Vie 18.02.2005

EL PAíS

Final para la parábola del hijo prófugo

Walter Beltrame, el hijo del ex jefe de la PAN en Ezeiza, se entregó a la Justicia. Página/12 había revelado ayer que estaba cercado. Estuvo escondido con su familia.

› Por Alejandra Dandan

Cordobés, de 26 años, con 800 pesos de sueldo al mes. De ese modo, el abogado Ricardo Russian presentó ayer al joven más buscado del país, Walter Beltrame, el hijo prófugo del ex jefe de la Policía Aeronáutica del Aeropuerto de Ezeiza. A la mañana temprano sus abogados llamaron al despacho del juez Carlos Liporace para pedirle una “audiencia”. Le anunciaron que el joven “se entregaría”. Veinte minutos más tarde llegó a los tribunales de Avenida de los Inmigrantes. Hoy a las 9 de la mañana Liporace le tomará declaración. El ex hijo prófugo quedó detenido como presunto autor del delito de “contrabando agravado de drogas, en calidad de autor”.
Russian se presentó como “allegado” a la familia; estaba nervioso. En un breve contacto con este diario, relativizó la situación de “fugado” con la que se conoció la historia del joven sospechado de ser el autor de la orden de embarque de los cuatro maletines negros cargados con 60 kilos de cocaína que el 16 de septiembre pasado partieron de Ezeiza en un vuelo de Southern Winds y llegaron al aeropuerto madrileño de Barajas.
Walter “siempre quiso presentarse”, indicó Russian. “Estaba angustiado, no se da una idea, como su padre”. Según esa versión, fue la recomendación del primer abogado consultado por la familia que se lo impidió: “Los profesionales tienen distintos criterios”, dijo Russian para explicarlo. El consejo de los primeros abogados “causó todo este desastre”, aseguró luego Estela Maris Castelli, coabogada del joven desde hace dos días. “Se dijeron muchas cosas erradas, mañana (por hoy) nosotros vamos a hablar pero es necesario que sepan que al padre no lo echaron por lo que pasó, esto es algo más grave”, dijo misteriosamente. Aparentemente una decisión de Beltrame padre y el cambio de abogados terminó con la llamada que ayer se hizo al juzgado.
Hasta el miércoles a la noche, el muchacho estaba suelto pero, tal como anticipó ayer este diario, la policía lo tenía cercado. Según el juez, no se hicieron allanamientos. “Se hizo el tipo de seguimiento normal en estos casos”, explicó a Página/12. El procedimiento fue básicamente una localización lograda a partir del rastreo de teléfonos. El chico no apareció ni en El Cairo ni en Jamaica, estaba con su familia en la provincia de Córdoba, ni más ni menos que en el lugar donde dicen que vive: “El papá es de ahí y él también es cordobés”, aclaró con simpleza su abogado.
De acuerdo con los datos de la causa, Southern Winds nombró a Beltrame hijo como supervisor de la compañía “para que agilizara” las cosas, gracias a los contactos con su padre. La contratación corrió por cuenta de otro detenido: Fernando Arriete, ex gerente comercial de SW, una de las figuras clave de la pesquisa judicial y procesado por supuesto contrabando. Para acusarlo, el juzgado se basó en dos indicios: el nombramiento de Beltrame y la entrega de dos pasajes aéreos del tipo free pass para la ya famosa pareja de españoles, frecuentes pasajeros de SW y supuestos (frustrados) receptores de las maletas que aterrizaron en Madrid. A los españoles los detuvieron después en Cádiz con 16 kilos de cocaína y en el marco de otra causa.
Beltrame no estaba en Buenos Aires cuando despegaron las valijas, sino en España. Había viajado el 14 de septiembre y regresó cuatro horas después del arribo de las maletas, en el avión de SW que volvía de España. Según la investigación, habría sido quien le “ordenó al supervisor de SW en Ezeiza” que cargara las valijas enviadas “sin pasajero”. Las maletas –coinciden los descargos de los empleados– estaban destinadas a los españoles. Según un mail de Beltrame hijo al que tuvo acceso este diario, las famosas valijas contenían “mantas y vajillas”.
Beltrame hijo tuvo un ascenso rápido en SW. Trabajó durante año y medio en la base de Ezeiza como supervisor, luego lo trasladaron al Aeroparque Jorge Newbery hasta marzo de 2004. En ese momento volvió a Ezeiza, con unajerarquía superior a la de los supervisores. Según los mails en manos de Liporace, “era el hombre de Arriete en Ezeiza”.
Luis Velasco es abogado de Claudio Baudino, supervisor de SW en Ezeiza y quien le adjudicó a Beltrame la responsabilidad del embarco. En diálogo con Página/12, el abogado aclaró que su defendido está detenido por “dolo eventual” como presunto “partícipe necesario” en la causa por contrabando. Fue él quien aportó “al menos 30 mails” en la causa para demostrar que las naves trasladaban “bultos” sin pasajeros a pedido de un gerente o “alguien de jerarquía”. Los bultos se presentaban como “folletería” de la empresa y en alguna ocasión “como la vajilla” de un gerente. Los envíos se hacían con una autorización “oral, por mail o notas internas” de la gerencia. Entre los capacitados para autorizarlos se hallaba Beltrame.
Russian, en cambio, prefirió bajarle el tono a la capacidad de maniobra y de dirección del hijo del comodoro en Ezeiza: “Apenas era un supervisor, cobraba 800 pesos”. Cuando se fue de SW, tal como reveló este diario en su edición de ayer, la empresa le pagó una indemnización: fue de 15.000 pesos. “Le pagaron –explicó una fuente de la línea aérea– porque cuando realizaron la investigación interna para determinar quiénes estaban involucrados con el cargamento lo echaron sin suspenderlo, un paso legal necesario.”
El joven quedó alojado ayer en una celda de la Aduana. Hoy irá a declarar. También lo hará Arriete, que pidió una ampliación de su declaración indagatoria. Aunque la fiscalía solicitó en reiteradas oportunidades las indagatorias del presidente y vicepresidente de SW, el juez no producirá medidas al respecto: “Ni rechacé (los pedidos) ni hice lugar”, indicó ayer. “Les he tomado una declaración informativa en su momento. La empresa como empresa no puede ser responsable para la ley pero sí las personas físicas son responsables”, señaló.
Una de las medidas pendientes es la conexión de la causa local con la española. Según Liporace, la causa original quedó a cargo del juzgado 12 de Madrid pero aún no les envió ningún exhorto. De Interpol sólo recibió un “informe genérico” con una escueta presentación de la pareja de españoles: “Tienen antecedentes”.
Sobre la responsabilidad de los empleados de TAS en el control de equipajes, Liporace dijo ayer que “voy a realizar un par de medidas más para saber si se actuó de buena fe o de forma negligente”. La fiscalía exigió el procesamiento de tres empleados, uno a cargo de la visualización de la pantalla y los otros dos encargados de montar los equipajes en las cintas. “Sobre los scanners hay que tener en cuenta dos cuestiones”, dijo el juez. “Una, de tecnología, porque no es lo mismo una pantalla de los años ‘60 que una moderna’.” La otra cuestión “es el método que usaba la organización para ocultar la carga”, acotó refiriéndose a las cajas de cartón que ocultaban el contenido de las valijas. Sobre la conexión local, ayer agregó un dato: “Las valijas estuvieron detenidas cuatro días en la Capital Federal”.

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