EL PAíS
› KIRCHNER PREPARA UNA AVANZADA POLITICA EN TERRITORIO DUHALDISTA
Los Pingüinos bonaerenses
El Presidente quiere conservar su alianza con Duhalde, pero no trepida en combatir a su aparato. Para eso da aire a Solá, bendijo el lanzamiento de Aníbal Fernández en la provincia y podría enviar a su propia mujer, Cristina, platense ella, a batallar contra Chiche Duhalde. Escenarios y diagnósticos de una pelea que recién comienza.
› Por Sergio Moreno
Compañeros de la víspera, hoy son una recíproca perturbación. Néstor Kirchner la ve venir desde hace tiempo, desde cuando le dijo al jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, “yo con Duhalde me llevo bien, pero no sé qué pasará en el futuro; por si acaso, quiero tener otra fuerza en la que apoyarme”, y le solicitó que arme ese espacio de centroizquierda que, llegado el momento, sostenga al Presidente. Eduardo Duhalde, dicen en Gobierno, también lo presiente. Pero su caso es más tortuoso. “Está atrapado en el aparato, es víctima de su propia creación”, comenta a Página/12 un ministro que lo conoce más que bien. Tirios y troyanos han presenciado en estas últimas dos semanas las escaramuzas que podrían terminar en una batalla abierta entre el mandatario y el ex, hoy brutalmente expuesta en el presente de la maldita policía bonaerense y en la imbricación de esa fuerza de inseguridad con la financiación de la política conurbanera. “Esto recién comienza –comenta el ministro citado– y puede terminar a los tiros.” El alto funcionario no utilizó la apreciación como una figura literaria.
Kirchner dice y repite que su alianza con quien fuera su padrino en la carrera presidencial es sólida y responde a una consonancia política. Incluso su relación personal es casi ideal y el Presidente gusta darle al ex un lugar de consultor que agrada y envanece al bonaerense. No obstante, Kirchner está dispuesto a avanzar sobre la entente política-policía-delito que –está persuadido– constituye el eje del mal instalado en el anillo que rodea a la Capital Federal que podría acabar con sus planes de gobierno. La avanzada contempla, además del seguimiento a través de la Secretaría de Inteligencia de los comisarios, intendentes, legisladores y dirigentes políticos implicados en la pudrición conurbanera (documentados en prolijas carpetas de tapa de cartón apiladas en el escritorio presidencial), la construcción de alternativas al decadente aparato duhaldista.
Así, el Presidente insufló coraje al gobernador Felipe Solá, prometiéndole apoyo para construir su propio espacio autónomo allende las fronteras del duhaldismo. Pero Kirchner sabe que los esfuerzos de Solá podrían no ser suficientes para encarar tamaña faena, por lo que también bendijo la incursión de su otro ariete, el ministro del Interior Aníbal Fernández. Este diario adelantó hace tres semanas que Fernández, cansado de solicitar audiencias con Duhalde y de que el ex presidente se hiciera rogar, le comunicó por teléfono que comenzaría a caminar la provincia con el fin de lanzarse como candidato a gobernador para el 2007. “Se lanza en marzo”, confirmó a Página/12 uno de sus compañeros del gabinete nacional.
El ministro, cuya génesis se fraguó en el duhaldismo más cerril, ha devenido en un operador intachable de los deseos del Presidente. Lícitamente ambicioso, triunfador en su distrito (Quilmes), Aníbal Fernández está decidido a encarar una batalla para nada fácil. “Es el muletto de K. en la provincia”, dice de él uno de sus pares de la Casa Rosada, para quien el ministro del Interior “le va a servir (al Presidente) para pelearle al duhaldismo, que quiere que Chiche Duhalde suceda a Solá en La Plata”. El interlocutor de este diario impone un paréntesis inquietante. Dice: “O quizás, Aníbal pueda ser, en el futuro, el coequiper”.
–¿Coequiper de quién? –pregunta Página/12.
–De la dama.
La dama
Aníbal no es el único Fernández con quien cuenta el Presidente en esta puja. “La dama” también lleva ese apellido, de soltera, con el agregado “de Kirchner”. “La dama está, es un cuadrazo y en algún momento va a jugar. Cristina tiene una imagen buenísima y nació en La Plata, con lo que está habilitada para competir en la provincia. En algún momento el flaco va a hacer jugar a la dama”, especula un ministro, aficionado al ajedrez, ante este diario.
El confidente, conocedor de la política nacional y bonaerense, se entusiasma con la idea, aunque no concluye que la primera ciudadana salte al campo de inmediato y que la provincia sea el terreno donde se exponga. “El (Kirchner) suele decirme que se va a quedar sólo cuatro años; yo, por supuesto, no le creo, por lo que me parece que Cristina podría jugar algún papel en la provincia”, ensaya el funcionario consultado.
Otro de sus compañeros de gestión en el gobierno nacional abona algo más a la especie. “Mire, yo conozco a Chiche Duhalde y siempre sostuve que era una gran ama de casa. Si Cristina decide salir al ruedo, la mata”, categoriza el hombre, sentado en su inmenso despacho mientras observa el devenir del Río de la Plata. Acostumbrado a los trancos largos, el funcionario le quita ansiedad al movimiento de marras. “Pase lo que pase, para ese asunto (el hipotético lanzamiento de Cristina Kirchner a las lides provinciales) falta mucho, cuando menos tres años”, dice.
