EL PAíS
“Humildemente, yo soy un pedazo de historia”
“Sólo pido que me dejen probar que soy la hija de Perón”, dice Martha Holgado, según su documento, o “La Perona”, según sus conocidos. Presentó una demanda ante la CIDH por un examen de ADN.
› Por Adriana Meyer
Hace doce años que Martha Susana Holgado o Lucía Virginia Perón espera saber si es hija o no del General. “Estoy en un limbo jurídico, porque las pruebas genéticas no pueden determinar que soy hija de Holgado y no me permiten probar que soy hija de Perón”, afirmó a Página/12 desde su departamento porteño de la calle Riobamba. Viajó desde España en 2002 para reanudar la batalla legal que hasta ahora le impidió concretar la prueba de ADN para compatibilizar su sangre con los restos cadavéricos de Juan Perón. Por ese motivo, presentó una demanda en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y denunció penalmente a la jueza Irene Martínez Alcorta, y a los camaristas que también le han negado el acceso al examen genético, los integrantes de la sala F de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, entre quienes se encuentra la candidata a integrar la Corte Suprema Elena Highton de Nolasco. Los acusa de “supresión de identidad y supresión de jurisdicción”. Los camaristas aceptaron la apelación de Isabel Martínez de Perón, la contraparte en este juicio de filiación extramatrimonial, que se opone en forma enérgica a la realización del estudio genético.
“A veces veo fantasmas, algo detrás que no me deja llegar... Sin embargo, me siento verdaderamente peronista porque en mi casa aprendí de chica lo que son los valores sociales”, contó en forma pausada. Holgado quiere tener esperanzas pero también siente cansancio, y suspira. “Sé tantas cosas, humildemente soy un pedazo de historia y sólo pido que para salir de dudas me dejen probar que soy la hija de Perón”, reclamó.
Esta mujer de 69 años se crió en un hogar de anarquistas españoles, en el que tener de pariente nada menos que al propio Perón fue la peor afrenta. “A ella le decían ‘la Perona’, pero no se podía ni hablar del tema porque se ligaba una bofetada”, cuenta una de las testigos de la causa en el juicio de filiación que inició Martha Holgado. En 1996 apareció en forma pública afirmando que su padre, desesperado por el miedo a perder los derechos de quien sabía era su hija legítima y por consejo de un abogado amigo, hizo un acta de nacimiento en La Plata e inscribió a Lucía Virginia Perón, nacida el 16 de junio de 1934, hija de María Cecilia Demarchi y Juan Domingo Perón. En ese momento, Holgado relató que su madre conoció al joven Perón en casa de un amigo común, Isidro Martini. “Se enamoraron y vivieron un romance apasionado y prohibido, porque los dos estaban casados. Cuando el embarazo ya estaba avanzado, Perón viajó a cumplir un destino en el sur. Eugenio Holgado volvió con mi mamá (se habían separado tras la muerte de una hija) y le hizo entender que lo mejor para ambos y para el hijo que estaba por llegar era que siguieran juntos. Cuando yo nací, Holgado me reconoció como hija.”
La sostenida negativa a la realización de la prueba genética es un argumento que termina siendo funcional a las intenciones de Holgado. Ella razona que si no hubiera nada que ocultar lo aceptarían. “Además, me puse a disposición de la Justicia y firmé que si la prueba me desmiente me denuncien inmediatamente por impostora”, afirma sin perder su tono sereno y amable. Y es cierto que esta historia lleva más de una década.
En 1993 Holgado inició el juicio de filiación, pero recién tres años más tarde obtuvo la autorización judicial para realizar el análisis de ADN con los restos de Perón. La medida incluía cotejar también con la información genética de María Cecilia Demarchi, la madre biológica de Holgado y con Eugenio, su padre legal. Pero no pudo concretarse porque ambos habían sido cremados. El expediente se estancó sin que se haga la prueba tan anhelada por la mujer que dice ser hija del ex presidente. Mientras tanto, declararon en la causa varios testigos propuestos por ella. La ex apoderada del Partido Justicialista Ema Tacta de Romero afirmó que escuchó de labios de Perón sobre la existencia de su hija, durante un almuerzo del que también participó la actriz Juanita Larrauri. Alguien había comentado que era una “lástima” que el General no tuviera descendencia, a lo que Perón habría retrucado: “No es así, tengo una hija extramatrimonial, es una historia de amor y desdicha”. El almuerzo habría tenido lugar en la residencia 17 de Octubre, y también se supo que el nacimiento se produjo “cuando el General era muy joven”, y que “a la familia de la mujer con la que se relacionó sentimentalmente él no le agradaba”.
