EL PAíS › KARINA RABOLINI HABLA SOBRE SU PARTICIPACION EN LA CAMPAÑA ELECTORAL DEL FRENTE PARA LA VICTORIA
La esposa de Daniel Scioli dialogó con Página/12 acerca de su rol y del que tendría como primera dama. Destacó la relación “de respeto y confianza mutua” que tienen su marido y CFK. Su visión del país, de la oposición y sus definiciones políticas.
› Por Victoria Ginzberg
Karina Rabolini recorrió dos veces el país. La primera fue antes de las PASO; la segunda ahora, antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. A pesar de que se trata de una evidente planificación para fortalecer la candidatura de su marido, Daniel Scioli, ella asegura que “la mujer de un candidato no lo ayuda a sumar, aunque lo puede perjudicar si resulta antipática”. En su equipo, en cambio, disimulan menos y recuerdan que el ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich dijo que en el Chaco, “por donde pasó Karina” el Frente para la Victoria sacó más de 90 por ciento. En un alto entre actos de campaña, en un hotel de la ciudad de Buenos Aires, Rabolini toma una limonada y responde sobre ese nuevo rol y sobre lo que haría en el caso de convertirse en primera dama. Y hace un poco de vocera. Señala, por ejemplo, que la relación entre su esposo y CFK es “de respeto y confianza mutua” y que si Scioli es electo presidente “obviamente ejercerá con amplio poder y tomará todas las decisiones que considere necesario”. También que “la Argentina tiene la voluntad y la capacidad de cumplir con los compromisos (en relación al pago a los fondos buitre)” pero que Scioli los cumpliría “primero defendiendo el patrimonio de los argentinos, de la misma manera que lo ha hecho la Presidenta”. Habla de temas sociales y de género y confiesa que se afilió al peronismo en los ‘90, para votar a su marido en la interna, pero afirma que hora se siente “peronista por convicción”.
–¿Cómo se fue involucrando en la campaña? ¿Fue gradual? ¿Fue diseñado así desde el principio?
–Fue gradual, se fue dando. Creo que mucho tuvo que ver que hace ocho años estoy trabajando en la Fundación (Banco Provincia) y eso es muy movilizante para querer ayudar. Hay personas que todavía necesitan ayuda. Ves lo que falta y ves todo lo que se hizo. Entendés la importancia que tuvieron las políticas sociales y de integración. Si bien parte de lo que estoy haciendo ahora es lo que vengo haciendo hace ocho años, antes era más limitado a la provincia de Buenos Aires y ahora estoy viajando a otras provincias porque hicimos un convenio con una fundación americana que nos donó sillas de ruedas y las estamos entregando en todo el país. Las últimas semanas sí la intención fue recorrer todo el país, conocer la Argentina e ir tomando contacto con fundaciones e instituciones para saber qué se está haciendo y en un futuro tener la posibilidad de contactarlos.
–¿Qué siente que le agrega a Daniel Scioli en la campaña?
–Desde lo personal, tratar de resolver los temas domésticos sin llevarle más problemas.
–Me refería a la campaña electoral, lo público.
–Me siento con autoridad para hablar de Daniel porque hace treinta años que compartimos la vida y sé cómo es, cómo se ha esforzado, los desafíos por los que ha pasado y todo lo que puede darle a la Argentina.
–En términos electorales, en imagen, ¿hay una complementariedad?
–A nivel electoral no. Creo que la mujer si resulta muy antipática para la gente pude llegar a complicar a un candidato, pero no creo que le ayude a sumar, porque la gente elige a un presidente.
–¿Cuándo diría que empezó su interés en la política?
–¿A qué llamás interés en la política?
–A interesarse en las cuestiones públicas
–En ayudar...creo hace ocho años, desde que trabajo en la Fundación y vamos a los lugares donde la gente necesita ayuda.
–¿Antes de eso, alguna vez le molestó que su marido decidiera dedicarse a la política? Tal vez porque es una actividad muy absorbente.
–Nunca se me ocurriría cuestionarle una decisión. Si hay algo que en treinta años hemos hecho con Daniel es acompañarnos y que no sea la persona que está al lado tuyo la que te complique para hacer algo. A mí también Daniel siempre me apoyó en cada proyecto que tenía. A veces lo que digo es ¡qué ganas! Por ejemplo, cuando me dijo “quiero dar las ocho materias que me faltan para terminar la carrera”, lo primero que le dije fue “guau, qué ganas, ¿te parece en este momento? Pero obviamente hacé lo que quieras, el que va a tener que esforzarse vas a ser vos”.
