Jue 03.03.2005

EL PAíS  › POR NO CONTROLAR

Citan a dos jefes de Aduana

› Por Raúl Kollmann

El juez Carlos Liporace citaría a declaración indagatoria al primer y segundo jefe de la División Drogas Peligrosas de la Aduana de Ezeiza. Ambos tendrán que responder a una pregunta clave en el caso de las valijas voladoras que contenían los 60 kilos de cocaína que fueron a España: ¿por qué Drogas Peligrosas sólo realizó un control a los vuelos de Southern Winds en todo el año 2004? El delito que se les imputaría es culposo –o sea sin intención– y consiste en la omisión de control que facilita el contrabando por negligencia manifiesta. Se trata de un delito excarcelable y que sólo tiene una pena de multa, pero la importancia radica en que, por primera vez, las miradas ya no son sólo hacia la Policía Aeronáutica Nacional (PAN), sino también hacia la Aduana, el otro organismo responsable de controlar lo que entra y sale del país. Por de pronto, el titular de la Aduana, Ricardo Etchegaray, removió a ambos funcionarios de su cargo.
En una entrevista realizada el lunes por el Diario Judicial, Liporace hizo una descripción llamativa: “Ezeiza era una avenida sin semáforos”. Semejante diagnóstico encaja indirectamente con una frase pronunciada por el presidente Néstor Kirchner en su discurso ante el Congreso. El primer mandatario sostuvo que deben ser castigados los que traficaron la cocaína y “los que por complicidad u omisión deberían haber controlado a los delincuentes”. El llamado a indagatoria refleja este último aspecto, la falta de control, en la maniobra que llevó las valijas a España.
Según un informe incorporado a la causa, la Aduana admitió que en todo el año 2004 revisó en una sola ocasión el equipaje de un avión de SW, un dato impactante si se tiene en cuenta que hoy por hoy la ruta caliente de la cocaína es Buenos Aires-Madrid. Tanto es así, que en el aeropuerto de Barajas ni se inmutaron por los 60 kilos; realizaron un procedimiento de rutina como los que habitualmente hacen y a lo ocurrido la prensa española no le dedicó en su momento un solo renglón. En Barajas se secuestran miles de kilos de cocaína por año, un dato significativo si se tiene en cuenta que gran parte de la droga entra en verdad por vía marítima y terrestre.
Seguramente los funcionarios de la Aduana dirán que siempre tuvieron poco personal y nada de tecnología para los vuelos de salida. Como anticipó Página/12, esa situación ya había sido abordada el año pasado cuando los jueces en lo penal económico se reunieron con Etchegaray y le plantearon las graves deficiencias del sistema. Sin embargo, lo cierto es que Drogas Peligrosas está para eso: para controlar la droga que sale y entra de Ezeiza y el caso SW tiene el elemento adicional de que en todo el año sólo se verificó el equipaje de un vuelo. Hasta ahora, la Aduana aparecía muy lejanamente relacionada con el caso, pero la indagatoria pone a esos jefes en la mira.
La implicancia de la PAN es mucho mayor, por cuanto sí o sí debe vigilar todo lo que sube a los aviones. Ya se ha dicho que de la misma manera que subieron 60 kilos de cocaína, se podrían haber cargado 60 kilos de explosivo, lo que indica que había un auténtico colador en el aeropuerto. A esto debe agregarse que uno de los hombres imputados, Walter Beltrame, es el hijo del ahora ex jefe de la Fuerza Aérea en Ezeiza, que la PAN dependía de la FA, que Beltrame hijo estuvo 50 días prófugo y que aún con ese elemento sobre la mesa, la FA ni siquiera desplazó a Beltrame padre del cargo.
El delito que se imputaría a los dos aduaneros –omisión que facilita el contrabando– no implica complicidad con los narcos, sino ineficiencia que juega a favor de la maniobra, sin intención dolosa. La pena es de multa, pero el punto clave es la significación política de que no sólo a la PAN se le adjudica responsabilidad sino también a la Aduana.

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