EL PAíS
› INTIMIDACIONES A LOS INTEGRANTES DEL COMEDOR DEL PIQUETERO ASESINADO
Un fantasma recorre La Boca
Los miembros del comedor que denunciaron que a Martín Cisneros lo había matado un protegido de la comisaría local sufren desde entonces una ola de amenazas. Ya identificaron dos autos que usualmente utiliza la policía en las maniobras.
› Por Martín Piqué
Un automóvil ocupado, que usualmente utilizan en la Comisaría 24ª, permanece varias horas frente a la casa de la coordinadora del comedor Copitos, de la Federación Tierra y Vivienda (FTV). Una camioneta azul de la guardia de Infantería recorre La Boca a 15 kilómetros por hora con las puertas de atrás abiertas. Un agente que cuando se cruza con un joven que participó en la ocupación de la comisaría lo desafía con un grito: “¿Así que vos sos piquetero? ¿Te la bancás?”. Y otro policía que le pregunta a un vecino que estuvo en el incidente ante la seccional: “¿Qué hacés borrachito, no vas más a la comisaría?”. La lista de episodios es sólo una muestra del cerco de intimidaciones que se levantó alrededor de los piqueteros del comedor Los Pibes y otras organizaciones afines, desde que el viernes 25 de junio sufrieron el asesinato de su dirigente Martín Cisneros a manos de un delincuente apañado por la comisaría del barrio.
El primer episodio extraño lo vivió la coordinadora del comedor Copitos, en Necochea al 700. Un auto civil que pertenece a la brigada de calle de la Seccional 24ª permaneció toda la noche frente a la casa de la dirigente. Se trata de un Renault 19 de color bordó, con matrícula AUE 355. Ese mismo coche fue utilizado en la fatídica noche del 25 de junio, la noche en que mataron a Martín “Oso” Cisneros y sus compañeros entraron a la comisaría de La Boca. Aquella madrugada, un agente de la Federal llevó en ese auto a un miembro del comedor Los Pibes hasta la casa en la que estaba viviendo Cisneros, en Olavarría 284. Fueron a buscar el DNI del piquetero porque había que entregárselo al Registro de las Personas para que registrara la defunción. Según los miembros de la FTV, ese coche solía estar estacionado ante la repartición de la Federal.
En la FTV dicen que ese mismo Renault 19 es el que se estacionó el jueves al mediodía ante uno de sus comedores. Pero también mencionan otros hechos de “intimidación” dirigidos a los compañeros de Cisneros. Uno de esos episodios lo sufrió un desocupado que caminaba solo por La Boca. Desde una camioneta azul de la policía, con el número de móvil 395 y la patente EBO 195, le gritaron: “Ah, ¿vos sos piquetero? ¿Tenés aguante?”. Otro integrante del comedor dijo que fue increpado por otro efectivo. “¿Ya no venís más a la comisaría?”, le preguntaron. Pero además los desocupados dicen que a algunos de ellos les tocaron el timbre en sus domicilios para citarlos a declarar cuando todavía no hay ningún juez interviniendo en el caso. La investigación por el incidente en la comisaría quedó vacante luego de que se excusara el juez Norberto Oyarbide.
“La policía está provocando a la gente del comedor”, resume una mujer tras escuchar varias comentarios preocupados de sus compañeros. En la sede de la asociación Los Pibes, en Lamadrid al 1000, se ven rostros muy serios. Nadie oculta que hay inquietud y temor por el panorama que se abre para quienes viven en La Boca. Un ejemplo es el rumor que recorrió el barrio el viernes a la noche: se decía que iba a haber un allanamiento al día siguiente. Finalmente no pasó nada. Pero el clima en la zona recuerda aquella canción de Rubén Blades, Te están buscando. El jueves pasado, un día antes de que se realizara el masivo acto por el esclarecimiento del asesinato, algunos comerciantes se acercaron al comedor para preguntar si era cierto que iba a haber saqueos en el barrio. Los militantes de la FTV pasaron por los negocios de la calle Olavarría –el centro comercial de La Boca– para advertir que eso no era verdad.
Rumores y antecedentes
El comedor Los Pibes tiene ocho años de existencia formal en el barrio –se fundó el 25 de mayo de 1996– aunque sus organizadores viven en La Boca desde un par de años antes. Más precisamente, desde el desalojo de las Bodegas Giol, donde Angel “Lito” Borello era uno de los líderes barriales. Borello conoció al Oso Cisneros en aquella época, cuando ambos aún militaban en la Federación Juvenil Comunista (FJC) del PC. Allí fueron compañeros de Luis Bordón, a quien años después la policía le mataría a su hijo Sebastián en un viaje de egresados por Mendoza. Con casi diez años de existencia en La Boca, el comedor es muy conocido por los vecinos y comerciantes de la zona.
Ese conocimiento generó una relación de bastante confianza con los dueños de algunos negocios y hasta con algunas líneas de colectivo que tienen cabecera en Vuelta de Rocha. Una de estas empresas de transporte, por ejemplo, les informó que el miércoles había pasado la policía informándoles que los piqueteros pretendían tomar por la fuerza las terminales de colectivos. Inquietos, algunos empresarios se acercaron a la gente de la FTV para comprobar si eso era posible. La respuesta tranquilizó a los propietarios de algunas líneas de colectivo, pero el tema dejó muy preocupados a los desocupados. Luego se enteraron de que la misma versión de robos y saqueos había llegado a la pizzería La Farola, en Almirante Brown y Benito Pérez Galdós. “La campaña la hicieron entre Radio 10 y los policías de la 24ª”, se quejan las familias del comedor.
El temor llegó hasta los directivos del colegio San Juan Evangelista, uno de los institutos privados más caros de una zona empobrecida, que evaluaron cerrar las puertas y no dar clase. “Tuvimos que salir a desmentir todo. Con un grupo con pecheras del comedor Los Pibes recorrimos toda Olavarría. Y otro fue por (Almirante) Brown hasta el Bajo, hasta Parque Lezama, para hablar con los comerciantes. Y en La Farola metimos dos personas en los baños para que la gente que quería usarlos pudiera hacerlo ordenadamente”, cuenta Luciano, uno de los miembros de la FTV Capital. La dedicación que pusieron en evitar cualquier incidente respondía principalmente a la complejidad de la marcha –convocaba a sectores muy distanciados– pero también a la campaña de “demonización de la derecha y algunos medios de comunicación”.
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