El caso del arrepentido iraní conocido como Testigo C y los supuestos diez millones que Irán le pagó a Carlos Menem se reavivó sorpresivamente ayer. El juez de Lausana, Suiza, Jacques Antenen, decidió convocar a C para que se traslade desde Alemania, donde vive protegido, a Suiza para que declare. Inclusive el magistrado lo llevará a Ginebra para que identifique el lugar donde está el banco del cual supuestamente los iraníes sacaron el dinero para pagarle al ex presidente. El verdadero nombre de C es Abolghasem Mesbahi, quien fuera jefe de inteligencia del primer ministro de Irán en la época del atentado contra la AMIA. El testigo sostiene que Irán le pagó a Menem para que bajara el tono de las acusaciones contra el régimen de los ayatolas al que se le adjudicaba la autoría del ataque en la calle Pasteur. La Unidad AMIA del Ministerio de Justicia argentino, que está a cargo de Alejandro Rúa, también había pedido la reanudación de las investigaciones sobre los dichos del Testigo C.
Otra jueza, Christine Junod, había archivado el caso porque se limitó a enviar a un grupo de policías a interrogar a Mesbahi y, aunque éste se ofreció a viajar a Ginebra, la magistrada consideró que así no se podía encontrar la cuenta desde la cual se le hizo el supuesto pago a Menem. En realidad, el juez Antenen investiga otro caso, el asesinato en 1990 del opositor iraní Kaxem Radjavi, muerto en las afueras de Ginebra. La hipótesis es que esa operación se pagó con dinero que salió de una única cuenta, ya que el Testigo C afirma que todas las operaciones de inteligencia que hacían los iraníes en Europa se financiaban con fondos depositados en el Banco Degroof de Luxemburgo, sucursal Ginebra. Pese a que Mesbahi hasta mencionó el nombre de la persona que estaba a cargo del banco, Fernand de Jamblinne de Meux, fallecido en 2003, la juez Junod adujo que no podía dar con la cuenta.
El juez Antenen, en cambio, anunció –según un cable de AFP fechado ayer en Ginebra– que llevará a C a esa ciudad para que identifique el banco e incluso adelantó que está dispuesto a viajar a Buenos Aires para recoger toda la información posible sobre la cuenta desde la que se financiaban las operaciones terroristas. De esta forma, el magistrado de Lausana le da credibilidad a Mesbahi, quien ocupó el alto cargo en inteligencia hasta que desertó en 1996.
En un extenso escrito que se presentó el 26 de agosto ante el nuevo juez del caso AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, los titulares de la Oficina Anticorrupción y la Unidad AMIA, Daniel Morin y Alejandro Rúa, insistían en que se envíe un nuevo exhorto a Suiza para que se reabra el caso de la cuenta y el pago de los diez millones de dólares. En el texto se señala que Mesbahi no se contradijo en las cuatro declaraciones que realizó ante los investigadores del caso AMIA, en dos oportunidades frente al juez Juan José Galeano, en una ante agentes de la SIDE y en la última frente al Tribunal Oral. Por lo tanto, Morin y Rúa valorizan los dichos de C y le piden a Canicoba Corral que insista con la reapertura de la investigación en Suiza. Ahora, el camino queda relativamente allanado con la intervención del juez Antenen.
Una primera mirada a los testimonios de C evidencia una serie de contradicciones y a ello se suman las notorias dudas que plantea la investigación realizada por Galeano, quien concluyó que el ataque contra la mutual judía fue obra de terroristas venidos de El Líbano, pero pagados por Irán. La Unidad AMIA del Ministerio de Justicia cree que las evidencias efectivamente apuntan en esa dirección y realizó una evaluación de 77 páginas de cada una de las declaraciones de C. En ese texto se señala que las contradicciones son sólo aparentes, se basan en malas traducciones y sobre todo en maniobras realizadas por los investigadores.También los tres jueces del Tribunal Oral le dieron mucha credibilidad a Mesbahi. Señalan que el Testigo C no manifestó ninguna incoherencia ni tuvo contradicciones, que se trata de un testigo valioso, que explicó en detalle la razón de sus dichos y cómo sabe lo que sabe. Los jueces hablan de una persona ilustrada y muy informada. Ahora, a estos diagnósticos se suma el del juez Antenen, que también le da credibilidad a C y está dispuesto a apoyarse en él para buscar la cuenta en la que llegó a haber 200 millones de dólares con los que se financiaron operaciones terroristas y coimas a gobernantes y funcionarios.