EL PAíS › JUAN JOSé RIBELLI, EX POLICíA Y QUERELLANTE EN EL JUICIO POR ENCUBRIMIENTO DEL ATENTADO A LA AMIA
El ex comisario Ribelli asegura que “el invento de la conexión local” tuvo como objetivo político perjudicar al entonces gobernador Eduardo Duhalde, en el marco de su disputa con Carlos Menem. Apunta contra el ex juez Juan José Galeano y la SIDE.
› Por Ailín Bullentini
–¿Recuerda dónde estaba y qué estaba haciendo cuando lo detuvieron en el marco de la causa AMIA?
–Fue un viernes. Yo era jefe de la División Sustracción del Automotor de la policía de la provincia y me avisan que había una orden de detención para mí y otros policías. Les dije que ningún problema, pedí los nombres de los otros así les avisaba a todos para que nos presentemos. Y dicho y hecho, en dos horas estábamos todos presentados. Grande fue mi sorpresa cuando a los tres días me llevaron esposado al despacho del juez Galeano y me notifican de que era partícipe del atentado a la AMIA. Nos tiraron a mí y a mis colegas 85 muertos por la cabeza. En un primer momento yo pensé que se estaba equivocando el juez. “Le habrán traído información falsa”, pensé. Confié en la Justicia. Pero con el paso de los meses, y más cuando apareció el episodio del video, nos dimos cuenta de que la cuestión no respondía a los cánones jurídicos, sino que era una historia política armada y así lo charlamos con nuestras familias. No perdí un solo día de la vida, me dediqué a estudiar y de esa forma fuimos logrando el éxito en el futuro.
Quien habla es Juan José Ribelli y el “éxito” para él, por estos días, es ejercer como abogado penalista en “causas de repercusión pública”, es abogado del único prófugo en la causa por el triple crimen, Esteban Pérez Corradi y representarse a él mismo y a otra quincena de ex bonaerenses en el juicio que investiga el encubrimiento del atentado a la AMIA. Fue comisario, jefe de la Brigada de Investigaciones de Lanús y titular de la División Sustracción del Automotor de Vicente López, hasta el 12 de julio de 1996, cuando el entonces juez federal Juan José Galeano ordenó su detención por considerarlo uno de los cómplices locales de quien haya atacado la mutual judía en 1994.
La camioneta Trafic que sirvió como vehículo de los explosivos mortales fue el elemento utilizado para involucrar Ribelli y al resto de los agentes de la fuerza provincial en la denominada “conexión local” del atentado. Según la instrucción de Galeano, Ribelli y compañía habían sido los últimos argentinos en tener bajo su propiedad ese vehículo. Lo habían recibido de Carlos Telleldín, el duplicador de autos y primer procesado de la causa, en concepto de coimas. Así lo planteó el ex juez en otro expediente, que abrió de manera paralela al de la explosión en octubre de 1995 y en base al que mantuvo detenidos a una quincena de policías. Ribelli permaneció encerrado en la vieja cárcel de Caseros, el penal 1 de Ezeiza y “en un calabozo de Prefectura Naval conocido como La Avispa”, mientras asistió al juicio que se desarrolló en su contra, entre 2001 y 2004, y del que finalmente resultó absuelto. “Soñábamos con demostrar nuestra inocencia, lo que se logró en ese juicio. Apenas salimos en libertad lo que siempre prometimos fue primero ir por la destitución de Galeano y luego por su enjuiciamiento. Recién con las condenas que surjan de este nuevo debate podremos esperar que Galeano, los fiscales (Eamon Müllen y José Barbaccia, que acompañaron la instrucción del ex juez), (el ex titular de la SIDE menemista Hugo) Anzorreguy, terminen en algún calabozo de los que yo estuve encerrado ilegalmente”, dijo.
–En la Causa Brigadas, Galeano lo investigó a usted y a varios otros policías bonaerenses por los desarmaderos de autos en la provincia y, en ese marco, lo vinculó a Telleldín, que armaba autos truchos. ¿Conocía a Telleldín antes de esa causa?
–No, a Telleldín todo el mundo lo vincula conmigo y los demás policías investigados, y la realidad es que Telleldín estuvo detenido 24 horas en una brigada de investigaciones de Lanús cuando yo era jefe de operaciones. Una vez que me detuvieron, con todo el contexto y la causa, empecé a tomar conciencia de quién era este personaje. Después nos fuimos dando cuenta de cómo fueron armando toda esta mentira y urdido toda esta patraña, armando una novela oficial con datos falsos y previo pago de 400 mil dólares por parte de Galeano, la SIDE y el Estado argentino.
–¿Nunca habló con él, ni siquiera después del juicio de 2004?
–No, nunca le dirigí la palabra ni la mirada durante los tres años de juicio y en este tampoco. Este hombre nos ha hecho un daño terrible y como ser humano no tiene perdón de Dios.
–La querella que representa en el debate por el encubrimiento no lo acusa, así como tampoco a su ex esposa, Ana María Boragni. ¿Por qué?
–Una cosa es la impotencia que tiene uno como ser humano respecto de Telleldín, por la mala persona que es y por todo el daño que realizó, pero otra es confundirnos desde lo jurídico y pensar que es posible imputar a un ser humano que está detenido y que comete un delito con promesa de libertad y con dinero arriba de la mesa. No se puede pensar que está actuando libremente, su voluntad está viciada. Y desde ese punto de vista, el Código Civil dice que todo accionar de esta forma es inimputable, ya que se vio coaccionado. Acá el principal responsable es Galeano, no nos engañemos. Este juicio es la última oportunidad que tiene la sociedad para empezar a recorrer el camino de la verdad, empezar a ver por qué encubrieron, a quién, por qué desviaron la investigación y por qué nos tuvieron más de ocho años injustamente detenidos.