–¿Se define como peronista?
–Sí. Hoy sí. Me afilié para votar a Daniel en la primera interna a diputado contra (Miguel Angel) Toma. Eran internas cerradas y quería votarlo. Con los años fui escuchando, entendiendo y viendo las cosas que se habían hecho durante el peronismo y cómo ha sido siempre un partido transformador. Hoy diría que sí, me siento peronista por convicción.
–¿De chica tuvo algún interés por la política? ¿En su familia había alguna preferencia?
–No. En mi familia se conversaba muy poco de política. Por eso yo tengo mucho respeto hacia la militancia. Si hay algo que me ha llamado la atención es la militancia.
–¿En general o específicamente en la juventud?
–Me encanta que haya gente joven que se involucre porque a mí no me pasó eso. La política era completamente ajena a mi vida, a mi juventud.
–¿Cómo se imagina, eventualmente, en el rol de primera dama?
–Tratando de honrarlo con todo mi esfuerzo. No me quedaría en mi casa sabiendo que podría ayudar.
–¿Hay una “agenda de primera dama”?
–Lo que vengo haciendo, los temas sociales. Vi en esta recorrida que estuve haciendo por el país que muchas instituciones podrían trabajar temas en conjunto, les sería más fácil y tendrían más resultados. Me gustaría poder ayudar a coordinar para que trabajen en equipo. Si sos la mujer de un presidente tenés acceso a lugares que no todo el mundo tiene y eso es una herramienta de ayuda.
–Además de los temas sociales, ¿con la agenda de género como se lleva?
–Tengo mucho respeto por lo que se viene haciendo pero creo que hay que ayudar en todos los ámbitos.
–La marcha Ni Una Menos visibilizó la violencia contra las mujeres. ¿Qué medidas cree que hay que tomar vinculadas a ese tema?
–Hay que seguir trabajando en prevención y concientización. Y existiendo el problema, hay que ayudar a que superen la situación. Me parece importante que existan los refugios y las comisarías de la mujer. En la provincia de Buenos Aires hay 130. A partir de la creación de las comisarías de la mujer, las mujeres se animaron a denunciar. Por supuesto, que acompañaría en la temática, pero no me limitaría a eso.
–¿Estaría dispuesta a abrir o a permitir el debate sobre la despenalización del aborto?
–Acompañaría la decisión que tome todo el pueblo argentino sobre el tema. En lo personal fui educada en la religión católica y me cuesta aceptarlo.
–Todo el tiempo hay especulaciones sobre la relación entre Scioli y la Presidenta. ¿Cómo es?
–Es una relación de respeto y confianza mutua. Puede ser que hayan tenido sus diferencias, cada uno tiene su estilo y su forma de resolver ciertas situaciones, pero siempre han compartido y apoyado las mismas políticas sociales. Daniel siempre acompañó las decisiones de la Presidenta. Si Daniel es electo presidente obviamente ejercerá con amplio poder y tomará todas las decisiones que considere necesario para la Argentina.
–¿Y con La Cámpora?
–Daniel celebra que la gente joven se involucre en política.
–¿Durante la campaña tuvo la oportunidad de conocer a Carlos Zannini? ¿Qué impresión le dio?
–Tuve oportunidad de verlo más. El otro día el propio Zannini dijo que con Daniel eran muy distintos pero que se complementaban. Opino exactamente lo mismo. Es una ventaja tener un extraordinario técnico con una experiencia de tantos años trabajando. Sabe lo que ha funcionado y lo que no. Es algo muy valioso.
–¿En qué sentido se complementan?
–Me hace acordar a la relación de Daniel con (el ex vicegobernador Alberto) Ballestrini. Eran muy distintos y trabajaron muy bien. Los perfiles son distintos, Daniel siempre tuvo un perfil más expuesto.
–Si Scioli es electo presidente, ¿cómo cree que será su estilo de liderazgo? Es probable que haya mucha comparación con el de la Presienta.
–De mucha integración. No solo las personas tenemos diferentes estilos y forma de ser, también la Argentina plantea demandas distintas. Se puede pensar en una Argentina distinta por el trabajo que se ha venido haciendo en estos años. Hay mucha más gente que ya está integrada al proceso productivo y eso te da una plataforma muy buena.
–¿Qué cosas se van a mantener y qué a cambiar?
