EL PAíS › EL DUHALDISMO NO APROBO EL PRESUPUESTO DE SOLA
Cuando se termina el disimulo
Eduardo Duhalde criticó el lanzamiento del felipismo. Sus legisladores votaron un presupuesto que condiciona al gobernador.
Por Martín Piqué
“Esto es un atentado que busca ponerla a Graciela Giannettasio de gobernadora.” La frase sonaba como un grito de guerra en la boca de un alto integrante del gobierno bonaerense. “Están intentando producir un golpe de Estado. Y ya tienen la experiencia de De la Rúa y Rodríguez Saá.” La advertencia resume el clima que se vivía anoche entre los funcionarios más cercanos a Felipe Solá. Cerca del gobernador había una sensación de aprestos para la pelea. Parafraseando una expresión del subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, los felipistas aseguraban que había comenzado “la madre de todas las batallas”. El hecho que despertó tantas pasiones fue simple pero contundente. Por orden explícita de Eduardo Duhalde, el duhaldismo aprobó un presupuesto totalmente diferente al que había mandado el Ejecutivo y le quitó a Solá las facultades para reasignar partidas presupuestarias.
“Quieren condicionar la gobernabilidad de la provincia”, advertían los legisladores alineados con el gobernador. La iniciativa del duhaldismo generó una crisis impredecible que, por supuesto, también involucra a Néstor Kirchner. La movida duhaldista despojó a Solá de las atribuciones que hasta ahora habían tenido todos los gobernadores desde el radical Alejandro Armendáriz. Eliminaron los artículos 16 a 19, que le permitían reasignar más de dos mil millones de pesos de partidas asignadas al Ministerio de Economía. El argumento de los hombres de Duhalde –una chicana– es que aprobar eso significaba darle “superpoderes” a Solá. Irónicamente, cuando la misma discusión se dio en la Nación, no mostraron tantos pruritos.
Una cuestión es innegable: la maniobra pretende recortar drásticamente el poder del gobernador. Si la propuesta prosperara, el resultado sería que Solá debería “cogobernar” con la Legislatura los tres años que le restan de mandato. Por ejemplo, los duhaldistas crearon una comisión bicameral que hará un seguimiento de la ejecución de obra pública. Así buscan controlar el destino de los fondos que lleguen de la Nación. No parece casual que en un año electoral se produzca un tironeo por el control de “la caja”. De allí podrían salir los fondos que ayudarían a conquistar voluntades para las candidaturas de Chiche Duhalde o Cristina Kirchner. De hecho, tanto en el duhaldismo como en el felipismo reconocieron que detrás de la pelea está “la pelea del 2005”.
El primero en admitir la cuestión fue nada menos que Duhalde. En diálogo con dos radios, pronosticó que este año podría haber “una batalla electoral” en el PJ bonaerense. Se refería a una interna “abierta y democrática” contra Solá y, eventualmente, Kirchner. “Yo conozco mucho del justicialismo de la provincia de Buenos Aires y, sinceramente, creo que Solá hace bien si quiere tener una línea propia. Pero me parece que no va a tener ninguna fuerza. Es la sensación que tengo yo”, dijo Duhalde como si ya hubiera empezado la campaña. De hecho, ya la empezó. La semana pasada se reunió con intendentes del conurbano en la fundación que preside su esposa, Chiche. También se entrevistó con legisladores y caciques del interior bonaerense. Allí se delineó la contraofensiva.
La orden que hizo circular Duhalde fue contestarle a Solá. “Hay que salir a armar y preparar la campaña”, era la consigna. La primera movida fue preparar una solicitada, que saldrá hoy en los diarios, para presentar en sociedad su línea interna, bautizada “Lealtad Bonaerense”, aunque también se especuló con el nombre Azul y Blanco (el mismo que usaba Herminio Iglesias en los ’80). “Felipe no es el más indicado para hablar de vieja o nueva política”, ironizó ante Página/12 uno de los firmantes, un diputado del conurbano, cuyo nuevo pasatiempo, como el de sus compañeros, es recordar el pasado menemista del gobernador.
En el entorno de Solá se vieron venir la reacción de Duhalde. Pero ni se imaginaban la estocada final, que tenía un escenario determinado: la Legislatura. El objetivo era claro. Disciplinar al gobernador y obligar a que archive su línea interna. Y Duhalde, a pesar de su supuesto exilio en el Mercosur, no se anduvo con vueltas para cumplir con su meta. Los felipistas comprobaron que llamó personalmente a algunos legisladores para que modificaran el proyecto original del presupuesto y le quitaran al Ejecutivo las facultades especiales para reasignar partidas. “El estadista sudamericano está apretando en persona, al mejor estilo puntero”, hacían catarsis cerca del gobernador. No podían disimular la bronca.
Instruidos por Duhalde, Juan Garibotto, Antonio Arcuri y Osvaldo Mércuri –las autoridades de las dos cámaras de la Legislatura– cumplieron con los deseos del jefe. De paso se permitieron algunos lujos, como aumentar el presupuesto de Diputados en más de 30 millones de pesos. En ese momento aún no se había aprobado el presupuesto de la provincia. El gasto total de 2005 será de 17.160 millones de pesos. Cuando vieron los cambios que aprobaba el duhaldismo, los legisladores felipistas se retiraron de sus bancas para intentar dejar sin quórum la sesión. Eran 19 diputados que luego difundieron un comunicado denunciando a los duhaldistas. “Hemos decidido no convalidar con nuestra presencia en el recinto este verdadero abuso y atropello a la voluntad del pueblo bonaerense que eligiera en forma contundente a Felipe Solá como gobernador”, cuestionaron.
Los hombres de Duhalde no sólo lograron aprobar el presupuesto con la ayuda del radicalismo y de los bloques de Aldo Rico y Luis Patti. También se permitieron chicanear a los felipistas, a quienes acusaron de “irresponsables” por retirarse de la votación e impedir, así, la aprobación de un endeudamiento de 1500 millones. En La Plata, en tanto, prometieron que Solá vetará el proyecto de presupuesto aprobado por la Legislatura. “Ahí comenzará otra pelea, pero habrá que darla”, anticipó a Página/12 un funcionario bonaerense muy próximo al gobernador.
Todo eso fue analizado ayer por el propio Solá en dos reuniones consecutivas, una al mediodía en su residencia de La Plata, y otra a la tarde en la sede porteña del Banco Provincia. Allí estuvo, entre otros, el matancero Alberto Balestrini. El intendente de Merlo, Raúl Othacehé, en cambio, estuvo ausente. Aunque estuvo en el lanzamiento del felipismo, ayer se especulaba con que Othacehé –presionado– había iniciado el retorno al duhaldismo.
Anoche, Solá se reunió con Kirchner en la Casa Rosada para analizar la situación (ver nota aparte). No era la primera vez que hablaba del tema con el Presidente. Ya había conversado telefónicamente el martes a la noche, luego de que se presentaran los primeros problemas. En ese momento, Kirchner lo había alentado a que “siguiera para adelante”.