EL PAíS › OPINION
› Por Washington Uranga
Casi en el mismo momento en la vicepresidenta Gabriela Michetti admitía que la relación con Francisco es “compleja”, el presidente Mauricio Macri decidió otorgarle “un aporte financiero no reintegrable” de 16 millones de pesos a la fundación Scholas Ocurrentes, apadrinada por el Papa. Al justificar la medida en el decreto 711/2016, el Gobierno afirma que “las líneas de acción que lleva a cabo la ‘Red Mundial de Escuelas: Scholas Ocurrentes’ a los fines del desarrollo de objetivo en materia de ciudadanía, educación, deportes, artes, innovación tecnológica y cuidado del medio ambiente, se alinean con las metas propuestas por el gobierno nacional en materia de inclusión educativa, pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y unión de todos los argentinos”.
Todo indica que en su esfuerzo por disimular las diferencias con el máximo representante de la Iglesia Católica mundial el macrismo finalmente encontró en el apoyo a la fundación papal los puntos de coincidencia con Jorge Bergoglio. Falta todavía explicar de qué manera la tarea educativa impulsada por el Papa coincide con las propuestas de campaña del PRO ahora presentadas como objetivos de gobierno.
Sin embargo una vez aprobado el subsidio, el Gobierno se encargó de difundir rápidamente la novedad por todos los medios a su alcance, utilizando también a los medios y periodistas que le hacen habitualmente de voceros oficiosos, dando a entender que el gesto es una muestra de acercamiento hacia el Papa y una manera de mejorar la relación entre Buenos Aires y el Vaticano.
La fundación Scholas Occurrentes es una red mundial educativa que pretende promover la vinculación entre escuelas de todo el mundo, compartir proyectos, establecer alianzas y cooperación, con la intención de favorecer a las escuelas de menores recursos propiciando una educación sin excluidos. Los antecedentes de la iniciativa se remontan al tiempo en que Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires y bajo el lema de “Escuelas hermanas” impulsó una línea de acción que denominó “unir escuelas, deportes populares y solidaridad”. Por decisión e impulso del Papa, desde agosto de 2015 la fundación tiene reconocimiento legal por el Vaticano y cuenta con un directorio integrado por tres argentinos: el obispo Marcelo Sánchez Sorondo y dos colaboradores cercanos de Francisco, José María del Corral y Enrique Palmeyro.
En 2014, a instancias de la hoy ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Congreso sancionó la ley 26.985 declarando de “interés nacional” el proyecto de Scholas Ocurrentes. Personalmente el Papa le confío también a la ex presidenta la tarea de presentar la obra ante el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Ahora, en su intento de generar gestos de acercamiento hacia el Papa, el gobierno de Mauricio Macri no solo le dio a Scholas el subsidio solicitado para “el sostenimiento del equipo profesional, infraestructura y equipamiento de la sede central de dicha red en nuestro país”, sino que logró concretar que el “Partido por la paz”, del que participan futbolistas del todo el mundo, se celebre en Argentina. Al clausurar días atrás en el Vaticano el VI Congreso de Scholas Ocurrentes, Bergoglio anunció públicamente que el partido se realizará el próximo 10 de julio en el estadio Ciudad de La Plata. El lanzamiento de la fundación tuvo lugar el 13 de agosto de 2013 en Roma, con ocasión de un partido de fútbol en homenaje al Papa del que participaron, entre otros futbolistas famosos, el argentino Lionel Messi y el italiano Gianluigi Buffon.
Al margen de las intenciones que hayan movido a la decisión de Macri al otorgar el subsidio, es difícil pensar que el otorgamiento del “aporte financiero no reintegrable” contribuya a facilitar la “compleja relación” entre la Casa Rosada y el Vaticano. “El que piensa que, por darle plata, máxime de fondos públicos, a una fundación, escuela, ONG, cooperativa o movimiento popular por solo hecho de estar directa o indirectamente vinculada al Papa está haciendo un ‘gesto a Francisco’ es realmente un pelotudo, además de un corrupto y un prevaricador” dijo sin eufemismos Juan Grabois, dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, otra persona de relación cercana con el Papa. “Se ve que no conocen a Francisco”, agregó y sostuvo que el aporte del Estado se justifica por la “tarea enorme que (Scholas) hace en la Argentina y todo el mundo”, pero “presentarlo como un favor al Papa es una barbaridad y algo que de ninguna manera él aceptaría en estos términos”.
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