–Es muy general, pero las políticas sociales van a mantenerse. Y hay muchas cosas que las va marcando el contexto internacional. Hay temas económicos que son muy dinámicos. En Educación hay que lograr bajar la deserción en las escuelas secundarios y aumentar la calidad de alumnos y maestros, que tengan arte, deporte y un idioma y que salgan con un título válido a nivel internacional. La universalización del jardín de infantes. Daniel le va a dar mucha importancia a las escuelas técnicas.
–En este momento hay una polémica por las declaraciones de Juan Manuel Urtubey sobre un acuerdo con los fondos buitre...
–Argentina tiene la voluntad y la capacidad de cumplir con los compromisos. Daniel los va a cumplir primero defendiendo el patrimonio de los argentinos, de la misma manera que lo ha hecho la Presidenta.
–¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades de Scioli?
–La fortaleza es que es una persona de una extraordinaria experiencia, que viene gobernado la provincia de Buenos Aires. Ser presidente es estar todo el tiempo tomando decisiones complejas y no cualquiera está preparado para asumir esa responsabilidad. Daniel es un gran desarrollador y tiene el perfil para la etapa que se viene en la Argentina. Entiende la importancia de que haya buena relación entre las provincias y con los municipios. Ya está hablando con todos los gobernadores electos más allá de las posiciones políticas. Sabe lo que se hizo, lo que falta hacer y lo más importante, sabe cómo hacerlo.
–¿Y las debilidades?
–(Piensa...)
–Alguna debe tener. Una vez dijo que no hablaba muy bien.
–Se entendió mal. Quise expresar que él hace más de lo que dice. Era un halago, pero se malentendió. Bueno, su exigencia personal es un tema.
–¿Y las de Mauricio Macri y Sergio Massa?
–Yo hablo de Daniel.
–Pero algo ¿qué es lo que más les criticaría o qué rescataría de ellos?
–Daniel ya sabés lo que es, es transparente, lo conocés hace muchos años, sabés que quiere continuar en esta dirección sin hacerle pagar a la gente más que todo el esfuerzo que viene haciendo en estos años. Cuando escuchás a la oposición, quieren cambiar todo y empezar de cero, lo cual sería muy costoso para el país. Yo hago esta comparación: hay gente que escuchó a la oposición con pronósticos que decían que en el país iba a estar absolutamente todo mal. Quienes escucharon esos consejos y no se animaron a emprender un proyecto, desperdiciaron todos estos años que fueron de mucho crecimiento, de mucho consumo, de un gobierno que apoyó la industria nacional, creó puestos de trabajo, puso en movimiento la economía.
–¿Qué le pareció la campaña hasta ahora?
–Fue muy exigente y quizás más agresiva de lo normal. Uno puede entender que es una elección a presidente y se pueden exagerar algunas cosas y correr algunos límites.
–¿Hubo algo en particular que le molestó?
–Muchas cosas, pero prefiero mirar hacia adelante.
–¿Conoce a las otras dos principales aspirantes a primera dama?
–Sí. Las veces que nos hemos cruzado, hemos tenido buena actitud, nos hemos saludado y conversado. Siempre fue con respeto. Cada una tiene su personalidad y acompaña de la manera que siente que lo puede hacer mejor.
–¿Cuando empezó a salir con Scioli, se imaginó que él iba a estar compitiendo por la Presidencia?
–Debería haberlo sospechado. Cuando digo que es un gran desarrollador, es así. Empezó jugando al fútbol y terminó construyendo un club, que es una oportunidad para los chicos y un lugar de reunión. Le gusta hacer cosas. Todas sus lanchas se llamaron la Argentina, la Gran Argentina, la Nueva Argentina. Siempre sintió mucho orgullo de mostrar la Argentina al mundo.
–¿Cuál fue el momento más difícil que atravesaron juntos a nivel personal después del accidente?
–(Piensa) Tal vez cuando murió mi suegro. No sé. El divorcio puede ser. Fue difícil, pero como siempre quedé conectada con Daniel, fue como que me divorcié en la práctica, pero no psicológicamente. Porque sabía que cualquier problema que tuviera Daniel iba a estar cerca. De hecho fue así.
–Pensé que podía venir por el lado de la maternidad, la imposibilidad de concretarlo.
–Sí... pero no siempre está tan presente. A veces hay situaciones que me lo recuerdan. Además, fue un proceso y llega un momento de que te cansás de hacer tratamientos.
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