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El nuevo poder económico en la Argentina de los años ’80 es un texto clave para comprender los efectos del último gobierno militar en la economía nacional. Publicado originalmente en 1986, el libro de Daniel Azpiazu, Eduardo Basualdo y Miguel Khavisse, cuya edición definitiva distribuye Siglo XXI, tiene la ventaja de poner en números y datos concretos algo que suele decirse de un modo borroso: que la dictadura fue el momento de génesis de un nuevo poder, que con los años se convertiría en protagonista de la escena política y económica de la Argentina.
La investigación se enmarca en las conocidas teorías que conciben el programa económico de Martínez de Hoz como algo mucho más ambicioso que un mero plan de estabilización. “Sus connotaciones trascienden el marco de lo ‘económico’ hasta casi el punto de convertirlo en un programa de reestructuración integral de la propia organización social. La liberalización generalizada de los mercados y la apertura económica al exterior constituyen los elementos centrales de esta política”, aseguran los autores siguiendo a Adolfo Canitrot, pionero en la descripción del programa como un intento para reformular a escala masiva la sociedad argentina.
El libro no lo dice, pero una mirada política podría redondear la hipótesis: detrás del proyecto militar-económico se escondía la idea de que las demandas populares activadas por el primer peronismo (el populismo) fueron la base de la inestabilidad endémica de la Argentina. La identificación peronismo-comunismo (argumento justificador de la acción represora de la dictadura) es una derivación conceptual de este planteo.
Aunque el encuadre está claro, el libro de Azpiazu, Basualdo y Khavisse deja de lado los aspectos más políticos y se centra en el programa económico, cuyos devastadores efectos –sostienen– sólo se comparan con los casos de destrucción física de los medios de producción (por guerras o catástrofes naturales) y con la aplicación de planes similares, como en Chile bajo la monetarista gestión económica de Pinochet.
El segundo tema analizado es el impacto del programa de Martínez de Hoz en el hasta ese momento orgulloso y potente sector asalariado argentino. No sólo implicó un cambio regresivo en la distribución del ingreso, sino que produjo la dispersión de las diferentes categorías de asalariados, la precarización de la mano de obra y la disminución de la cantidad de obreros ocupados en la industria, que se redujo en un 34,3 por ciento entre 1976 y 1983, mientras que el salario real cayó un 20 por ciento.
Al mismo tiempo, un nuevo gigante surgía de las entrañas de la dictadura. En el último capítulo (“¿Capitanes de la industria o generales de la economía?”) se rastrean los orígenes del nuevo poder económico, cuyos componentes se encontraban dispersos hasta el ascenso del gobierno militar. “Por primera vez, los grupos oligopólicos y las empresas transnacionales, dos fracciones del poder económico, ocupan conjuntamente el centro del proceso de acumulación y sintetizan un proyecto orgánico común”, explican Azpiazu, Basualdo y Khavisse, en una descripción del proceso de oligopolización de los mercados y consolidación del capital extranjero en gigantescos grupos diversificados e integrados, un detallado análisis de la fisonomía del nuevo poder empresario.
Poblado de datos, cuadros y números, El nuevo poder... es un clásico de la investigación académica, uno de esos raros textos que se convierten en referentes ineludibles para el estudio de un tema en particular. Al lector no iniciado quizá le convenga dejar de lado tanto número para centrarse en lo esencial. Es interesante leerlo complementariamente con las investigaciones sobre las privatizaciones menemistas que los mismos autores realizaron durante los ’90 para el área de economía de la Flacso,o en conjunto con el libro de Martín Schorr, prometedor discípulo de Basualdo y Cía. (ver recuadro). De este modo es posible entender mejor la continuidad de los proyectos económicos y cerrar el círculo entre los dos períodos históricos.