EL PAíS › EL PRESIDENTE INAUGURO OBRAS DEL AEROPUERTO DE ROSARIO
Por la “unidad” y contra el Fondo
“Los errores costaron más de 15 millones de argentinos pobres”, dijo el Presidente al referirse a la autocrítica del FMI.
Por Alicia Simeoni
Desde Rosario
El presidente Néstor Kirchner fustigó ayer al Fondo Fonetario Internacional por sus “errores”, que provocaron “más de 15 millones de pobres” en el país y volvió a tender lazos para acercar diferencias entre el PJ y la oposición al reclamar “la unidad de los argentinos” y dejar “las divisas de lado”. Kirchner estuvo en Rosario para habilitar las nuevas obras del aeropuerto internacional Islas Malvinas. Como en otras oportunidades, se metió entre el público y repartió abrazos, besos y apretones de mano en la explanada de acceso al aeropuerto. Una hora K en la que pidió ayuda al pueblo santafesino “para terminar con la injusticia”. El gobernador Jorge Obeid respaldó al Presidente en la negociación con los acreedores internacionales y pidió que los dineros santafesinos y argentinos “queden aquí” y que no se vayan a alimentar fondos buitres. Obeid recibió la copia de un decreto por el que se destinan 120 millones de pesos para equilibrar las cuentas de la Caja de Jubilaciones de la provincia de Santa Fe.
A la 1 y media de la tarde, a pleno sol y viento, Néstor Kirchner bajó del Tango 03 en la pista del aeropuerto internacional. Por un costado del edificio que un rato después quedaba habilitado llegó hasta cerca del palco oficial. Antes de subir se encontró con el público para iniciar el reparto de apretones de manos. “Pegue fuerte, pegue Kirchner, pegue fuerte”, se escuchaba desde el sector medio de la entrada al aeropuerto. El Presidente llegó hasta el palco como lo hizo en otros actos con mucho público y después casi debe reponerse por tantos tironeos. Desde allí, no dejó de sonreír mientras estuvo con Obeid, la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, el arzobispo de Rosario y el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Eduardo Mirás, y el ministro de Justicia, Horacio Rosatti, de un lado, y del otro con el intendente Miguel Lifschitz, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el ministro del Interior, Aníbal Fernández, del otro.
Después del discurso, Kirchner tuvo un aparte con un grupo de periodistas. Cuando un corresponsal de la BBC lo consultó sobre la seguridad en la Argentina, contestó: “En la Argentina hay una coyuntura de inseguridad, en parte porque están operando bandas. Unas fueron desmanteladas y siguen otras. Pero nuestras ciudades son mucho más seguras que otras importantes ciudades del mundo. Nueva York, por ejemplo, tiene índices de criminalidad muy altos”.
El Presidente renovó sus “convicciones “ y pidió ayuda también a los santafesinos para cambiar la injusticia “que se construyó en la Argentina durante las últimas décadas. Yo me quiero abrazar con los pobres de mi patria, con la clase media y con los empresarios nacionales. No duermo pensando que en este país hubo proyectos económicos tan injustos que dejaron a tantos argentinos a la vera del camino. Por eso cuando escuchamos que el FMI se hace la autocrítica –dijo– sabemos que para ellos fue fácil y se hace esa autocrítica en algunos lugares y salones muy tranquilos, pero los errores costaron el hecho de que tengamos más de 15 millones de argentinos pobres.” El término autocrítica fue invocado varias veces. El dijo que “seguramente muchas veces me equivoco, no hay hombres infalibles ni perfectos”.
No había muchos carteles: el de “La Generación Malvinas viene marchando” de los ex combatientes, CTA-Barrios de Pie, el Sindicato de Correos y una presencia de más de 2000 personas que llegó en autos o en los colectivos que de manera gratuita hicieron el trayecto entre la plaza Sarmiento y el aeropuerto. El Presidente responsabilizó con dureza a los que no fueron capaces de “dar la batalla contra la corrupción ni capaces de mediatizar la concentración económica y quieren que nosotros arreglemos las cosas en dos días”.