Martha Holgado sostiene que se enteró de que Perón era su padre a los 19, que en ese momento lo conoció y lo empezó a frecuentar. Durante un viaje a España, el abogado justicialista Arturo Podestá se asombró del nivel de detalle con que Holgado describía situaciones vividas al lado de Perón. En 1993 visitó la tumba del ex presidente, en el cementerio de la Chacarita. Se persignó y acarició una placa con el perfil del fundador del justicialismo. “A mí me pasó lo mismo que a la princesa Anastasia (que decía ser hija del zar Nicolás de Rusia), sólo que ella murió sin poder demostrar su verdadera identidad”, le comentó a una revista. Y agregó: “Estuve con él casi a diario. Lo visitaba en la residencia o en Casa de Gobierno. En mi corazón había amor para Domingo Perón y para Eugenio Holgado, mi padre de crianza. No quise nunca herir a ninguno, mantuvimos un pacto de silencio. Imaginemos la mancha que era para mi madre, y el alboroto que se hubiera armado... era el Presidente”.
Otra testigo fundamental del caso es Rosa Schiaffi, sobrina de Cecilia Demarchi, que acreditó la “enorme belleza” de la madre de Holgado. Y el tercer testimonio pertenece a una enfermera que conoció a la madre de Perón, Juana Sosa, y aseguró que la mujer le contó que tenía una nieta. En el expediente también declaró Italo Luder, quien dijo sobre la cuestión: “Ni me consta ni lo niego”. Otros testigos como Carlos Menem o Antonio Cafiero nunca fueron citados, y la contraparte no presentó a ninguno.
Hija de nadie
Para Isabel Martínez, representada por el abogado Humberto Linares, antes de extraer las muestras de ADN al General se debía descartar que la demandante sea hija de Eugenio Holgado. Así se hizo, y el Banco de Datos Genéticos determinó que “no ha sido posible deducir la información genética del padre legal fallecido y por tanto no es posible realizar el cálculo matemático estadístico del índice y probabilidad de paternidad entre la señora Holgado, Martha Susana y su padre legal fallecido, señor Holgado”. Por eso la mujer dice sentirse en un “limbo legal” si no le permiten analizar la sangre que ya se sacó en el Hospital Durand, cuando expresó que era el día “más feliz” de su vida.
Por eso ahora acudió a la CIDH, a través de su abogado Eduardo Barcesat. En junio del año pasado, ese organismo internacional determinó que “los relatos de los testigos son verosímiles”. A los veinte días, la jueza Martínez Alcorta accedió a la realización de la prueba, que se realizaría con la intervención del juez Alberto Baños, quien tiene a su cargo la custodia del cadáver de Perón. En forma inmediata, Isabel apeló aunque, en teoría, la medida no sería apelable. En septiembre, la sala F de la Cámara Civil entendió que los testigos no eran tan convincentes y que había contradicciones, y aceptaron la apelación. Holgado no dudó en denunciar a la camarista Highton de Nolasco, y a sus compañeros de sala Eduardo Zannoni y Fernando Posse Saguier. El fiscal federal Eduardo Taiano desestimó la acusación, pero el juez Jorge Urso está estudiando los 17 cuerpos del expediente civil antes de decidir si enjuicia a sus colegas.
“Hay un dispositivo extrajudicial que hizo de esto un via crucis”, se queja el abogado de Holgado. Y algunos indicios parecen darle crédito. Su hijo Horacio relató que el ex presidente Carlos Menem, en una entrevista con la cadena CBS, afirmó que el análisis ya se había realizado y había dado negativo. Cuando la cámara se apagó, le pidió al cronista que “nunca más le pregunte sobre el asunto”. El año pasado, el diputado justicialista Lorenzo Pepe se opuso al análisis argumentando que “el cuerpo de Perón ya ha sufrido cosas muy crueles, se violó la tumba, el féretro, le cortaron las manos. Tenemos que salvar lo que queda”.
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