Jue 13.11.2003

EL PAíS

Tres policías absueltos pese a un balazo a treinta centímetros

Un tribunal absolvió a los acusados por el homicidio de un joven en la misma noche y cerca del lugar donde murió Ezequiel Demonty. Para los familiares, las pruebas eran suficientes para condenarlos.

Tres policías y un joven muerto. “Enfrentamiento”, se apuraron a aclarar los uniformados, pero los peritos determinaron que a Roque “El Vita” Villagra, de 21 años, lo habían fusilado: según las pericias balísticas, el disparo que lo asesinó entró por la nuca y fue realizado a no más de 30 centímetros de distancia. Los efectivos fueron acusados de homicidio con alevosía, el fiscal pidió quince años de prisión, pero ayer el Tribunal Oral 27 dejó a los tres federales libres. “Está todo claro, los policías lo mataron. El fallo muestra que para los pobres no hay justicia”, se lamentó María del Carmen Ferreyra, la mamá de Roque.
El hecho ocurrió en las primeras horas del 14 de setiembre de 2002. La Comisaría 12ª había cajoneado el expediente y caratulado el caso como “muerte en enfrentamiento”. Un mes después, el informe forense determinó la corta distancia del disparo y los tres policías –el sargento Valeriano Saucedo, el cabo Jorge Smaldoni y el agente Jorge Villoldo– fueron apresados. Ahora, un año más tarde, los jueces Víctor Pettigiani, Jorge Soriano y Raúl Aragón absolvieron a los acusados. Los argumentos del polémico fallo recién se darán a conocer la próxima semana.
“En ningún momento la defensa refutó la prueba de que Roque fue fusilado a corta distancia, no más de 30 centímetros. Argumentaron varias hipótesis increíbles: que la bala rebotó en un toldo, en un caño, en un poste”, destacó la abogada de la familia, Mabel López Oliva, y adelantó que apelarán ante la Cámara de Casación y, de ser necesario, llevarán el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Los testigos aseguraron ver al joven esposado con las manos atrás cuando ya estaba en el piso. A partir de ese dato –y destacando que nadie inmoviliza a un muerto–, la defensa y los familiares del joven dedujeron que El Vita fue apresado, esposado y fusilado con un certero disparo en la nuca.
Hasta el martes último, la familia estaba segura de que los policías iban a ser condenados, pero al llegar al juzgado comenzaron a sospechar: los jueces no permitieron ingresar a amigos y organizaciones sociales de derechos humanos, y los hermanos y la madre fueron rodeados por gran cantidad de policías. Durante el cuarto intermedio, los acusados no estuvieron esposados y les permitieron estar con familiares y colegas –hechos no comunes durante los juicios–. “Hablaban con sus mujeres y con otros policías, sólo les faltaban las medialunas y era una reunión de amigos”, criticó la abogada de los Villagra.
En su alegato, el abogado de los policías señaló no saber “qué le sucede a la sociedad que valora más la vida de un delincuente que la de tres policías”. Y llegó a profetizar que, si Roque viviese, estaría “delinquiendo o violando”.
Griselda Galarza, miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Bajo Flores y docente del colegio secundario Nº 3 de ese barrio, destacó que “el fallo cayó en los vecinos como un balde de agua fría” y denunció que los jóvenes de la villa 1-11-14 y de los barrios Illia –donde vivía Villagra– y Rivadavia “son continuamente detenidos y golpeados por la policía. Los agarran por portación de cara y los golpean de tal forma que los pibes nunca se animan a hacer la denuncia. Hace un mes hubo reuniones con el subsecretario de Seguridad de la Nación, con funcionarios del Ministerio de Educación y otros del Gobierno de la Ciudad, se comprometieron a hacer algo pero nada cambió”.
El 13 de setiembre a la noche, Roque “El Vita” Villagra estaba compartiendo con familiares y amigos un asado en su casa. Pasada la medianoche salió en busca de cigarrillos. Tomó por la calle Crespo hacia Cobo y cuando cruzó la avenida Riestra se topó con los policías de la Comisaría 12ª.
Los uniformados declararon que Villagra corrió y les disparó. Los vecinos negaron el tiroteo, pero no el intento de huida. “Roque corrió porque les tenía terror a los policías”, había explicado la madre hace un año. Además, los efectivos declararon que hubo cinco disparos, pero losvecinos aseguraron escuchar sólo tres detonaciones: primero una y, momentos después, las otras dos seguidas. La abogada López Oliva aseguró que el primer disparo mató a Roque y los otros dos, realizados con una nueve milímetros presuntamente “plantada”, se hicieron después.
La misma noche, a pocas cuadras, la Federal –en este caso de la Comisaría 34ª– asesinó a Ezequiel Demonty en las aguas del Riachuelo.

Informe: Darío Aranda

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