El ex ministro de Economía Roberto Lavagna criticó como un “festejo bastante tonto” al de los funcionarios del gobierno nacional por el acuerdo con los bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda de 2005 y 2010, y advirtió que hay que tener “cuidado con el endeudamiento”. “Quieren tapar con operaciones mediáticas que (Paul) Singer se llevó la plata de todos los argentinos”, señaló por su parte el diputado Eduardo de Pedro en referencia al dueño de Elliott Management.

“Las primeras dos reestructuraciones implicaron reducir la deuda, esta última ha implicado aumentar la deuda”, explicó Lavagna, y agregó que la negociación que llevó adelante el ministro de Hacienda, Alfonso de Prat-Gay, derivó en “un cierre todavía no del todo” dado que “quedan todavía posibles litigantes”. En ese sentido, el actual asesor económico del Frente Renovador cuestionó el “festejo bastante tonto” de los funcionarios nacionales “por haber salido del default, porque salir pagando lo que se pagó...”, reflexionó en relación al monto cercano a los 10.500 millones de dólares que el Gobierno decidió entregar a los holdouts. “Ese cierre tan oneroso crea el riesgo de volver a entrar en la etapa del endeudamiento”, advirtió, porque “lo que aplauden los mercados financieros son sus negocios”.

De Pedro, diputado nacional por el Frente para la Victoria, destacó que “hace cuatro meses que crecen los despidos, la inflación, y baja la producción de las empresas, el comercio y el salario de la gente”. “La solución que le encuentra el gobierno de Macri es inventar nuevas denuncias contra los referentes de la oposición”, lamentó, en alusión a la acusación de una diputada jujeña contra Máximo Kirchner por supuestos retornos de fondos que llegaban desde la Nación a Jujuy para la Tupac Amaru y que supuestamente retornaban a la quinta de Olivos. “Quieren tapar con operaciones mediáticas que Singer se llevó la plata de todos los argentinos”, añadió De Pedro.

Para el secretario de Coordinación Interministerial del gabinete nacional, Mario Quintana, el pago de 10.500 millones de dólares a los bonistas significó “una alegría por dejar atrás un período nefasto de nuestra relación con el mundo”. “Es una satisfacción del deber cumplido. No es algo grato pagarle esta plata a estos señores, pero era un paso ineludible para la Nación”, justificó.

El funcionario sugirió que no se puede “construir un país serio, con empleo, si estamos caídos del mundo”, y aseguró que el Gobierno trabaja para realizar “una transformación económica” de “un régimen totalmente perimido” a otro “focalizado en el empleo productivo (y) la inversión”. El pago a los bonistas implica “dejar atrás un período nefasto de nuestra relación con el mundo”, aseguró.