EL PAíS › MACRI FORMALIZO LA POSTULACION DE SU CANCILLER PARA LAS NACIONES UNIDAS
El Presidente envió una carta a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad. Hay consenso en cuanto a que el próximo secretario general debe ser mujer, pero las candidatas son muchas y en Gobierno aceptan que las chances de Malcorra “son pocas”.
› Por Fernando Cibeira
El presidente Mauricio Macri presentó oficialmente ayer la candidatura de la canciller Susana Malcorra para la secretaría general de las Naciones Unidas, una extraña apuesta en la intención de posicionar su gestión a nivel internacional. Macri cumplió el requisito de enviar una carta al presidente de la Asamblea General de la ONU, Mogens Lykketoft, y al titular del Consejo de Seguridad, Amr Abdellatif Aboulatta, en la que sostuvo que Malcorra contribuirá a aportar “soluciones creativas” ante los desafíos que enfrenta el organismo. Con todo, en Gobierno admiten que las chances de la candidata “son pocas” porque los aspirantes son muchos y variados.
La nota de Macri recorre los tópicos habituales de la diplomacia internacional. Por ejemplo, resalta que las Naciones Unidas enfrentan “grandes desafíos en un mundo cada vez más complejo” y apuntó que en ese contexto es necesario implementar soluciones que garanticen “la paz, la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos”. También subrayó la importancia de la asociación entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil a partir de “una visión integrada y más global”. Y que, por sus capacidades y condiciones, “la señora Malcorra” es la persona indicada para cumplir estos objetivos generales. Ahora hay que esperar si ellos lo evalúan de la misma forma.
Malcorra era prácticamente una desconocida en el país hasta el 10 de diciembre pasado cuando asumió en la Cancillería. Nacida en Rosario hace 61 años, se graduó en ingeniería electrónica en la Universidad Nacional de esa ciudad y comenzó su carrera en el sector privado. Entre 1979 y 1983 trabajó en IBM y luego pasó a Telecom, donde llegó a presidenta. En 2004 ingresó en las Naciones Unidas, el organismo que ahora busca conducir.
Primero se desempeñó como directora de Operaciones del Programa Mundial de Alimentos. Entre 2008 y 2012 condujo el área de Apoyo a las Actividades sobre el terreno –a la que se destina la mayor parte del presupuesto del organismo– y a partir de ese año y hasta su designación como canciller trabajó como jefa de gabinete del secretario general, Ban Ki-moon. Principalmente este último cargo, desde donde se arma la agenda de la Secretaría General, fue el que le permitió generar un menú de relaciones diplomáticas a alto nivel, que es el principal sustento para sus aspiraciones en la ONU.
Los cables y documentos de los Wikileaks, publicados por Página/12, mostraron la gran afinidad de intereses mostrada por Malcorra en sus funciones en las Naciones Unidas con los deseos del Departamento de Estado norteamericano. Cuentan en Gobierno que una de las cosas que convenció a Macri de avanzar con la postulación de su canciller fue la familiaridad –la llamaba “Susan”– con que la trató Barack Obama durante el encuentro que mantuvieron en la Casa Rosada. “Mi amiga de las Naciones Unidas”, la había saludado el presidente de Estados Unidos cuando bajó de la escalerilla del avión junto a Michelle.
Es difícil hacer un cálculo de las chances de Malcorra de ocupar el principal cargo del principal organismo internacional. “Posibilidades tiene, lo que no quiere decir que sea probable”, respondía un diplomático argentino que se desempeñó varios años en las Naciones Unidas. La elección del secretario general de la ONU no se destaca por su transparencia. En la carta general de las Naciones Unidas, de 1945, sólo establece que “el Secretario General será nombrado por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad”.
Ante los cada vez más extendidos reclamos por una mayor apertura y contra la excesiva discrecionalidad de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad –Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia– y su poder de veto, en esta ocasión los candidatos se presentarán con un mensaje ante la Asamblea General. Hubo una primera ronda de postulantes en abril –desfilaron ocho candidatos– y habrá una segunda en junio, donde seguramente hablará Malcorra. Con todo, aseguran, es pour la galerie. El candidato único lo eligen “los cinco grandes” en el Consejo y la Asamblea lo vota. Así ha venido sucediendo.
Hay un consenso generalizado en cuanto a que el próximo secretario general debería ser una mujer, para poner al organismo un poco más acorde a los tiempos que corren. Al momento, en 70 años de existencia, los ocho secretarios generales de la ONU fueron hombres. Por otro lado, una regla no escrita en cuanto a las alternancias en el organismo indica que este turno le correspondería a Europa del Este. Mujer y de Europa oriental hay varias candidatas, pero las que suenan fuerte son dos búlgaras: la directora de la Unesco, Irina Bokova, y la comisaria europea Kristalina Georgieva.
En la interna diplomática se comenta que Bokova, formada durante el régimen soviético, es para el gusto de Estados Unidos demasiado cercana al presidente ruso Vladimir Putin, por lo que la vetaría. Por el contrario, Georgieva representa para Putin a la burocracia de la Unión Europea que aplicó sanciones a su país, por lo que le cortaría el paso. Con las candidatas esteuropeas bloqueadas por los vetos cruzados, ahí se abriría el juego al resto de las regiones y es cuando surgen las chances de Malcorra.
En ese panorama de barajar y dar de nuevo, una de las candidatas firmes que se menciona es a la ex primera ministra de Nueva Zelanda y actual directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, no muy popular en los ámbitos diplomáticos, pero sólida e influyente. Fue uno de los ocho postulantes que se presentó en la ronda del mes pasado.
El peruano Javier Pérez de Cuellar fue el único latinoamericano en ocupar el cargo de secretario general de la ONU, entre 1982 y 1991. Si la mirada del organismo evalúa que es momento de volver a considerar a la región, hay otras dos mujeres a considerar. Una es la canciller de Colombia, María Angela Holguín. La otra, la titular de la Cepal, la mexicana Alicia Bárcena. Sin embargo, una versión que circuló en estos días sostenía que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, le bajaría el pulgar a la candidatura de Bárcena por algunos cortocircuitos con la funcionaria.
El fuerte de Malcorra –aseguran en los ámbitos diplomáticos– es la relación que consiguió construir con los cinco países miembros permanentes del Consejo cuando trabajó junto a Ban Ki-moon. Un posible obstáculo podría ser la posición del Reino Unido teniendo en cuenta la disputa por Malvinas, pero la foto de Malcorra del jueves pasado con su par británico, Philip Hammond, más los cariñosos intercambios de Macri con el premier David Cameron indicarían que por allí no surgirían problemas.
Malcorra se tomó en serio su postulación y desde hace dos semanas se encuentra de recorrida por el mundo. Ayer, la Cancillería distribuyó fotos sobre sus encuentros en China. El premio lo vale: conducir el organismo que maneja las relaciones entre los 193 estados miembros y 30 programas y organismos especializados como Unicef y la FAO. Para Macri se cumpliría el sueño de posicionar su gestión a nivel internacional, en la que hasta ahora el hilo conductor fue el realineamiento con las potencias occidentales y el credo al libre comercio. El nombre del elegido o elegida se conocería en octubre.
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