–¿Tuvo contacto con la camioneta Traffic que explotó en la puerta del edificio de Pasteur 633?
–Para nada. Nunca la vi.
–Galeano desarrolló desde octubre de 1995 la denominada Causa Brigadas, en la que lo investigó a usted y otros ex efectivos bonaerenses por la trama delictiva de robos de autos, su desmembramiento y la posterior venta de esas partes. ¿Qué conoce de esa investigación?
–Desde el momento que estuve detenido, mi señora y mis abogados fueron día a día renegando con Galeano, que les daba las fotocopias a cuentagotas. Con el hoy fallecido Raúl Ibarra –uno de los cuatro efectivos imputados en la conexión local del atentado a la AMIA logramos tener en el calabozo la totalidad de la causa, y así como la teníamos hacíamos entrecruzamientos de datos y de esa forma fuimos descubriendo y probando cómo armaron toda esta patraña, el pago ilegal.
–¿Cómo supone que sus nombres llegan a este plan?
–Galeano como juez ineficiente que ha sido toda la vida lo único que ha hecho es reunir información. Entonces contaba con una gran base de datos. Y de allí empezó a trabajar con personal el juzgado, de la SIDE y demás, a ver cómo iban encajando estas cuestiones. En ese contexto encontró que Telleldin, un par de meses antes del atentado había estado detenido 24 horas en la brigada en donde trabajábamos nosotros y que alguna semana antes había sido perseguido por otra brigada de la zona norte del Gran Buenos Aires (Vicente López). Tomó esos hechos ciertos y le adosó la mentira de que en ese momento Telleldín paga una coima con la Traffic del atentado y para eso, para que él diga eso y señale algunas fotos de los policías bonaerenses, le pagaron 400 mil dólares con dinero del Estado y de esa forma nos enviaron a prisión injustamente con todo el calvario que ocasiona para nuestras familias.
–Pero había versiones entonces que indicaban que usted y el resto de los acusados de la fuerza estaban vinculados con actividades delictivas.
–Galeano siempre se encargó, hablando mal y pronto, de agregarnos causas, delitos, y todo dato que pudo vincularnos con lo delictivo. De esa forma, yo tuve causas en la provincia, en Comodoro Py, otras en el mismo juzgado de Galeano. En todas fui sobreseído o absuelto. No tuve ningún tipo de responsabilidad de ningún delito que falsamente me atribuyeron en su momento, y que todo esto no era ni más ni menos que para sostener una gran mentira, apoyada por grandes operaciones de prensa que nos mostraban ante la sociedad colgándonos el sombrerito de terrorista. ¿Quién se iba a animar a cuestionar lo que decía un juez federal, lo que decía un Beraja, presidente de la DAIA, lo que decía alguien del Ejecutivo? El mismo (Carlos) Soria, cuando era el presidente de la comisión bicameral de seguimiento, lo apañó a Galeano cuando salió a la luz el video (N. de R.: la filmación que lo muestra al ex juez federal negociando con Telleldín la versión falsa). Todos se encolumnaban y cualquiera que iba en contra de esa versión oficial era tratado de antisemita o de encubridor de los policías.
–¿Cómo piensa que se llega a elaborar la causa Brigadas? En su elevación a juicio por el expediente de encubrimiento denunció que la elaboración de la pista falsa que lo implicó como cómplice del atentado sirvió para “sumir en la hecatombe política al gobernante de la provincia (Eduardo Duhalde), principal adversario del titular del Ejecutivo nacional de entonces” (Carlos Menem).
–No tenga duda de que el invento de la conexión local tuvo ese fin político. Después de tres años de juicio en donde nos absolvió, el TOF número 3 plasmó en la sentencia que toda esta mentira se debió a intereses oscuros de gobernantes inescrupulosos. Esto se entiende en el contexto de la guerra política entre Menem y Duhalde, cuando Duhalde comenzaba a pretender el sillón presidencial.
–¿Qué papel jugó la ex SIDE?
–Siempre ha jugado un papel preponderante en estas cuestiones porque en aquel momento un organismo que se conocía como Sala Patria, que estaba comandado por (el acusado Patricio) Finnen y (el fallecido agente Alejandro) Brousson, se encargó del entramado y el pago ilegal a Telleldín, supervisado por Galeano, pero también no podemos desconocer que en el juicio nosotros llegamos a probar que 40 días antes del atentado, cuando aquí no podía haber una investigación relacionada con el tema iraní, en forma ilegal la ex SIDE estaba escuchando los teléfonos de quienes hoy aparecen como responsables. Moshen Rabbabi, la embajada de Irán, la Secretaría de Cultura de esa embajada. Cuando nosotros reclamamos ese material, sorpresivamente nos dicen que se había perdido.
–¿A ustedes también los escucharon?
–Sí. Yo creo que trabajaban de forma mancomunada SIDE y Galeano. Hoy por hoy nos hemos presentado como querellantes particulares en una causa que tiene el juez (Julián) Ercolini, en donde se investiga la conducta del ex agente (Antonio) Stiusso, en la que le atribuyen la supuesta destrucción u ocultamiento de elementos de prueba en relación con la causa AMIA.
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