EL PAíS
› KöHLER PIDIO A KIRCHNER QUE SEA
“AMIGABLE” CON LOS ACREEDORES; KIRCHNER SE NEGO
“No me voy a mover de esta posición”
El titular del FMI solicitó mayor flexibilidad para con los tenedores de la deuda en default. El Presidente argentino se opuso y, de paso, le echó en cara que, a pesar de haber sobrecumplido las metas pautadas para el trimestre pasado, el Fondo se demoró en aprobarlas. Un recuerdo de De la Rúa.
› Por Fernando Cibeira
“Me pueden presionar mucho, pero no me voy a mover de esta posición. No por guapo, sino porque es lo que se puede pagar”, le subrayó ayer el presidente Néstor Kirchner al titular del FMI, Horst Köhler. El alemán había insistido en que la propuesta argentina con los acreedores privados debía ser más “amigable”. “Espero que el Fondo nos ayude, pero a veces pienso que no quiere”, siguió el Presidente. “Firmamos un acuerdo en septiembre y después nos tuvieron con la primera revisión quince días dando vueltas como chicos”, agregó. Köhler, a esa altura, ya había comprendido que de nuevo le tocaba su dosis de discurso K, que daba lo mismo que estuviera –como la primera vez– en la quinta de Olivos o -como ayer– en la Cumbre de las Américas, en Monterrey. “Usted es un duro negociador”, le reconoció el alemán.
El encuentro traía una cuota de expectativa importante debido al retraso con el que el Fondo había aprobado las metas del acuerdo, un gesto con el que buscó meter presión por lo que consideran una excesiva lentitud argentina en sentarse con los acreedores privados. Köhler llamó el viernes pasado a Kirchner para anunciarle que todo estaba okay con los números, pero el gesto no alcanzó a apaciguar los ánimos.
El ministro de Economía, Roberto Lavagna, ya le había informado que el Fondo vendría con un pedido de good face, un eufemismo para explicar su deseo de que se flexibilice la propuesta de quita del 75 por ciento.
De entrada, Kirchner avisó a Köhler que pensaba hablarle con la misma sinceridad que lo había hecho la primera vez que se vieron e igual que lo hizo con George Bush en Washington. “En esta primera revisión de lo acordado hemos sentido un manoseo que resulta perjudicial para la recuperación de la Argentina”, le subrayó el Presidente, según contó a Página/12 uno de los asistentes de la reunión.
Por eso, uno de los pedidos argentinos de ayer fue que se apurara la próxima revisión. “Que el proceso no se repita, tratando de evitar nuevas demoras”, explicó Lavagna. Argentina debe pagarle al FMI 3000 millones de dólares en marzo y teme que si hay tardanzas en aprobar las metas, no sepa cuándo le reembolsarán el dinero.
El encuentro se realizó en la habitación 234 del Hotel Quinta Real que ocupó el Presidente. Estuvieron Lavagna, el canciller Rafael Bielsa, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini, y el vocero Miguel Núñez. De parte del Fondo, a Köhler lo acompañaron el indio Anoop Singh y el vocero del organismo, Thomas Dawson.
El argumento de Kirchner fue que había cumplido con lo acordado: primero renegoció la deuda con los organismos y luego con los acreedores privados. Que muchos que no consideran lógica la propuesta de quita son fondos buitres que compraron los bonos a muy bajo precio. “Argentina no está especulando, no entra en las negociaciones de toma y daca. Estudió su propuesta durante un año y es lo que puede pagar”, expresó.
Köhler buscó que también se entienda su posición. Recordó que el directorio del Fondo está compuesto por representantes de países que cuentan con bonistas que presionan por conseguir mejores condiciones de cobro. “La negociación no tiene que presentarse como un tómalo o déjalo”, se quejó el alemán.
“Flexibilidad” y “amistoso” fueron las palabras que más repitió el jefe del FMI. De acuerdo a uno de los participantes del encuentro, Köhler siempre buscó acercar posiciones con Kirchner pero no pudo arrancarle al Presidente ninguna promesa de modificación de su postura.
Frío patagónico
Kirchner y los otros participantes argentinos de la reunión esperaron que se hiciera la hora del encuentro en una mesa del elegante restaurante ubicado en la planta baja del hotel, ayer convertido en una galería de personajes del poder. Köhler y los funcionarios del Fondo revisaban unas carpetas dos mesas más allá. En el medio, tomaban café los periodistas argentinos. “Está bien, así ustedes nos hacen de trinchera”, bromeaban con los periodistas desde la mesa presidencial. Lavagna ya había intercambiado algunas palabras con Köhler, también con el subsecretario de Asuntos Hemisféricos de los Estados Unidos, Roger Noriega, que daba vueltas por allí. Kirchner no saludó a ninguno.
En la reunión, el Presidente volvió a uno de sus temas preferidos: la responsabilidad del FMI en la crisis económica argentina. “Le prestaban plata a la Argentina al 30 por ciento cuando se sabe que no existe una rentabilidad así en el mundo”, sostuvo. “Encima –continuó–, escuchamos a algunos dirigentes del Fondo hablando de la Argentina que no tienen autoridad moral. Por ejemplo, funcionarios que firmaron el megacanje que significó un incremento de la deuda de 10 mil millones.”
Ante las acusaciones, Köhler le pidió que no cargara de responsabilidades al Fondo. “El FMI siempre quiso colaborar con la Argentina”, le respondió.
Kirchner ocupó buena parte de la reunión en poner en relieve los números de la economía argentina. “Yo reconozco su buena voluntad, pero me gustaría que usted recordara cuándo la Argentina tuvo un superávit del 3 por ciento”, intervino el Presidente.
En un momento en que Kirchner hablaba sobre su compromiso en cumplir con lo posible y no comprometerse a realizar lo que no podía, Köhler se acordó de Fernando de la Rúa. Habló de cuando el Fondo intentó el último salvataje de su gobierno y le prestó 9 mil millones de dólares. Contó que, para conseguirlo, De la Rúa se comprometió a un duro ajuste para achicar el gasto público y le anticipó que bajaría jubilaciones y sueldos. “¿Y cómo lo va a hacer?”, dijo Köhler que le preguntó, previendo la revuelta. “Ya está arreglado”, le contestó De la Rúa. El alemán explicó que cuando lo volvió a ver se iba en helicóptero de la Casa Rosada. Lo peor fue que, según Köhler, De la Rúa lo llamó para disculparse. “Perdóneme, yo me equivoqué”, le dijo el ex presidente.
La reunión estaba pautada para 45 minutos y se extendió a una hora y media. Después, Lavagna se llevó a Anoop Singh al café y charlaron una hora más. “Que empiece a entenderse que en todo el mundo la capacidad de pago está ligada al crecimiento”, aseguró Lavagna que le dijo al indio.
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