamo provocó el retraso de los trenes y la situación se puso tensa entre los manifestantes y los pasajeros, aunque no se produjeron incidentes.
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Las pocas personas que miraban pasar las columnas desde las veredas tenían una actitud más bien neutral. Un señor que protestaba decía que la movilización se hacía con plata y que la plata salía de dirigentes corruptos. “¿Cuántos de éstos quieren realmente trabajar?”, preguntaba con desdén el hombre que afirmó ser vendedor ambulante desde hace 20 años. Otro hombre, bastante más joven, expresaba su apoyo a los piqueteros. “Esta es la gente de verdad –decía–, son de carne y hueso, en cambio mirá a los demás que andan en la ciudad, ésos no existen, están alienados.” Terminó de hablar y se sumó a las columnas que marchaban hacia la Plaza de Mayo. Había pocas personas sobre las veredas y la mayoría miraba en silencio. Los dos únicos que hablaron, plantearon posiciones extremas: o son todos vagos, o son los únicos que valen la pena.
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Los partidos que dirigen las organizaciones piqueteras del Bloque (Partido Comunista, Partido Obrero, Movimiento Socialista de los Trabajadores) son muy críticos del presidente Néstor Kirchner. En general, cuestionan la política económica y la negociación con el FMI, denuncian la falta de políticas sociales y aseguran que la política de derechos humanos es una cortina de humo para esconder las otras falencias. Un volante que repartió el MST hacía referencia a la causa abierta contra los piqueteros que bloquearon las entradas del Ministerio de Trabajo y denunciaba que “Kirchner persigue a los desocupados”. Sin embargo, las consignas que entonaron en la marcha no fueron contra el Gobierno, sino más bien contra la represión en general y por trabajo. Hubo alguna consigna aislada, como la de un manifestante del Futradeyo, una de las organizaciones que fue denunciada por ese incidente y por las que, dealguna manera, se había convocado al acto. El hombre, con una camiseta de Chacarita, iba gritando “Ni el Chapulín Colorado lo salva al Narigón”.
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Las agrupaciones que más movilizaron fueron el MIJD, de Raúl Castells; el Polo Obrero y el MTL, del Bloque Piquetero Nacional, y el MTD Aníbal Verón. Hubo columnas más chicas de los CTD Aníbal Verón, el MST-Teresa Vive, el MTR 12 de Abril, CUBA, el FTC y la UTC y los piqueteros peronistas del MTD Evita, el Frente de Desocupados Evita, la OLP y el MP-20. Y hubo también una gran cantidad de grupos más pequeños, la mayoría de ellos desprendimientos de los más grandes. Pese a que el lunes circuló la versión de que podría llegar a participar, no asistió la Corriente Nacional y Popular que se creó recientemente para apoyar en forma explícita a Kirchner. Tampoco estuvieron las dos organizaciones más grandes de piqueteros, la CCC y la FTV, así como la agrupación Barrios de Pie que también suele movilizar columnas importantes. En ese sentido, la asistencia fue considerable si se tiene en cuenta que no estuvo todo el movimiento piquetero.
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Tampoco hubo tanto piquetero encapuchado. La mayoría de las agrupaciones marchó a cara descubierta, con algunas excepciones. Si se quiere fue una concesión a la reacción que provocaron las capuchas en quienes no participan en las marchas. En general, los grupos de seguridad, con sus gruesos bastones, se limitaron a mantener el orden en las columnas y a cortar las calles. En realidad, los cordones de seguridad más fuertes eran los que separaban a una agrupación de otra, como si temieran provocaciones entre ellas. No hubo agresiones a negocios ni a los numerosos bancos que hay en el recorrido. La mayoría de los bares cerró sus puertas cuando pasaron las columnas, lo que provocó un problema grande por el uso de los baños. Paradójicamente, uno de los pocos que mantuvo las puertas abiertas fue un McDonald’s y rápidamente se formó una larga fila de mujeres que aguardaban para utilizar los sanitarios.
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Sin embargo, el éxito de la convocatoria tuvo un manto de sombra en cuanto al rédito político. Durante la marcha se pudieron sentir las desconfianzas y rencillas entre los grupos, muchos de los cuales son producto de divisiones internas: varios MTD, varios CTD y escisiones del MTR, del Polo Obrero y del FTC del MAS. Hubo dos corridas fruto de esas rivalidades sin que pasaran a mayores, casi al empezar la marcha y a poco de haber comenzado. Por otra parte, nunca llegó a estar toda la gente al mismo tiempo en la Plaza de Mayo. El Bloque Piquetero se retiró mucho antes de que terminara de entrar el resto de las agrupaciones. Es decir que no pudo haber un acto conjunto. El Bloque marchó hacia el Obelisco, otros grupos, como los MTD, se quedaron en la Plaza y otros, como el Futradeyo se marcharon también, pero por Diagonal Sur. Así el esfuerzo realizado por la convocatoria no tuvo un saldo en el plano político, sino más bien puso de manifiesto las dificultades que tienen para ponerse de acuerdo.