La aparición de una silla de ruedas empotrada contra el resonador magnético del Hospital Posadas –el único que ofrece el sistema público de salud para toda la población del oeste del conurbano– desató una guerra política entre el gobierno nacional y el partido Nuevo Encuentro, que lidera Martín Sabbatella. El nuevo director del Hospital, Alberto Díaz Legaspe, afirmó se trató de un sabotaje y acusó al ex compañero de fórmula de Aníbal Fernández y ex titular de la Afsca de ser el “autor intelectual” del hecho. Ayer, durante la reunión de gabinete en Casa Rosada, el presidente Mauricio Macri ordenó iniciar una causa penal “contra los responsables”. Desde Nuevo Encuentro denunciaron que se trata de una “operación política” destinada a legitimar “el despido masivo de trabajadores del hospital”. La Seccional Hospital Posadas de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop) desmintió la versión del Gobierno y aclaró que “de ninguna manera” el aparato fue dañado de forma intencional.

“Armaron la burda mentira de un supuesto sabotaje para justificar despidos”, dijo ayer Sabbatella, quien situó los hechos como parte de una “difamación” del Gobierno contra los trabajadores “por su pertenencia política”.

El ministro de Salud, Jorge Lemus, cumplió las indicaciones de Macri y presentó ayer en conferencia de prensa una denuncia penal “por daños a las propiedades del Hospital Posadas, producto del daño cometido al resonador, que apareció con una silla de ruedas”. “Hubo amenazas y hechos vandálicos”, afirmó Lemus, quien adelantó que antes del fin de semana las autoridades del hospital presentarán su propia denuncia, aunque evitó dar nombres propios e incluso se cuidó de responsabilizar a Nuevo Encuentro. Desde el partido de Sabbatella interpretaron los dichos de Lemus como “una marcha atrás y un cambio de discurso” que adjudicaron a que “la operación finalmente se cayó”, lo que “desnuda totalmente la operación política”.

La versión oficial, divulgada por Díaz Lagaspe y el Gobierno, sostiene que el daño en el resonador fue adrede y producto de una venganza encabezada por trabajadores del hospital supuestamente enrolados en las filas de Nuevo Encuentro, quienes habrían obrado en respuesta a la decisión de la nueva gestión del hospital de “revisar” 1000 contratos. Según esta versión, el hecho “de vandalismo” se dio en el marco de otros desperfectos técnicos que produjeron que 25 ascensores dejaran de funcionar en simultáneo y una sobrecarga eléctrica quemara las heladeras del vacunatorio. “Son demasiadas casualidades”, insinuó el director.

Los trabajadores del hospital, sin embargo, salieron a desmentirlo. “Se trató de un accidente, de ninguna manera se trató de un sabotaje”, aclararon desde la Cicop en un comunicado. “No podemos emitir juicios de valor sobre los otros episodios, aunque probablemente tenga relación con la precaria situación de algunas áreas del hospital”, explicaron. En una carta que enviaron a las autoridades, integrantes de todos los servicios del Posadas afirman que tras conocer “la versión de los trabajadores participantes del episodio”, no quedan dudas de que “se trató de un error involuntario, lamentable y prevenible, pero involuntario”. Y exigen a la dirección “una urgente aclaración pública en los medios en que se ha informado equívocamente, para dejar en claro la buena voluntad de los colegas involucrados”. “Está claro que fue un accidente”, dijeron desde el sabbatellismo, “producto de la mala gestión actual, algo que nos dirían si nos hubiera pasado a nosotros”, agregaron.