EL PAíS › COMO SERIA EL ESCENARIO POLITICO ANTE UNA EVENTUAL PRESIDENCIA DE MACRI
En caso de ganar la presidencia, el PRO sólo tendría una treintena de diputados, cuatro senadores y al jefe de Gobierno porteño. Sumados sus socios de Cambiemos, seguirán en minoría en ambas Cámaras y lograrían entre 3 y 5 gobernadores. El análisis de politólogos.
› Por Sebastian Abrevaya
En caso de llegar al gobierno nacional, Mauricio Macri será el presidente institucionalmente más débil desde el regreso de la democracia. Esa es la conclusión que se desprende de proyectar el resultado de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y de la definición de 10 de las 11 elecciones provinciales que ya se votaron de manera desdoblada. Con un bloque propio que tendría entre 32 y 36 diputados, 4 senadores nacionales y un solo gobernador –el jefe de Gobierno porteño–, el líder del PRO tendrá, aun contando a sus aliados de la UCR, la Coalición Cívica y otras fuerzas menores, franca minoría en el Congreso y una exigua presencia territorial. En base a esos parámetros, se trataría de un escenario más complejo que el que les tocó vivir a los radicales Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa, y más aún que cualquiera de los mandatarios peronistas. En ese contexto, Página/12 consultó a politólogos y especialistas para analizar los desafíos que presentaría un eventual cambio de signo en la Casa Rosada, en un contexto político hegemonizado aún por el peronismo.
Las perspectivas más optimistas, en boca de los propios dirigentes del PRO, es que un eventual interbloque legislativo de Cambiemos oscile entre los 85 y 88 diputados nacionales, lo que representa aproximadamente un 34 por ciento del cuerpo. La cifra se encuentra bastante lejos de los 129 diputados necesarios para lograr quórum propio. En la Cámara alta, el escenario es todavía más adverso: la suma de los senadores del PRO, la UCR, la Coalición Cívica y otros aliados no supera los 15, sobre un total de 72. Para dar inicio a una sesión es necesario que 37 legisladores estén sentados en sus bancas. El Frente para la Victoria, sin contar un incremento de votos respecto de las PASO, tendrá alrededor de 101 diputados y 40 senadores, a los que se le deberían sumar un puñado de aliados permanentes.
Pero al marco de los frentes electorales hay que incorporarle otra dimensión de análisis. A diferencia de la Alianza, dominada por el radicalismo de De la Rúa, el PRO de Macri estará en minoría dentro de su propio frente, hegemonizado por sus socios de boina blanca. En la distribución de bancas, la UCR tiene hoy 35 diputados propios y 4 aliados. Según el presidente del Comité Nacional, Ernesto Sanz, su partido pone en juego 13 y se llevará unos 19. Así, le quedaría un bloque de 45 diputados, incluidos los aliados catamarqueños y de Suma+. En el Senado la correlación UCR-PRO también es despareja en favor del primero. El radicalismo arriesga 9 de sus 13 bancas (11 propias y 2 aliados). Espera retener 6 y le quedaría un bloque de 10. El macrismo, en cambio, tiene sólo dos y un aliado (Alfredo De Angeli). No arriesga ninguna pero en octubre sólo aspira a sumar una senadora por Córdoba, gracias a la renuncia de Luis Juez a su candidatura. Es incierto el alineamiento de Carlos Reutemann, hasta ahora en el peronismo disidente, pero primero en la lista de senadores santafesinos del macrismo.
De todas maneras, el panorama no es del todo sombrío para el jefe de Gobierno porteño. “Los presidentes en Argentina tienen una ‘luna de miel’ durante la cual nunca tuvieron problemas en Diputados y en el Senado. El peronismo tenía mayoría cuando De la Rúa era presidente y le aprobaron todo. El Congreso no es un problema en el primer año, el problema puede surgir a partir del segundo”, asegura el politólogo y profesor de la Universidad de Maryland Ernesto Calvo, autor del libro Exito legislativo en Congresos fragmentados. Su colega Andy Tow, responsable del blog Atlas Electoral, aporta también otra herramienta a la que podría recurrir eventualmente el macrismo: “Lo que existe y está constitucionalizado son los Decretos de Necesidad y Urgencia. Fueron institucionalizados previendo justamente situaciones de bloqueo legislativo. Puede usarse en aquellas materias que no sean legislación tributaria, penal, de partidos políticos y elecciones”, explica.
Para Sergio De Piero, docente de las universidades de Buenos Aires y Arturo Jauretche, “el problema de Macri va a ser que deberá convencer a extraños para conseguir mayorías. Tanto Menem como Kirchner, al momento de asumir, tuvieron que convencer a sus propios compañeros de partido”. En relación con los famosos DNU, De Piero advierte que Menem los utilizó en un contexto de crisis económica y que “el margen político para gobernar por decreto no es el mismo”. “No es lo mismo que los cientos de vetos que hizo en la Ciudad”, completa.
A poco de concretarse este año la alianza entre la UCR y el PRO, Macri adelantó uno de los nudos que deberá enfrentar en caso de llegar al poder: cómo formar gabinete para lograr contener a sus socios. El líder del PRO destrató a sus socios aclarando públicamente que no habría “cogobierno” bajo ningún punto de vista. “En la alianza con el Frepaso, la UCR por lo menos tenía al segundo partido, con un vicepresidente. Al momento que asume Macri, no hay otro actor político en la alianza. La fórmula corresponde sólo al PRO. No es en verdad una coalición de gobierno en la que uno puede sumar al radicalismo y otros aliados. Por más que se sumen algunos ministros, eso no es una alianza formal con el partido”, explica Calvo y aclara que eso no implica que “todo va a colapsar”.
Para el politólogo, el principal desafío no pasaría tanto por el Parlamento sino por la relación con los gobernadores. “Los gobernadores no van a quedarse parados frente a una situación de fragilidad económica. Salen a buscar recursos, presionan por partidas especiales y eso genera mucho malestar político en un contexto de pocos recursos. Y no tener gobernadores propios es más caro para el presidente”, completa.
Además de Horacio Rodríguez Larreta en Capital, el PRO cuenta con dos gobernaciones en manos de la UCR, que podrían convertirse en cuatro si se cumplieran sus deseos de ganar en Jujuy y Santa Cruz. Aun con esa hipótesis, quedarían 15 gobernaciones peronistas hasta hoy encuadradas en el FpV, otras dos peronistas disidentes (Córdoba y San Luis) y dos expresiones provinciales (el Frente Progresista en Santa Fe, el MPN en Neuquén). Tow agrega que, además, Macri heredaría funcionarios de alto rango que no le sería fácil reemplazar, como Martín Sabbatella en la Afsca, Alejandro Vanoli en el Banco Central o Alejandra Gils Carbó en la Procuración General. Con todo este marco, De Piero sostiene que las promesas de “cambio” de Cambiemos serán más difíciles de llevar a la práctica. “Tendría que ser un gobierno de mucha negociación”, concluye.
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