Sin embargo, otro ministro consultado por Página/12 no tiene la misma percepción. “La pelea que se viene en la provincia va a ser bravísima; ahí va a haber tiros”, sostiene, y la vista se le llena de bruma.
Tres bandas
“Estoy muy preocupado por lo de la provincia. Es como un tiro de billar a tres bandas, y uno no sabe cuál está cerca de cuál, en qué momento. A veces uno se junta con otro. No sé.” Las tres bandas son Felipe Solá, Duhalde y Kirchner, según el decir del autor de la frase de precedencia, importante integrante del gabinete nacional, especialista en andanzas políticas del peronismo. El hombre, que no oculta su pesar por lo que, presagia, puede ocurrir en la relación entre el Presidente y su antecesor, analiza de la siguiente manera el cuadro de situación nacido de las balas policiales y la corrupción bonaerense. Sigamos su razonamiento:
- “Creo que, si bien Felipe no hace nada para ayudar, el aparato de la provincia le cierra todas las puertas. Es sensato lo que pide Solá, manejar cuando menos una de las cámaras legislativas. El duhaldismo se lo impide y, con ello, se equivoca.”
- “Felipe se pelea mal: si se pelease solo por la Cámara de Diputados, con (Osvaldo) Mércuri, que es un perdedor, estaría bien. Pero manda a caminar a algunos de los suyos, muchos de ellos perdedores, por distritos que no les son favorables y que son de tipos que, además de importantes, han ganado, como San Nicolás, que es de (José María) Díaz Bancalari.”
- “Duhalde está muy enojado con Felipe, no sé bien por qué. Pero el duhaldismo está más duro aún. Lo ningunean, tratan de trabarle todo. Es un disparate, a Solá debería irle bien. Que le vaya mal conspira contra todos.”
- “Duhalde se equivoca en su posición sobre Solá y la provincia. Yo se lo dije y él lo piensa.
- “La estructura es una cosa arcaica, comandada por un arquetipo de la prehistoria (Manuel Quindimil, intendente de Lanús y presidente del PJ bonaerense). Tenemos que cambiar y aggiornar al partido, poner al frente a gente joven, dinámica, como Alberto Balestrini, Julio Alak, no sé... alguien así. Si no nos aggiornamos, vamos a seguir perdiendo votos y el día de mañana va a aparecer alguien que se va a quedar con todo.”
El confidente de Página/12 estima que Duhalde, más allá de su enojo con el gobernador, entiende la gravedad de la situación, pero que nada puede hacer. “Se le escapó de las manos”, dice, parangonando al PJ bonaerense con un golem que no reconoce mando en su demiurgo. Algo de cierto hay en ello. Otro ministro consultado por este diario, bonaerense él, corroboró que Duhalde puede hocicar en su pelea con los senadores provinciales. “El quiere poner a Antonio Arcuri al frente de la Cámara de Senadores provincial. Los senadores se le plantaron y va a impulsar a Hugo Corvatta. Hay quien cree que Corvatta responde a Felipe (Solá), pero no es así, esa es una rosca entre senadores, que son autónomos. Duhalde, en esa, lleva las de perder”, cuenta el funcionario, que no tiene el mejor de los concepto de Arcuri.
Otro ministro coincide con el anterior en la valoración de quien fuera secretario de Legal y Técnica durante la presidencia de Duhalde. “Arcuri manejó durante ocho años la comisión (del Senado bonaerense) que nombró a todos los jueces de la provincia y a los policías, junto con el senador Román, de Morón. Es un gran responsable de lo que pasa en la provincia con la inseguridad”, dice el ministro, mientras se le encienden los ojos. El funcionario nacional, de estirpe bonaerense, emite una sorprendente coincidencia con Marcelo Saín, aquel viceministro de Seguridad de Solá y Juan Pablo Cafiero que, por denunciar el contubernio entre la bonaerense y la política en el Conurbano, se granjeó el odio de todo el aparato duhaldista –si hasta que el propio Duhalde lo llamaba ‘Caín’–. “La connivencia de los comisarios y la política (intendentes, legisladores provinciales, dirigentes) es insoportable, tiene que cambiar, si no, no hay arreglo”, dice el contertulio de este diario y agrega, categórico: “En la provincia hay que aplicar una política de shock: al gato hay que cortarle la cola de una vez, te da un solo arañazo. Si se la cortás en cinco veces, te da cinco arañazos”, dice.
“El delito crece, el aparato está anquilosado, perdemos votos en cada elección y ganamos porque la oposición no existe. Si esto no cambia nos van a echar a patadas”, presagia un importante dirigente bonaerense, que suele ser escuchado por el Presidente.
Al lado de Kirchner piensan lo mismo. Uno de sus habituales consultores recordó la misma frase que dijo a este cronista hace ya un mes, esta vez con los episodios bonaerenses contabilizados en su libreta. Con una media sonrisa, refrescó: “Usted va a ver el eclipse del duhaldismo. No se olvide de la lógica de los jazmines: más perfuman cuando están agonizando”.