El movimiento de las cuentas de la Secretaría de Inteligencia del Estado en el Banco Nación, sucursal Plaza de Mayo, es imprescindible para seguir el hilo de los sobornos del Senado y corrobora la veracidad de los dichos de Mario Pontaquarto.
El Banco Nación, la Casa de Gobierno y la SIDE forman un triángulo, en el que ninguno de los lados mide más de 50 metros. Es decir que puede recorrerse caminando sin llamar la atención. Basta cruzar la calle para depositar un cheque o retirar efectivo. El ex secretario del Senado dijo a este diario que se decidió a hablar por temor a que el levantamiento de los secretos de la SIDE dejara en evidencia su participación en la compraventa de la ley de precarización laboral. A partir de los datos que suministró es posible empezar la reconstrucción de la ruta del dinero que se usó para pagar los sobornos.
Pontaquarto dijo que el martes 18 de abril de 2000 retiró la valija, el maletín y la caja con los 5 millones de pesos de la bóveda de la SIDE. En su declaración, afirma que la reunión en la Casa Rosada en la que De la Rúa ordenó que de los pedidos del justicialismo se ocupara Fernando de Santibañes ocurrió en los primeros días de abril, unas tres semanas antes de que se votara la ley, el miércoles 26 de ese mes. El dinero que retiró de la SIDE estaba en ladrillos de 100.000 pesos, con fajas del Banco Nación, agregó.
Una de esas cuentas de la SIDE en el Banco Nación lleva la identificación 1.581/11. Todo parece indicar que a ella ingresaron y de ella salieron los fondos de la Operación Canje. El análisis de los movimientos de esa cuenta desde que De la Rúa asumió la presidencia hasta la sanción de la ley, arroja conclusiones de alto interés.
En la columna de los créditos, se observa que el 10 de abril ingresaron casi 10,5 millones en dos cheques de “Propia Casa”, es decir de otra cuenta en el Banco Nación, uno por 6.126.013,70 pesos y el otro por 4.326.365 pesos. Por la numeración de los cheques (45105434 y 45105431) es ostensible que ambos provienen de la misma cuenta.
A lo largo del primer semestre de 2000, esa cuenta alimentó la de la SIDE en el Banco Nación de Plaza de Mayo con depósitos efectuados cada vez que el saldo caía en forma pronunciada.
Por ejemplo, el 7 de marzo la cuenta 1.581/11 tenía un saldo de apenas 134 mil pesos.
El 9, ingresaron cuatro cheques de aquella cuenta por casi 13 millones.
El 9 de mayo, la cuenta oficial había bajado hasta 9,8 millones.
Ese mismo día cuatro cheques de la misma cuenta “Propia Casa” hicieron acercar el saldo a los 25 millones.
En todos esos asientos la numeración de los cheques es correlativa con los ya transcriptos, lo cual indica que se trata siempre de la misma cuenta. Pero en ninguno de esos casos, luego del depósito hubo un inmediato retiro en efectivo de magnitud llamativa, como sí ocurrió en abril. Ni antes ni después, sólo en vísperas de la ley Banelco.
En los casos anteriores se trataba de depósitos con los que luego se pagaban gastos normales. Por eso, en la columna de los débitos surge que la enorme mayoría de las operaciones consiste en el clearing bancario de cheques, identificados como “48 horas Bancos”.
En los tres primeros meses de 2000 ninguna de esas operaciones superó los 200.000 pesos. Un par de veces aparecen débitos identificados como “24 horas. Agencia”, por sumas insignificantes, inferiores a mil pesos.
Recién el 10 de marzo se presenta en ventanilla un primer cheque “Cobrado por Caja”, de apenas 5.330 pesos. Las novedades de peso comienzan en abril. El miércoles 5 aparece, también “Cobrado por Caja” un cheque de dos millones de pesos; el martes 11, otro por un millón y medio y el jueves 13, un tercero por cinco millones, la misma suma que Pontaquartoretiró de la SIDE el martes 18 y guardó en su casa hasta el miércoles 26, cuando se pagó la ley, en efectivo y contra entrega.
Esta pista parece encaminada a la resolución del caso. Cambiar las formas perversas de hacer política que acompañaron a la implantación del modelo neoliberal que arrojó a seis de cada diez argentinos por debajo de la línea de la pobreza requiere, en primer lugar, de una fuerte voluntad política inicial, pero también de espaldas anchas para soportar las réplicas. Así como los círculos viciosos tienden a realimentarse, lo mismo ocurre cuando con gran esfuerzo se consigue que la rueda comience a girar en la dirección contraria. La confesión del ex secretario del Senado Mario Pontaquarto es en ese sentido tanto consecuencia de decisiones anteriores como posible causa de hechos posteriores.